Vademécum de protocolo y ceremonial deportivo. Jorge J. Fernández Vázquez

Vademécum de protocolo y ceremonial deportivo - Jorge J. Fernández Vázquez


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CONCLUSIÓN

       EPÍLOGO

       ANEXOS

       Anexo I. Agenda imprescindible

       Anexo II. Real Decreto 2099/1983

       Anexo III. Tratamientos oficiales

       Anexo IV. Precedencias

       Anexo V. Protocolo de la Carta Olímpica

       BIBLIOGRAFÍA

       AGRADECIMIENTOS

       AUTOR

       PRESENTACIÓN

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      Juan Ángel Gato Gómez Jefe de Protocolo Consejo Superior de Deportes

      T engo la suerte de ser amigo y compañero del autor en la profesión docente de la Actividad Física y del Deporte, y de conocerle desde su etapa de alumno del INEF de Madrid.

      Conozco su formación en España y sé de su formación y capacitación en las Universidades de EEUU y de su posterior preocupación por el conocimiento del protocolo en el ámbito del deporte.

      Jorge ha escrito este manual, del que ha querido eliminar todo texto que no sea el específico, para consultar en situaciones de duda, para que pueda ser de utilidad a cuantos se inician en este arte del protocolo deportivo y a cuantos en los más apartados lugares de España, o en otros lugares tengan la responsabilidad de organizar actos de carácter deportivo.

      El protocolo es un componente del mundo civilizado que sirve para graduar y matizar adecuadamente las relaciones de los individuos y que tiene una trascendencia importante en la susceptibilidad de las personas y el buen orden de las cosas.

      Con sensibilidad y afán de ayudar, creo que con estas páginas el autor ha conseguido llenar un importante vacío bibliográfico en esta materia y facilitar la tarea a los no iniciados en el protocolo deportivo.

      La obra es sencilla y útil, y por ello les animamos a entrar en su lectura y consulta, ya que, en su deseo de hacer una obra práctica, el autor ha logrado la utopía de aunar el interés de esta obra tanto para los conocedores como para los neófitos en esta materia.

       PRÓLOGO

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      Carlos Fuente Lafuente Presidente de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo y Presidente de la Escuela Internacional de Protocolo

      H ace apenas diez años aún se decía en determinados ámbitos profesionales que el protocolo como tal sólo existía en el mundo oficial, en el entorno de las autoridades e instituciones, y en el mundo diplomático. Y para el resto de los sectores se hablaba de comunicaciones, organización y saber estar. Esta opinión errada, de la que ya algunos advertimos en el primer Congreso Internacional de Protocolo celebrado en Oviedo, ha pasado a la historia, porque el protocolo está presente en todos los sectores y órdenes de la sociedad.

      Quizás el error procedía de esa falta de distinción clara entre lo que es protocolo y ceremonial, e incluso etiqueta, que asocia más el protocolo al conjunto normativo del Estado para las precedencias de sus autoridades y el ceremonial al conjunto de actos. Desde esa óptica podría entenderse fácilmente que sólo lo oficial podía normativizarse, pero lo cierto es que el protocolo como conjunto de normas que regulan las precedencias y ordenamientos se ha extendido a todos los sectores. Hay precedencias en el mundo oficial, y obviamente en el empresarial –a través de auténticos manuales y reglamentos internos–, en las universidades, en la cultura, en las confesiones religiosas y, cómo no, en el deporte.

      La principal institución universal del deporte, el Comité Olímpico Internacional, dedica nada menos que un buen puñado de artículos de su Carta Olímpica al Protocolo y dispone de un buen compendio de normativas propias que hacen referencias a esta cuestión. Es una dinámica que se va extendiendo a otras instituciones del deporte, como federaciones internacionales y nacionales, y clubes de todos los países.

      Existe hoy una conciencia clara de la necesidad del protocolo en las organizaciones deportivas, dada la trascendencia de éstas en la vida social a través de los medios de comunicación, las grandes complejidades que las rodean y las positivas aportaciones que un buen protocolo puede aportar al éxito final de cualquier actividad asociada a esta disciplina. Tanto es así que hoy no puede concebirse una buena organización deportiva sin contar en su organigrama con un adecuado Departamento de Protocolo y Ceremonial. Se trata de un fenómeno reciente, pero que no ha hecho más que dar formato profesional a unos campos que hasta ahora se atendían por cualquier seudoexperto más vinculado a la propia competición en sí que a los aspectos estrictamente ceremoniosos y protocolarios. El resultado era el más increíble descuido de algunos de los aspectos que probablemente más trascendencia tengan. Pero este nuevo frente exige reflexiones y nuevas formas, métodos y técnicas, porque sería un error tratar de trasladar al deporte los mismos usos oficiales, pues éste precisa de su propia especialización.

      De ahí que saludemos con simpatía cualquier publicación que trate de profundizar en el protocolo y ceremonial deportivo, visto como una pieza más del engranaje de la organización, ya que, al fin y al cabo, el camino que sigue hoy el protocolo avanza por la senda de ver a éste como el conjunto de técnicas que hacen posible la organización integral de cualquier evento, ya que en casi todas las decisiones hay aspectos esenciales de protocolo que deben contemplarse. Necesitamos estudios competentes en la cuestión, que abran la vía de una nueva especialidad en protocolo como es el deportivo, para el que ya en España comienza a haber un importante núcleo de profesionales.

      Nuestra enhorabuena a Jorge J. Fernández y Vázquez por esa iniciativa, primera de la que tenemos constancia en el campo del protocolo deportivo y que deseamos no sea la última, sino el precedente de una amplia bibliografía que legue al porvenir amplios tratados de conocimientos y prácticas, útiles para cualquier profesional de la organización que tenga que someterse al complejo mundo del protocolo deportivo.

       INTRODUCCIÓN

      Las reglas y costumbres protocolarias sirven para normalizar las relaciones entre instituciones y gobiernos, y también entre todas las personas. Tienen como objetivo principal fomentar el civismo en el trato entre seres humanos.

      Según los archivos, el primer manual de etiqueta data aproximadamente de 2.000 años antes que la propia Biblia. Su autor fue un ministro del faraón egipcio Isesi, llamado Ptahotep, que daba consejos como el siguiente:

       Procura que tu pensamiento sea profundo y tu lengua parca en el hablar. Guarda silencio porque es un don del que han de venirte muchos bienes.

      Fueron los egipcios en el año 3000 a. C. los que desarrollaron el primer protocolo y ceremonial de Estado, e introdujeron no sólo los símbolos del poder, sino también la propia estructura jerárquica y la normativa que regulaba las relaciones entre los sujetos que integraban su sociedad.

       El primer protocolo deportivo fue


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