Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales.. Juan de Dios Orozco López
href="#ulink_751b442c-2d18-5dae-8496-da82fe334880">4. Conferencias de prensa
6. Prensa, imagen y gestión de crisis
7. Presentaciones de productos
8. Primeras piedras, inauguraciones y visitas a obras
Capítulo 6 Técnicas de distribución de personas
1. Introducción
2. Importancia de la ordenación espacial
Capítulo 7 Particularidades del protocolo oficial
1. Introducción
2. Entendiendo el protocolo oficial
3. La normativa protocolaria del Estado
5. Protocolo en las autonomías y los ayuntamientos
6. Protocolo y diplomacia. Particularidades
Capítulo 1 Introducción al protocolo
1. Introducción
Para empezar a entender el protocolo es necesario remontarse a los momentos en que el ser humano necesitó organizar sus relaciones con otros de su misma especie para evitar conflictos. Siendo gregarios y debiendo distribuir espacios y recursos, en algún momento se debieron comenzar a establecer las normas que permitieran a algunos ocupar los lugares más seguros o hacerse con la comida más nutritiva, mientras que obligaban a otros a instalarse en espacios menos cómodos o a consumir lo que aquellos despreciaban.
Es evidente que esas normas siempre debieron ser exigidas por los que más fuertes eran y los que más capacidades tenían, imponiendo sus gustos o criterios para salir siempre beneficiados. Imagino, también, cómo con el paso del tiempo, asegurada la posición de los más altos jerarcas, estos decidieron establecer normas que evitaran conflictos sociales entre los que ya estaban debidamente controlados. La historia ha demostrado que siempre fueron los poderosos los que, sin contar con los que no lo eran, establecieron leyes que les permitieran destacar y conservar la ventaja adquirida.
De la situación en la que la Ley del Talión “Ojo por ojo, diente por diente” era la única forma de limitar las acciones humanas que rompían la convivencia, hemos pasado a establecer escalas de valores que premian los logros y las aportaciones sociales y a destacar a quien la mayoría quiere distinguir. Ahora premiamos el logro que es valorado por la mayoría y no por una minoría poderosa. Así ha nacido el protocolo, que es norma de convivencia y que ayuda al éxito de las relaciones humanas.
En este capítulo haremos un recorrido histórico en el que analizaremos cómo aparecieron las primeras normas sociales, la evolución de las mismas hasta nuestros días y lo que finalmente ha perdurado porque es válido en la actualidad. El fondo, las formas y las normas han evolucionado y pasado de ser impuestas por unos pocos, en beneficio de minorías, hasta ser decididas por la mayoría y en beneficio de todos.
Las sociedades necesitan del protocolo, que coloca a cada cual en el lugar que le corresponde y premia las conductas valiosas, de acuerdo con una escala de valores que cada sociedad y cultura ha elaborado, según sus necesidades. Así se hace protocolo y así, creo yo, se debe explicar.
2. Los inicios del protocolo
Comenzar por el principio siempre es bueno. Sobre los antecedentes del protocolo en el mundo, y particularmente en Europa, otros han escrito antes que yo y probablemente lo han hecho con más profundidad. Una extensa introducción histórica al protocolo no es imprescindible para completar este libro, pero sí es necesaria para alcanzar su propósito.
Dado que se pueden desconocer los antecedentes del protocolo, solo se mencionará que la ordenación de las personas de acuerdo con su importancia relativa y los buenos modos de actuar –que provocan la comodidad de los demás y la de quien los pone en práctica– ya se tenían en cuenta hace miles de años.
El Dr. Fernández y Vázquez[1] señala que “el primer manual de etiqueta data aproximadamente de 2.000 años antes que la propia Biblia. Su autor fue Ptahotep”. En lo que se refiere a ceremonial de Estado, el mismo autor cita a los egipcios como los primeros que desarrollaron normas sobre el protocolo de Estado 3.000 años a. C.
No hay más remedio que citar a Hammurabi, sexto rey de Babilonia (1792-1750 a. C.), que creó un gran imperio y estableció uno de los primeros códigos de leyes de la historia, conocido como Código de Hammurabi[2]. Este código fue encontrado a principios del s. XX y está escrito sobre una piedra de más de dos metros de altura cuyas réplicas debieron colocarse estratégicamente en diferentes lugares de las ciudades de manera que cualquier ciudadano de la época pudiese conocer cuáles eran las normas de actuación y las consecuencias que podría acarrearle no ponerlas en práctica.
La razón para que Hammurabi escribiese o mandase escribir este código debió ser, más que la satisfacción de los dioses y la determinación de normas protocolarias, la implementación de mandatos para la convivencia y el “bienestar de la gente”. El hecho de que esté tallado sobre piedra da al mismo un carácter y una intención inmutable y perdurable.
Aun cuando las introducciones de muchos libros de protocolo hacen mención a este código, afirmando que es el primer tratado en el que se determinan normas relacionadas con ceremonial y etiqueta, yo no he encontrado en el mismo más que menciones a un sistema de castas que algunos –equivocadamente creo yo– pretenden identificar con el establecimiento de las primeras precedencias escritas. Lo cierto es que en este código de 282 leyes[3], la inmensa mayoría de estas hace referencia a conductas punibles y al modo en que se castigan. Lo he leído incluso en inglés[4] intentando descifrar la razón en la que se basan algunas