Talmira. Víctor López Márquez
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TALMIRA
Tierras en Guerra
VÍCTOR LÓPEZ MÁRQUEZ
TALMIRA
Tierras en Guerra
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2016
TALMIRA
© Víctor López Márquez
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2016.
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ISBN: 978-84-16848-19-5
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VÍCTOR LÓPEZ MÁRQUEZ
TALMIRA
Tierras en Guerra
Para mis padres, Victoria y Rafael,
quienes me han inculcado la pasión por la lectura
y la escritura.
Introducción
Año 1184, en un pequeño pueblo.
En una pequeña casa de campo reinaba el silencio. Un silencio sepulcral invadía todas las habitaciones excepto una. Una habitación donde se encontraban el viejo Elior, un simple hombre con un gran pasado y Antala, su nieta. Una pequeña niña de siete años, de cabellos rubios, y ojos verdosos.
—¡Abuelo, cuéntame tu historia, por favor! —dice Antala.
—¿No la has oído ya ciento de veces? —responde Elior.
—Si, pero quiero volver a oírla.
—Está bien, si quieres… Pero que sepas que no va a ser siempre tan agradable como la cuenta tu hermano Therian, mi nietecito, además… —responde Elior.
—Ya tengo siete años, abuelo.
—Fui un gran héroe. Durante años perdurará mi nombre en la historia de las historias, Las Leyendas Místicas. Verás, tuve muchas aventuras, pero las que más destacan son las que siempre se cuentan.
—¿Y quién era tu enemigo? —pregunta dubitativamente Antala.
—¡Oh, tuve muchos! Hasnnurt, Vierzig, El Señor del Caos…
—¿Y estuviste solo ante el peligro?
—¡No, por favor! ¡Tuve tantos amigos como enemigos!
—¿La abuela te acompañó siempre en esas aventuras?
—Sí, estuve siempre con tu querida abuela, Merinda, que aún vive.
—¿Cómo era ella de joven?
—Hermosa, muy hermosa, de piel blanquecina, pelo rubio y ojos azules, como el mar…
—¡Abuelo, comienza por favor! —exclama de forma rigurosa la pequeña Antala.
—Está bien, esta es mi historia…
Capítulo 1
Así comenzó todo
Es un gran día, el veintiocho de marzo del año 1080, en Talmira, un mundo en lo que todo es posible.
Hoy nació Elior, un niño que de mayor cambiará la historia de la humanidad.
Desde hace diez años el reino de Amberes está en guerra con sus vecinos del norte, La Cruz Blanca y los Nórdicos. Es una guerra sin piedad.
La Orden de La Cruz Blanca se presenta con un temible ejército de más de 8.000 soldados de infantería, 6.000 soldados de caballería y más de 500 piezas de máquinas de asedio.
En cuanto a los hombres de Amberes, presentaron en combate a 7.500 soldados de infantería, 5.000 de caballería y más de 700 piezas de asedio.
El combate empezó. Los soldados de La Orden enemiga maniobraron de una manera bastante peculiar.
Mandaron a sus tropas más débiles al flanco izquierdo, mientras que la élite del ejército se colocó en el flanco opuesto. (Basado en la formación del primer ejército romano, reunido por el rey Rómulo.) El flanqueo era inevitable; las tropas del flanco izquierdo cayeron en un instante, mientras que el flanco derecho aguantaba la presión del ejército Amberiense. Después de que cayera el flanco izquierdo, los templarios de Amberes actuaron como un rastrillo sobre las tropas de la Cruz Blanca. Victoria para Amberes.
Pero la preocupación por La Cruz Blanca aumentó. Los hombres del enemigo habían avanzado hasta más allá de los límites de su territorio, llegando hasta el castillo de Halrum, a muy pocos kilómetros de nuestra capital, Amberes. Esta batalla era una de las más grandes de la historia.
Los templarios de La Cruz Blanca habían sido derrotados, pero es posible que volvieran pronto.
Pero vayamos al grano. Yo, Elior, así llamado por los templarios, era un pequeño niño recién nacido, rubio y con ojos azules. Poseía y poseo una extraña marca en la frente. Es un rombo azul de extraño origen.
Mis padres no dudaron en consultar los libros de leyendas que posee el sabio de la aldea.
(Cinco años más tarde)
He crecido. Me crié en la hermandad templaria de Amberes, manejando la espada y montando a caballo. Tengo ya varios amigos, como Condor, Anne y Glishac, un enviado de la corte de la Cruz Blanca para mantener la paz.
Fui educado por varios maestros templarios, todos ellos muy amigos del rey Durcall III, y de la reina Fabiola II.
Uno de ellos fue Helgen, un primo segundo del rey, quien me enseñó a montar a caballo y a usar la maza.
Era un maestro muy querido y admirado por todos los futuros templarios.
Helgen era un hombre que quería hacer de mí uno de los dirigentes más importantes de la orden. Sabía que había nacido para manejar una espada, y para luchar en combate. Desde joven era el niño más hábil de mi aldea en la esgrima. Tenía