Las Ciencias Sociales. Omar Alejandro Bravo
La pandemia del coronavirus, nos lleva a nuevas prácticas y expresiones de y desde nuestros cuerpos por lo que adquieren relevancia preguntas del orden ¿qué es el cuerpo? ¿Qué es la corporeidad? ¿Permite el confinamiento en casa que pensemos sobre nosotros mismos? Entonces ¿potenciamos la reflexividad? Con ello ¿ampliamos nuestra subjetividad? O, por el contrario ¿somos aún más, sujetos sujetados? Estos interrogantes, desde otras claves de interpretación pueden encontrar ciertos asideros para ser pensados desde el trabajo que nos comparte Omar Alejandro Bravo: Los múltiples atravesamientos de la intervención y la Investigación con familiares de víctimas de desaparición Forzada en el conflicto armado colombiano. Aunque él nos advierte “los nuevos paradigmas redimensionan el lugar del sujeto del conocimiento, reconociendo el papel que la propia subjetividad del investigador tiene en su relación con el objeto de análisis. De esta forma, en el contexto de la investigación, la intervención del sujeto modifica al objeto analizado”.
Y, Si no podemos transitar, circular, interactuar físicamente ¿existe lo comunitario? ¿Cómo se expresa? ¿Cómo protestar si la plaza pública ya no es un lugar habitable? Estas preguntas que se yerguen como un desafío al pensamiento, pueden tener un asidero de referencia para su desarrollo en el texto que de manera colectiva escriben Raquel Souza Lobo Guzzo, Adinete Sousa da Costa Mezzalira, Ana Paula Gomes Moreira, Izabella Mendes Sant’Ana, bajo el título, Escuela y comunidad: desafíos y cuestiones para la psicología; y se complementa con lo propuesto como Reflexiones sobre el legado y papel histórico de La psicología social comunitaria en México, por parte de Manuel Martínez Camarillo.
‘Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades’, así se titula un texto escrito por Martha Nussbaum en 2010, en él plantea la importancia de las humanidades para el desarrollo de la sociedad. Pero tal lugar -extensible a las ciencias sociales- será viable, se podrá entender, siempre y cuando se vea como el capital (con su lógica inherente) no es el único elemento que ayuda en la emergencia de lo humano. De allí que textos como el que nos propone Bóia Efraime Júnior, Desafíos actuales de la paz y la guerra en Mozambique: notas de una lectura psicoanalítica nos ayuda a volver la mirada hacia las teorías que desde las humanidades y las ciencias sociales critican estas lógicas neoliberales que deshumanizan.
Los capítulo Writing narratives with mexican bilingual students: participatory action research explorations, de autoría de Johanna Esquivel, y Academics and politics: inercectionnalyty and systemic violence, de Ian Parkes, son un buen referente para apreciar cómo desde la teoría y reflexionando contextos específicos, se puede aportar a la respuesta de las siguientes preguntas que nos genera el actual contexto de confinamiento:¿Cómo construir las normas para que sean asumidas? ¿Cómo hacer que los ciudadanos cambien sus hábitos para enfrentar una pandemia? ¿Cómo reconocer que debe primar el interés general sobre el particular? ¿Cómo convivir en el ámbito del hogar, que se supone era el espacio de lo privado? ¿Cómo se expresa la solidaridad en situaciones límite como las derivadas de las condiciones de vida -desconocidas hasta el momento- que nos ha correspondido vivir durante el primer trimestre del 2020?
Como se reconoce, estas respuestas no las tienen las ciencias naturales o fácticas, quienes tienen sus propios campos de indagación y actuación tales como: saber dónde se originó la epidemia que se transformó en pandemia, qué virus causa el coronavirus, cuál es su secuencia genética, cómo se propaga, cómo se puede evitar, y fundamental ¿cuál es la vacuna que puede frenarla?
Las respuestas a las preguntas que hasta aquí se han formulado corresponden a las ciencias sociales y de ellas se da cuenta en el presente libro, que de manera acertada se titula Las ciencias sociales: al otro lado del discurso neoliberal. En él, se asume de manera clara y directa que aquellas son ciencias y recogen una tradición que ya desde el informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales (Wallerstein, 1996) las caracterizan, a saber: su desprendimiento de la filosofía en el siglo XVII; su recorrido para posicionarse en el concierto del conocimiento académico; su centralidad en el conocimiento; la referencia que ellas hacen al mundo empírico, que puede ser indagado mediante el uso del método científico, sin que este se reduzca al experimento de laboratorio. Ideas para tener un contexto de argumentación en este sentido se pueden encontrar en el capítulo que se presenta texto bajo el título Meditaciones teóricas y metodológicas para el estudio de los procesos histórico-culturales del profesor Antonio Padilla Arroyo.
Todo lo anterior se puede enmarcar para efectos reflexivos y de producción de un nuevo conocimiento que esté “al otro lado del neoliberalismo” en el planteamiento que en su texto presenta el profesor Omar Bravo quien dice “desde el momento en que la realidad se recorta, a partir de la pregunta que el investigador hace de ella, existe una dimensión subjetiva presente. Esa dimensión subjetiva responde a una construcción que también obedece, en buena medida, a cuestiones histórico-sociales que llevan al investigador a dimensionar a esa realidad a partir de un determinado posicionamiento ideológico, no siempre consciente o asumido” He aquí mi postura.
REFERENCIAS
Caracol Radio (2020). Estos son los países y territorios afectados por el Coronavirus. https://caracol.com.co/radio/2020/02/13/internacional/1581619078_125272.html
Reed, J. (1919/2008). Diez días que estremecieron al mundo. https://cronicon.net/paginas/Documentos/paq2/No.22.pdf
Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro, por qué la democracia necesita de las humanidades. Buenos Aires, Katz.
Wallerstein, I. (1996). Abrir las ciencias sociales. Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales. México, siglo XXI.
AL OTRO LADO DEL DISCURSO NEOLIBERAL: ACTOS DE RESISTENCIA EN EL MUNDO Luis Huerta - Charles, (EEUU-MÉXICO)
SOBRE EL NEOLIBERALISMO
Las democracias modernas han existido el tiempo suficiente para que los capitalistas neoliberales aprendan cómo transformarlas. Ellos han dominado las técnicas de infiltrar los instrumentos de la democracia –el sistema judicial “independiente”, la prensa “libre”, el parlamento– y amoldarlos a sus propósitos.
Arundhati Roy, 2004 (Traducción personal del autor)
El epígrafe de Arundhati Roy es muy ilustrativo del proceso por el cual el neoliberalismo globalizado ha controlado nuestro mundo, a grado tal que nos ha cambiado la vida y los significados que le asignamos a la misma. Este cambio empezó a fraguarse abiertamente desde la década de 1980, cuando Ronald Reagan, ex-presidente de los Estados Unidos, y Margaret Tatcher, ex-primer ministra del Reino Unido, iniciaron una política económica que llevó al capitalismo a una dimensión inhumana y salvaje (Chomsky, 1999; Mészáros, 1995). El neoliberalismo es el paradigma económico dominante en nuestro tiempo, y ha desarrollado políticas y procesos muy específicos que le permite a cierto grupo de intereses privados controlar la vida social para maximizar sus ganancias personales. Es muy claro que cuando el neoliberalismo abrió sus puertas, el libre mercado empezó a controlar todos los procesos del mundo para que un grupo reducido de capitalistas pudiera seguir aumentando sus ganancias indiscriminadamente; motivo por el cual Chomsky (1999) afirma que en este sistema de libre mercado las ganancias son más importantes que las personas.
El neoliberalismo establece coaliciones entre grupos de interés que forman una alianza hegemónica (Apple, 1998), para lograr que sus objetivos prevalezcan y nada perturbe sus intenciones de obtener más ganancias. Estas alianzas y coaliciones se constituyen de grupos neoconservadores, dueños de los medios de comunicación, políticos que se adaptan a los deseos del capital y les crean los espacios y regulaciones para que sigan lucrando siempre que les