Judo. José M. García García
href="#ulink_e4ddab88-6adc-5b1e-a3e7-bcd2dfc8d27c">Aclaraciones sobre la clasificación
Las ideas que presentamos en este libro no son nuestras. Las tomamos prestadas de Piaget, Seyboldd, Berstein, Blázquez, Navarro; se las robamos a Linaza, Maldonado, Méndez & Méndez y Del Valle. Y si no os gustan sus ideas, ¿las de quién hubierais preferido utilizar?
La decisión de hacer este libro surge por la necesidad de establecer un puente de unión entre el deporte del judo y la innovación educativa que supone utilizar el juego con un objetivo concreto en aras a conseguir un fin deseado.
La innovación educativa en judo es un hecho positivo en sí. Proviene en esencia del conocimiento del carácter cambiante de la enseñanza de dicho deporte y del ritmo acelerado con el que ese cambio se produce en los años en los que nos ha tocado vivir.
Los entrenadores de judo no deben limitarse a ser meros receptores o aplicadores de las innovaciones elaboradas por expertos. Más bien deben establecer las relaciones interactivas adecuadas entre las fuentes de producción del conocimiento (a través de los materiales didácticos) y los judocas.
¿POR QUÉ INTRODUCIR EL JUEGO?
Utilizar el juego en la enseñanza del judo significa ser un maestro creativo; hay que atreverse a ser diferente, desechar las ideas que la propia razón puede considerar estúpidas e ilógicas si uno está acostumbrado a enseñar con un estilo tradicional y admitir que, en contra de la opinión de la mayoría, es necesario confiar en la idea de que las rutinas convencionales, desde esta perspectiva, quedan relegadas a un segundo plano para potenciar la imaginación y la receptividad. El juego, por tanto, constituye una de las principales fórmulas para afrontar el interés de los judocas y su motivación por el aprendizaje, sin estar exento de conseguir buenos resultados.
Para facilitar la productividad y la creatividad en el grupo, el entrenador, en términos generales, puede recurrir a dos técnicas diferentes: la de “recibir ideas”, como es nuestra intención con este libro, y la de “generar ideas”. La segunda es, por supuesto, la más recomendable: incluye la construcción personal, la fantasía y la inspiración, actividades en las que se estimula la aparición espontánea de ideas durante el proceso de producción. A lo que le sigue otro proceso donde se exploran las interconexiones, se enlazan unas ideas con otras y se manifiestan sus relaciones latentes.
La formación que se pretende ofrecer con este libro de juegos requiere poner en práctica una pedagogía renovada con un carácter cambiante donde predomine el intercambio de experiencias educativas en el propio contexto deportivo.
ASPECTOS IMPLICADOS EN EL APRENDIZAJE DEL JUDO
En el aprendizaje del deporte del judo es importante destacar que los aspectos que están involucrados en dicha actividad no son puramente mecánicos –fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad–, ya que cada una de las acciones están determinadas por el pensamiento. Por lo tanto, el judoca en su ejecución deberá abstraer, combinar, comparar, encadenar, discurrir y memorizar las posturas necesarias para lograr el objetivo propuesto. Es decir, la relación que se establece es fundamentalmente razonada y se expresa a través de cada una de las acciones técnicas intencionadas, favorecidas por la utilización del juego.
En este sentido, la elección de una técnica u otra estará en función de la actividad planteada. De ahí que se aprenda a reconocer las situaciones, a percibir el momento oportuno y a tomar la decisión adecuada, recordando que las informaciones pueden provenir del mundo exterior (exteroceptivas) o del propio cuerpo (propioceptivas o interoceptivas).
Si las informaciones vienen del propio cuerpo a través de los receptores propioceptivos (información cinestésica y laberíntica), es sabido que los judocas registran los propios desplazamientos, siendo determinante la postura, el equilibrio y la coordinación del gesto técnico, en colaboración estrecha con las sensaciones. En cuanto a la información exteroceptiva, los respectivos receptores (vista, oído y tacto) se encargan de mantener un constante flujo de información referente al entorno (coordinación de las acciones con objetos, superficies, luminosidad, sonidos, etc.) y el adversario (postura, equilibrio, desplazamientos, acciones, reacciones, etc.), además de otro tipo de información que podríamos llamar “relativa”, que sería la relación de “colaboración-oposición” entre los dos combatientes que interactúan con su entorno.
Desde esta perspectiva, el deporte del judo es una tarea potencialmente rica en relación a los procesos dinámicos y en cuanto a los grados de libertad que pueden intervenir. Dichos grados giran en torno a la variación de las tareas, de las condiciones externas, de la percepción informacional, de la combinación de las habilidades adquiridas, de los esquemas espaciotemporales y de la repetición de acciones para fortalecer los esquemas de movimiento y su generalización a situaciones nuevas, además de la variación de los contextos de práctica, que se convierten en verdaderas pruebas para evaluar la coordinación neuroesqueleto-muscular siendo el aprendizaje a través de juegos el factor clave en el desarrollo de dicho proceso.
Podemos considerar que el deporte del judo es una búsqueda continua de soluciones a un problema motor planteado. Es un trabajo perceptivo-motor generado por la manipulación combinada de la tarea y el ambiente. La apreciación de la eficacia (control motor) de la persona supone poder relacionar su rendimiento con la dificultad del juego que se va a realizar. El número de actividades que las personas pueden aprender es muy abundante si las oportunidades, el material, las condiciones ambientales y la preparación de los profesionales conforman un sistema eficiente para alcanzar los objetivos, ya que existen muchos métodos posibles para descubrir la solución apropiada.
En el deporte del judo hay que ofrecer las condiciones de práctica más favorables para las personas, ya que las actividades deportivas con fuerte carga informativa pueden medirse por la exactitud de la elección de los objetivos, por la adecuación de los programas de respuestas para alcanzar dichos objetivos y por la rapidez y la precisión de ejecución. Bajo estas condiciones el practicante dará continuidad a su eficacia sea cual sea el nivel de las limitaciones fijadas por el juego que hay que realizar. La práctica es más que repetir por repetir (Berstein, 1967); es desarrollar soluciones según las formas jugadas presentadas.
Para conseguir todo ello, debemos plantearnos que el juego es una forma de aprendizaje natural; representa una práctica significativa altamente motivante, donde la persona trata de buscar soluciones; facilita el aspecto social y la coeducación; dependiendo del objetivo que se persiga puede reportar una corrección del movimiento; y el conocimiento de los resultados se realiza de forma global y se encuentra implícito en el propio juego.
Desde un modelo integrador, el juego en el judo se debe orientar al desarrollo global de la persona para posteriormente potenciar aspectos específicos; debe constituir una vía de aprendizaje cooperativo; es imprescindible que mantenga a todos los judocas en actividad y evite los jugadores espectadores; se buscará un buen equilibrio entre la actividad y el descanso; todo juego debe suponer un reto alcanzable; se evitará que en los juegos siempre destaquen los mismos; se dará más importancia al proceso que al resultado; y se intentará que siempre se practiquen los juegos con un interés elevado.
FINES QUE PERSIGUE EL JUEGO
Las formas de llevar a cabo los juegos desde el punto de vista pedagógico son: a) perseguir un fin natural que se ve favorecido cuando la persona realiza un juego por iniciativa propia (hecho en el que no vamos a profundizar en este libro); b) buscar un fin artificial que se pone de manifiesto cuando el entrenador de judo diseña juegos en función de una meta establecida (objetivo del trabajo que se presenta).
En este sentido, gracias a la utilización del juego con un fin artificial, se pueden eliminar defectos; hay mayor variedad a la hora de aprender los procedimientos; los efectos están controlados y planificados y existe mayor ecuanimidad en los resultados, lo que permite a la persona descubrir