Anorexia, bulimia y obesidad. Patricia Cordella

Anorexia, bulimia y obesidad - Patricia Cordella


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nuevas capacidades para ejercerlas en el mundo. Como quedará expuesto en otros capítulos, la paciente con trastornos de alimentación es una paciente vulnerable que se enferma, es decir, intenta regularse, pero usando lo que sabe. No es capaz de crear algo más allá de esto y pasar así a otros estadios de funcionamiento. Es decir, no sabe crecer, o no puede.

      2.1. Características de la regulación obsesiva

      Veremos, entonces, que en los trastornos de alimentación la regulación obsesiva opera como:

      2.1.1. Estructura para el caos.

      2.1.2. Escisión intelectual entre querer/deber.

      2.1.3. Tensión entre lo que se es y lo que se debe ser (relación con perfeccionismo).

      2.1.4. Rodear el objeto de deseo sin alcanzar el fin.

      2.1.5. Buscar afánisis31 (relación con ascetismo).

      2.1.6. Objetividad numérica (relación con autoconfianza).

      2.1.7. Atenazamiento de la vida emocional a través de la razón (relación con intelectualización).

      2.1.8. Tensión antitética entre los polos de vida/muerte (relación con crear o ritualizar).

      2.1.9. Dominio versus sumisión.

      2.1.1. Estructura para el caos

      La regulación obsesiva tiene como finalidad crear un orden donde hay caos y, en ese sentido, aparece como deseable tener la posibilidad de utilizarla cuando las ansiedades de dispersión o las crisis de derrumbe desorganizan la red relacional jerárquica con coherencia interna32 que le da sentido (destino) a la acción. Para la paciente, engordar es percibido como una amenaza a la integridad y por lo tanto como pura entropía potencial. La regulación obsesiva le permite usar el control intelectual como un potente contenedor negantrópico33. Este control sigue las reglas del lenguaje occidental desde el cual la realidad se organiza en forma polar distinguiendo lo uno de lo otro a través de contrastes de difícil conciliación. Sin embargo, esta operación de orden básico deja presa a la paciente en un punto de indecisión, justo antes de encontrar la certeza que busca, la que le daría tranquilidad; el sujeto mira ambos polos y le parece difícil decidir, por eso necesita una norma, un código que haya preestablecido el bien y el mal. La paciente encuentra su código en la silueta corporal o el peso. Se somete a la tiranía del número que la marca con un peso, porque allí hay un orden que la exime del caos. Esa es la creencia patológica.

      2.1.2. Escisión intelectual entre querer/deber

      La dificultad de esta escisión puede resultar sólo aparente puesto que la paciente convertirá el “deber” en “querer” y así pondrá al servicio de este “deber ser es pesar x kilos” todas sus posibilidades de hacer34. El querer se encuentra relacionado con los afectos, es decir, lo somático, mientras que el deber, con las reglas morales de la sociedad. La paciente haría que el deseo pase a ser necesidad. Es decir, lo deseable que puede resultar ser delgada, pasa a ser una necesidad básica para sentirse digna de ser admitida en sociedad. Así, la idealización, que opera como un impulso hacia afuera que inviste los objetos del mundo y los transforma en deseo, regresa al cuerpo y lo fetichiza. El cuerpo fetiche es tratado como un objeto (muerto) que debe cumplir con ciertas características de volumen y contornos y números más que ser el asiento de una psiquis deseante (viva). Triunfa la materia por sobre lo intangible. Tenemos entonces: por un parte, la escisión entre querer/deber, que distingue la ley que hay que cumplir para ser admitida como sujeto de derechos en el círculo social (íconos); y por otra, el cuerpo-deseante (vivo)/cuerpo fetiche (muerto) y le agregaremos a esto la dificultad para manejar el instinto del hambre, que es una excitación del tipo necesidad, es decir, una demanda que urge ser satisfecha. La paciente soluciona el tema del hambre transformándolo en una sensación deseada, es decir, al sentir hambre reconoce que está cumpliendo con el mandato de la ley autoimpuesta y es esto lo que la gratifica. No contenta con seguir el “manual de una buena anoréxica”35, ella misma dicta nuevas normas a su cotidiano36. Cumplir con el deber la llena de satisfacción y esto explicaría que muchas pacientes restrictivas son buenas alumnas o trabajadoras incansables37.

      2.1.3. Tensión entre lo que se es y lo que se debe ser (relación con perfeccionismo)

      Esta regulación se hace a través de la constante comparación entre el sujeto y el sistema de valores que sustenta la autoestima. Toda cultura genera un estereotipo de sujeto y lo idealiza erigiéndolo como ídolo. Es el deseo de identificación con este ícono el que tiende una cuerda tensa entre el ideal que cada sujeto quisiera alcanzar y lo posible de alcanzar dadas sus circunstancias contextuales y los acoplamientos a los cuales ha estado sometido. En la regulación obsesiva esta tensión es fuente de angustia. El sujeto intentará destensar esta cuerda acercándose lo más posible al ideal, aunque esto signifique sacrificio corporal (dormir menos, comer menos, gozar menos) o relacional (compartir menos con amigos, sostener un conflicto a propósito de la comida). En esta organización no se contempla aflojar la cuerda abandonando el ideal; por el contrario, el individuo será calificado por quienes lo miran como perfecto, ya que no sólo tenderá al ideal, sino que aprenderá a crear efectos de perfección para que otros lo aprueben38. Cuando el sujeto se aleja de “lo que debe ser” experimenta una sensación muy desagradable (como un castigo emocional) que lo hace huir de las posibilidades de abandonar esta tensión. Visto desde el psicoanálisis, diríamos que el ideal del yo y el superyó mantienen una relación de colaboración destinada a acercar al sujeto-real con el sujeto-ideal. Para esto se producen cambios en el sujeto de la necesidad (real) que posibilitan llegar al sujeto ideal. La tensión entre materia e idea parece reeditarse idealizando las ideas como la vía que nos conduciría hacia una libertad de la carne39.

      Acercarse al ideal reporta sensación de autosuficiencia y esta apoya la autonomía. Sin embargo, en los trastornos de alimentación esto es llevado al máximo, dejando que la cercanía con el ideal planteado suplante el equilibrio saludable entre lo que es y lo que debe ser. La paciente se entrega al sacrificio con tal de corresponder a este ideal que, habiéndolo corporizado, corresponde a un actante transgeneracional40.

      2.1.4. Rodear el objeto de deseo sin alcanzar el fin

      La comida es colocada en el lugar del deseo y simultáneamente en el de la prohibición. Así hay un continuo rodear la comida sin tomarla. Este rodeo crearía un círculo de vacío, sumándose al malestar. La regulación obsesiva opera inhibiendo el acto de comer, es decir, bloqueando el impulso a la ingesta y dejando hipertrofiados los pensamientos y las fantasías relacionadas con comer. No es sólo la necesidad (el hambre), sino el deseo de comer los que movilizan hacia el objeto (el alimento)41. Se trata de una forma de inhibición parcial que mantiene el deseo y con esto satisface la necesidad, pero a medias.

      Otra forma de rodear la ingesta es desleír42 los alimentos sembrándoles dudas acerca de la cantidad, el peso, la limpieza, la preparación, o las calorías. De este modo, los alimentos se pueden objetar, hacer persecutorios y así disminuir la ingesta de estos. Es tanta la angustia que se genera en torno a la pregunta ¿puedo comer esto? que se requiere la asistencia de otro confiable, ya sea por su profesión (nutrióloga) o por su amor (la madre) que tome la decisión por ella y le resuelva el dilema.

      Pareciera que el goce se obtiene de este círculo del deseo que termina en lograr no desear aquello que se desea: no comer, no pesar, no decir, no existir, al fin, acercarían la organización a un espacio estático más cercano al polo de la muerte que de la vida. Las acciones que están en el perímetro del comer comienzan en lo somático en torno a la boca para desplazarse luego al ano y finalmente a la zona genital43. En el comer se ponen en acción los verbos chupar, incorporar, contener, succionar, directamente relacionados con la boca, y el triturar, desgarrar, moler, fragmentar, destruir, transformar, romper/ligar, derivados de los dientes. Es decir, acciones orales destructivas y constructivas que tienen la finalidad de incorporar nutrientes para obtener desarrollo y supervivencia.

      Los verbos derivados de las funciones complementarias o polares de contener/dejar ir, propios del movimiento rectoanal44, o los más agresivos como retener/expulsar o fusionar/separar, incluir/excluir, sumar/apartar, integrar/eliminar, podrán ser utilizados en los trastornos de alimentación bajo las formas de: retener alimentos


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