Las cadenas fisiológicas (Vol. VII). Michèle Busquet-Vanderheyden

Las cadenas fisiológicas (Vol. VII) - Michèle Busquet-Vanderheyden


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de:

      • contigüidad contenido-continente entre el sistema visceral y el sistema musculoesquelético,

      • continuidad de la cadena visceral entre las cavidades pélvica, abdominal, torácica, garganta y boca.

      Al igual que para la esfera abdominopélvica, la relación anatómica existente entre el continente y el contenido a nivel del tórax depende del tejido conjuntivo. Este tejido es denominado pleura y pericardio. Y tiene las mismas propiedades que el peritoneo, siendo como él una membrana serosa.

      La pleura y el pericardio establecen una continuidad tisular entre los órganos torácicos y su cavidad musculoesquelética.

      Esta continuidad tisular se admite de forma empírica cuando se diagnostica tradicionalmente:

      • un tórax enfisematoso,

      • un tórax asmático.

      El asma y el enfisema presentan la particularidad de ser patologías crónicas, es decir, que se sufren de forma duradera y gobiernan la relación contenidocontinente sin presentarse como las causas directas de sus posibles disfunciones. Todos los profesionales han observado cómo un paciente acude a la consulta por dorsalgia, cervicalgia, dolor de hombro, dolor esternal o intercostal, etc., después de haber sufrido problemas pulmonares o cardíacos. En este momento, y aunque el paciente no recuerde ningún tipo de traumatismo directamente asociado al dolor que padece, es frecuente que haya sufrido anteriormente una disfunción respiratoria o cardíaca (bronquitis, bronconeumonía, pleuresía, infarto, valvulopatía...). Aunque se haya tratado médicamente el agente patógeno, la organización de las cadenas musculares se ha transformado para adaptar la relación contenido-continente siguiendo un criterio de comodidad. Las tensiones internas «inscritas» a nivel del tejido conectivo van a expresarse en el tejido musculoesquelético gracias a las relaciones de enlace anatómicas existentes entre las diferentes estructuras circundantes, fenómeno que provocará en coherencia una modificación estática. Estas adaptaciones posturales se llevan a cabo mediante modulaciones de la programación de las cadenas. Observemos que estas adoptan un funcionamiento estático. Ya no se respeta la fisiología de forma integral. Se observa la instalación metódica de dolor crónico, de disfunciones, de deformaciones programadas en el tiempo. El tratamiento local que solamente considere los síntomas y no llegue hasta las verdaderas causas no aportará una solución satisfactoria.

       Figura 3. Continuidad de la cadena visceral en las cavidades pélvica, abdominal y torácica, la garganta y la boca.

      El terapeuta se verá de nuevo confrontado a una situación de impotencia, y el paciente, a su dolor. La práctica del método de las cadenas deriva de la lectura anatómica y fisiológica del cuerpo y de la consideración de su programa de funcionamiento.

      La finalidad de esta obra es proporcionarle una ampliación de la exploración que realiza a sus pacientes, de su análisis y de su práctica.

      Anatomía descriptiva del tórax, la garganta y la boca

      I. Cavidad torácica

       Figura 4. La cavidad torácica.

      La cavidad torácica está delimitada:

      • por delante, por el esternón,

      • por detrás, por la columna dorsal,

      • lateralmente, por la parrilla costal.

      En sus dos extremos está formada por dos aperturas:

      La extremidad superior = orificio superior del tórax, que está constituida:

      • por delante, por el manubrio esternal,

      • a cada lado, por la primera costilla,

      • por detrás, por el borde superior de D1.

      Sobre este orificio se fija el diafragma superior.

      La extremidad inferior = orificio inferior del tórax, que está constituida:

      • por delante, por el apéndice xifoides,

      • a cada lado, por el reborde condrocostal de los cartílagos costales de las costillas 7ª, 8ª, 9ª y 10ª y las dos costillas flotantes,

      • por detrás, por el cuerpo de D12.

      Sobre este orificio se fija el diafragma.

      En el seno de la cavidad torácica podemos observar:

      • una cavidad central: el mediastino,

      • dos cavidades laterales: las cavidades pleuropulmonares izquierda y derecha.

      Cada cavidad está ocupada por órganos que detallaremos más adelante.

       Figura 5. La cavidad torácica (según Gray).

      II. Paredes musculoaponeuróticas de la cavidad torácica

      Al igual que la exploración de la cavidad abdominal, nuestro estudio anatómico será detallado y progresivo, de forma que nos permitirá poner de manifiesto la continuidad entre la cadena visceral y las cadenas musculoesqueléticas. En un primer tiempo observaremos la pared torácica y la fascia endotorácica que recubre su cara interna.

      Cuando hayamos llevado a cabo el estudio del contenido, iniciaremos un análisis de los músculos extratorácicos y de sus relaciones con el contenido.

      Las paredes torácicas están constituidas por:

      • La pared inferior, diafragmática, que corresponde a la cara superior del diafragma.

      • La pared posterior, vertebral, formada por la columna dorsal y sus canales costovertebrales.

      • La pared anterior, esternal, formada por el esternón y los cartílagos costales.

      • Las paredes laterales, formadas por las costillas y sus espacios intercostales.

      Son tres:

      • los músculos intercostales externos (o intercostales externi),

      • los músculos intercostales medios (o intercostales interni),

      • los músculos intercostales internos (o intercostales intimi).

      Se extienden desde la articulación costotransversa (parte proximal de la costilla) hasta la articulación condroesternal (parte distal de la costilla).

      Van desde el labio externo del borde inferior de la costilla superior hasta el borde superior de la costilla inferior. Están orientados oblicuamente y hacia abajo, hacia la parte distal de la costilla.

      Estos músculos son atravesados desde el interior hacia el exterior por el ramo perforante del nervio intercostal.

       Figura 6. Músculos intercostales.

      Están situados en el espacio comprendido entre la línea axilar media y el borde lateral del esternón.

      Sus fibras están orientadas


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