La cuestión de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. Gustavo Enrique Barbarán

La cuestión de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur - Gustavo Enrique Barbarán


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la plataforma continental y su proyección antártica.

      2.º Las partes involucradas son la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, sin perjuicio de los intereses y el modo de vida de los isleños.

      3.º Se trata de una situación de colonialismo, tal como lo han definido varias resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas desde 1960 en adelante.

      4.º Estamos obligados a solucionar pacíficamente el conflicto por expresas disposiciones de la Carta de Naciones Unidas y de las resoluciones específicas dictadas al respecto.

      5.º El apoyo de países y foros internacionales, aunque es importante, no es suficiente para resolver el centenario conflicto iniciado con la usurpación de 1833.

      Por su parte, las Segundas Jornadas —llevadas a cabo 8 y 9 de junio de 2018—dividieron la temática en cuatro paneles, atendiendo a lo sucedido entre 2012 y 2018, razón por la cual se tuvieron en cuenta datos y cifras disponibles en esa época. El primer panel —a cargo de Carlos Biangardi Delgado y Roberto Camardelli Carrasco— apuntó a dos aspectos de la política exterior y de la diplomacia argentina durante la gestión del expresidente Mauricio Macri: «El Comunicado Conjunto de septiembre de 2016 y sus implicancias en el nuevo contexto de la política exterior argentina» y «Argentina y su derrotero en los foros internacionales». El segundo panel —con Martín A. Rodríguez y Melisa R. Languasco— apuntó a las «Incidencias del Brexit en la cuestión Malvinas» y al «Aprovechamiento de la zona económica exclusiva y de la plataforma continental». El tercer panel —Alejandro Benavidez y Gustavo L. Beguet— se refirió a la sensible cuestión de «La seguridad y defensa en el Atlántico Sur» y «El poder militar británico». Y el último, a «La problemática del Atlántico Sur en el marco geopolítico global» y la «Construcción del poder nacional», a cargo de Federico de Singlau y Gustavo E. Barbarán.

      Asimismo, debemos señalar que los ensayos se ubicaron de manera distinta al orden en que fueron expuestos en las Jornadas, por considerarse más adecuado a los efectos de esta publicación.

      Actuaron como moderadores cuatro miembros de nuestro instituto: Mag. Valeria R. Vorano; Ab. Prof. Marcelo R. López; Ab. Marcelo A. Peyret y Mag. Prof. Víctor F. Toledo, respectivamente.

      Queda claro que lo expuesto en este libro es opinión exclusiva de los respectivos autores y, por ende, no compromete ni al IDI ni a la UCASAL. A ellos nuestro agradecimiento por el esfuerzo realizado y por su compromiso con la causa de Malvinas.

      Salta, octubre de 2019

      Ab. Prof. Gustavo E. Barbarán

      Director del Instituto de Derecho Internacional

      Prologar este libro me generó un sinnúmero de emociones, las cuales invaden mi espíritu cuando se aborda el tema Malvinas. Porque la problemática de las Malvinas no solo representa el reclamo legítimo de cada uno de los argentinos sobre esas hermanas perdidas en el inconmensurable celeste mar, sino que conlleva un sentimiento de legitimidad e identidad que el paso del tiempo no logrará olvidar.

      Mucha literatura ha tratado este tema, pero la claridad con que este libro plantea dicha cuestión atrapa no solo a quienes conocemos sobre derecho y política internacional, sino a todos aquellos que deseen saber las causas del conflicto, conocer si funcionaron los tratados y compromisos que asumieron las partes, y si, actualmente, los gobiernos de turno han trazado una política internacional de Estado en resguardo de nuestros derechos soberanos.

      Seis profesionales con anclaje académico se dedicaron a investigar y estudiar la «cuestión Malvinas» con mucha precisión (lo demuestran las abundantes citas bibliográficas) y sencillez, que puede ser captada por todos los estudiosos que deseen conocer esta parte de nuestra historia nacional.

      Gustavo E. Barbarán, miembro titular de la Asociación Argentina de Derecho Internacional (AADI), docente, investigador incansable, un estudioso de estos temas, sostiene en el capítulo I, denominado «Geopolítica nacional y del Atlántico Sur», que la construcción del poder necesita de una estructura económica nacional para poder insertar al país en el nuevo orden mundial. «Los partidarios del globalismo lo son generalmente de la ortodoxia económica librecambista, en cambio, los multipolaristas preferirían la heterodoxia», dice el autor.

      Barbarán profundiza en el análisis geopolítico argentino con citas de grandes analistas como Guglialmelli y Storni. Advierte sobre el poco interés que el Estado argentino tiene por el mar, a pesar de que nuestro país tiene un amplio litoral marítimo, y resalta que existe un retroceso en este aspecto tal como lo ha demostrado la tragedia del submarino ARA San Juan (noviembre de 2017).

      Se suma a autores argentinos como Juan Archibaldo Lanús y Carlos Biangardi Delgado, quienes sostienen que el interés nacional de este siglo debe centrarse prioritariamente en la Patagonia con proyección austral a los océanos Pacífico, Atlántico y Antártico. Señala, además, que la Argentina debe buscar apoyo para consolidar nuestra proyección peninsular, incluidas las islas del Atlántico Sur y la Antártida, para así cumplir con la Cláusula Transitoria Primera de nuestra Constitución Nacional.

      Concluye diciendo que los principales desafíos geopolíticos son seguridad, defensa y desarrollo; y muestra preocupación por la situación demográfica, particularmente por el despoblamiento en la Patagonia y el envejecimiento paulatino de la población, por lo que señala que la Argentina deberá atender los asentamientos poblacionales concentrados en un tercio del territorio y lograr el equilibrio poblacional. Cita la Resolución N° 71/1 del año 2016 sobre la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes, donde se recomienda a los Estados las políticas a seguir para alcanzar el «equilibrio poblacional».

      Barbarán sostiene, como conclusión, que se necesita un gran debate nacional para diseñar nuestra geopolítica con el fin de asegurar nuestra supervivencia como nación en los decenios que siguen. Las Malvinas y la Antártida son, pues, los ejes centrales de todas sus reflexiones.

      El capítulo II, «Seguridad y Defensa en el Atlántico Sur», está a cargo del Cnel. (RE) Alejandro Benavidez, quien comienza su trabajo citando, por un lado, hitos importantes acaecidos en el mundo en este siglo multipolar y globalizado, y, por otro, la fragmentación motivada por problemas étnicos, raciales y religiosos, con un terrorismo y fundamentalismo indiscriminados.

      Plantea los nuevos problemas que asoman en el siglo XXI, algunos de carácter económico, otros tecnológicos, que derivaron en el hecho de que China se posicionara en el nuevo escenario mundial como un actor poderoso, lo que generó que el poder económico se trasladara hacia el Pacífico donde vive la mitad de la población mundial.

      Benavidez argumenta que el desarrollo hidrocarburífero tanto en el Atlántico Sur como en el continente Ártico serán lugares de nuevas disputas que determinen la explotación de esos recursos. A ello suma el problema de las migraciones como factor condicionante de este siglo.

      Dedica buena parte del capítulo a describir las implicaciones que posee el Atlántico Sur como un espacio geoestratégico de bajo nivel de conflictividad y elevada accesibilidad a diversos recursos naturales.

      Cita los distintos foros internacionales en los que la Argentina recibió apoyo a nuestra soberanía sobre las Malvinas. Sostiene que es una causa regional y global, y que la explotación de los recursos naturales, especialmente hidrocarburos, por potencias extranjeras constituye un «detrimento al derecho de soberanía de la República Argentina sobre su plataforma continental».

      Se pregunta ¿qué roles tienen las grandes potencias como el Reino Unido y los EE. UU. en el Atlántico Sur? Para el primero, si bien las Malvinas no están dentro de sus prioridades, la administración de Theresa May le asignó un interés estratégico, de fácil acceso a los recursos naturales, y una vía alternativa de comunicación en caso de un eventual cierre del canal de Suez con una proyección hacia la Antártida. En tanto para los norteamericanos, problemas como el narcotráfico, terrorismo, migraciones, etc., en el Atlántico Sur, no tendrían impacto para su seguridad por la lejanía de ese país respecto de las Malvinas.


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