Hacer radio hoy. Mario Portugal

Hacer radio hoy - Mario Portugal


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y Héctor estuvieron al frente de áreas sensibles y acumularon, ya que no poder, mucha experiencia en gestión. Mario Portugal lo tuvo como gerente de noticias de Radio América (que, sin paz, no descansa) y Radio del Plata (ahora reducida a su mínima expresión); Héctor Yudchak, como cofundador y director de FM Sur (102.7). Yudchak es periodista, docente, conductor de radio, escritor de ficciones. Portugal es locutor-redactor y periodista, informativista de primera, conductor de programas y de gran experiencia docente. En los años recientes, los autores supieron que en ese medio que tanto respetan también se hizo periodismo de guerra, se difundieron noticias falsas y no pocos conductores vieron lesionado su capital de credibilidad. Y peor aún: Yudchak y Portugal también fueron víctimas de las críticas situaciones económicas de las emisoras, de la precarización y de la permanente caída de proyectos. Los dos perdieron trabajos, lugares y paciencia. Pero no creatividad.

      ¿Una gran casualidad? Como dijimos, esta obra se publica poco después de cumplirse el primer centenario del acto fundacional de la radio, cuando Enrique Telémaco Susini y sus compañeros inauguraron este querido medio de comunicación. A pesar de todas las dificultades y crisis, la radio da pelea. Precisamente, ofrecemos esta obra como nuestro modesto homenaje a quienes, desde aquella transmisión original, hicieron buena radio en la Argentina y la siguen haciendo. Los famosos y los desconocidos, los de antaño y los actuales, locutores, operadores, musicalizadores, periodistas, directivos, guionistas, cronistas. Docentes, oyentes y escuchadores.

      Incluimos un capítulo dedicado a las emisoras y proyectos radiales que denominamos genéricamente como “las otras radios”. Lejos de los impactos masivos, o casi, estos emprendimientos, programas o iniciativas colectivas se desarrollan en ámbitos tales como centros educativos, instituciones neuropsiquiátricas y hasta penales (cárceles). Allí, apreciados y esforzados colegas y profesionales de distintos ámbitos realizan muy meritorias tareas en condiciones complejas, y diversos colectivos sociales se benefician de estas experiencias. En esos mundos comunicacionales, la radio agrega a sus clásicas virtudes —“informa, entretiene y acompaña”— valiosas capacidades: la radio incluye, la radio sana.

      Profesional y vocacional

      Cuando intentamos analizar el medio en su complejidad, más que hablar de la radio, consideramos oportuno hablar de las radios, es decir, distinguir, en el universo de emisoras existentes, los distintos formatos, plataformas y dimensiones. Esto nos permitirá entender mejor su funcionamiento y situación actual en el marco del ecosistema comunicacional.

      Entendiendo esta necesidad de ordenamiento o tipificación, consideramos que aparecen dos grandes grupos (no los únicos, pero sí los más numerosos) de producciones radiales que alimentan las programaciones de las emisoras argentinas: el que podemos denominar radio profesional y el que proponemos llamar radio vocacional.

      En el primer caso, se trata de producciones que tienen como objetivo el desarrollo profesional y económico de sus integrantes. Programas (o programaciones, en el caso de las emisoras que contratan profesionales para que interpreten una propuesta radial determinada y definida por la dirección artística de la empresa) realizados, en términos generales, por profesionales que, más allá de sus vocaciones originales, tienen como objetivo el desarrollo de sus oficios y la obtención de su sustento económico. Intentan “vivir de la radio”, o que, al menos, esta forme parte de sus ingresos económicos.

      En cuanto a lo que denominamos radio vocacional, nos referimos a producciones que obedecen, fundamentalmente, a la aspiración de poner en práctica un deseo por parte de sus realizadores. Una aspiración de comunicación social originado en aficiones diversas, tales como la música, la psicología, la religión, el deporte, la política, etc. Una gran parte de estos programas están producidos por personas ajenas al ámbito radial. Aunque intentan su comercialización publicitaria, en general se hacen cargo de los costos que implica esta actividad.

      En las denominadas radios comerciales encontramos habitualmente programas o programaciones que se corresponden al primer grupo, y en las radios zonales (comunitarias o privadas) son más habituales las del segundo grupo. Analizaremos luego en detalle el rol de las radios web, pero adelantamos que habitualmente la encontramos en este último sector, es decir, como receptáculo de producciones vocacionales.

      La radio profesional es el ámbito natural en el que los/as estudiantes de carreras vinculadas al medio en forma directa (locución, producción de radio, operación técnica), o de comunicación social en general, aspiran a desplegar sus conocimientos durante el desarrollo de sus estudios y, aún más, al culminarlos.

      La radio vocacional es el campo propicio para todos los que, por motivaciones diversas, quieren “hacer radio” (expresión que el muy estimado Carlos Ulanovsky sugiriera oportunamente para el título de nuestro libro). Hay músicos que aprecian hacer radio para difundir sus creaciones y otras afines a su estilo; hay personas dedicadas a las terapias alternativas que desean divulgar esta temática; hay dirigentes políticos o sociales o agrupaciones que encuentran en la radio un medio apto para difundir sus ideas; hay poetas que utilizan la radio como un medio para compartir ese arte; hay músicos, como el talentoso Alejandro Weber, que pudo unir sus dos pasiones: “Hago radio porque es lo que más me gusta hacer en la vida. Hubo noches en las que estaba con una considerable disfonía, teniendo que ir a conducir mi programa en la madrugada (precioso horario para este medio), y mi voz reaparecía milagrosamente al encenderse la luz roja de AIRE; demostración irrefutable del poder curativo de la radio, esa compañera incondicional… También creo que es un vehículo inmejorable para mi otra actividad, la música”.

      Lógicamente, hay estudiantes de carreras vinculadas con la comunicación social que utilizan la radio como primer campo de práctica profesional.

      Estos y otros colectivos sociales han alimentado las programaciones de las radios de baja potencia —y luego de las radios web— desde su explosiva aparición a mediados y principalmente a fines de la década de 1980.

      Vale aclarar que los propietarios de las radios alternativas persiguen, en muchos casos, objetivos económicos o, por lo menos, necesitan comercializar publicidades y espacios para sostener los costos de su mantención.

      Ambos mundos, profesional y vocacional, tienen características comunes y también notables diferencias.

      En el mundo profesional, la clásica modalidad de emisoras que diseñan su programación y contratan a profesionales para que la realicen se encuentra en crisis desde hace mucho tiempo, dejando paso a las producciones independientes que adquieren espacios en esas radios para poner en el aire sus programas. Por otra parte, la situación económica del país y las conductas irresponsables de algunos empresarios han deteriorado las condiciones materiales de muchas emisoras (en algunos casos hasta producir su desaparición), lo que dificulta aún más la posibilidad de incorporación profesional en esas empresas en la modalidad de relación de dependencia.

      En el mundo vocacional, en los últimos años se han agregado como oferta para la emisión de programas las radios web (nativas web, es decir que nacieron online). En términos generales, ofrecen mejores posibilidades tecnológicas, aunque aún no han logrado un caudal de oyentes apreciable (salvo excepciones). Obviamente, la radio de baja potencia (de antena) tiene una impronta local que la radio web no suele tener, pero esta cuenta con un alcance de cobertura geográfica prácticamente sin límites.

      Estos autores reconocen ambas modalidades y respetan a quienes aman la radio y se esfuerzan por realizar programas con arte y contenido, cada uno con sus posibilidades y recursos.

      Pablo Bricker, locutor y docente, reconoce: “Soy feliz cuando un pollo viene y me dice: ‘Profe, estoy haciendo un laburo en una radio de una villa’. Ahí nos replanteamos qué es el éxito. Porque nosotros nos formamos con una idea de éxito tilingo. De ‘si no estás en las grandes ligas, no existís’. Y ese pibe es feliz estando en una FM barrial con su espacio”. A eso, por ejemplo, nos referimos cuando hablamos de radio vocacional.

      ¿Hay diferencias entre comunicar desde un medio grande y una


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