Un mundo sin rostro. Liliana Silvia Ebner

Un mundo sin rostro - Liliana Silvia Ebner


Скачать книгу
fundirse el uno en el otro para no volver a separarse.

      En la calle, ya había amanecido, y grandes copos de nieve danzaban ante sus ojos. Tomados fuertemente de la mano llegaron a esa esquina, donde siempre se despedían para partir a sus trabajos.

      Se besaron con pasión, se mordieron los labios, se abrazaron. Desde el umbral del colectivo, él le tiró un beso y le gritó: “¡Te quiero!”.

      Ella se lo devolvió soplando la punta de sus dedos.

      “Próximo encuentro en 15 días”, pensaba sonriendo mientras se encaminaba a la oficina.

      Su sonrisa la delataba y era la envidia de sus colegas.

      A media mañana la radio emitió un anuncio donde se debía cumplir una cuarentena, dos semanas de aislamiento.

      Con el paso de los días, fueron otras dos y dos más.

      Julián y Sonia llevan seis meses sin verse, más de ciento ochenta días sin caricias ni besos. Seis meses donde el tiempo se ha detenido y simplemente los recuerdos de días pasados estimulan el ánimo.

      Solo una ventana la conecta con el mundo. Un mundo vacío, sin sonidos. Un mundo donde los humanos se esconden tras los visillos.

      Saben que el amor es fuerte, que puede soportar los embates del tiempo, pero, cada día la tristeza es un puñal que se clava más profundamente.

      ¿Cuándo acabará esta cuarentena? Es la pregunta que se hacen y que aún... no tiene respuesta.

      2

       SINDEMIA

      Hace apenas unos meses, el término “pandemia” solo lo leíamos en algunos informes, en algunos libros de historia.

      Nadie imaginaba que llegaría, que viviríamos esta situación, que nos tocaría replantearnos, de un día para otro, la vida.

      Llegó como una ráfaga huracanada, se introdujo en cada rincón, atravesó el aire, surcó los mares, corrió por las carreteras y a todos lados llegó.

      Y comenzó la pandemia, comenzó la zozobra, comenzó el pensar qué acontecerá mañana.

      Pero en algunos países, la situación se torna más grave. Hay países que tienen instalada una enfermedad hace muchos años: DENGUE. Esta enfermedad endémica se lleva muchas vidas por año. Sumemos ahora el sarampión, que ha irrumpido nuevamente.

      Y cuando el invierno llegue y los fríos calen hasta los huesos a los que no tienen para abrigarse, a los que no tienen para comer o también a cualquiera no tan vulnerable, llegará la influenza que matará miles.

      Entonces, aquí, ya no hablamos de pandemia, aquí, entre nosotros, se ha instalado una sindemia.

      Ambos términos son sinónimos, muchas veces de muerte; pero además de destruir nuestro cuerpo, destruyen socioeconómicamente a todos.

      La mente, nuestra mente, no está preparada para procesar este desastre inimaginable.

      ¿Saldremos indemnes de esta situación? Seguramente no todos, muchas secuelas quedarán, algunas difíciles de sobrellevar.

      3

       EXTRAÑAR

      Un sonido me sobresalta. Estamos ya tan acostumbrados al atroz silencio de las calles, de los edificios, de las propias casas, que hasta el volar de una mosca nos inquieta.

      ¿Cuánto tiempo hace que estoy allí sentada? No lo sé. Vivo sin percepción de tiempo y espacio.

      Mis manos mustias sobre el regazo y decenas de fotos a mi alrededor. Mis mejillas húmedas de haber llorado y mis ojos turbios con lágrimas que no dejan de caer.

      Allí están ellos, mis hijos, mis nietos, tan cerca y tan lejos.

      ¡Cuánta falta me hacen los abrazos y los besos pegajosos de los más pequeños!

      ¡Cuánto extraño ese jugar con los trenes y contar cuentos!

      Un año perdido en la vida de muchos, de todos, del mundo. Un año de miedos, de sinsabores, de incertidumbres.

      Los niños se ven más grandes en los videos, los padres parece que han envejecido algo en este tiempo. Están cansados, demacrados, inseguros.

      Y los abuelos, con los brazos caídos, los chocolates escondidos y todo el amor desbordando en lágrimas de tristeza por no poder abrazarlos.

      COVID-19 se llevará un año de nuestra vida, un año donde nada ni nadie reparará la falta del afecto, del disfrutar de risas, de charlas, de paseos, de pequeñas manitas sujetadas a las nuestras, de preguntas que solo contestamos los abuelos.

      

       C:\Users\Liliana E\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\IMG-20200805-WA0041.jpg

      4

       UN MUNDO SIN TIEMPO

      Asomada al balcón veo la irrealidad de una vida real.

      Sí, es paradójico, pero es así.

      Parece que todo es una fotografía, donde no existe ningún movimiento, donde los sonidos se han desvanecido.

      La imagen es atemporal, no sé si es la mañana o la tarde, no sé si el reloj está detenido o si sus manecillas giran en sentido contrario.

      Es una postal, donde el otoño ha pintado las hojas de amarillo y tapizado las aceras de hojuelas crujientes color ocre. ¿Cuándo ingresó el otoño? Ya no lo sé.

      Extiendo los brazos, elevo el rostro al cielo para percatarme de que corre aire.

      De pronto un movimiento, alguien se aproxima y, como yo, tiene medio rostro cubierto, solo puedo divisar sus ojos, que me esquivan.

      Hasta de mirar tenemos miedo. Esta pandemia nos ha convertido en desconocidos, en temerosos.

      El cielo es más azul, las aguas más cristalinas, pero el confinamiento hace que nuestras mentes se enturbien, que surja la angustia, que nos abrace la depresión, que nos gane la nostalgia.

      ¿Seremos diferentes cuando todo esto termine? Sin duda que sí, pero no sé si mejores, porque esto, en lo que el mundo está inmerso, se llevará muchas vidas, dejará muchas familias sin pan y sin techo, acrecentará la inseguridad y nublará nuestra razón.

      

C:\Users\Liliana E\AppData\Local\Microsoft\Windows\INetCache\Content.Word\IMG-20200805-WA0041.jpg

      5

       VOLVER AL PASADO

      Hace años, llevé a mis hijos a ver una película de ciencia ficción. Espantosa para mí. No soy amante de ese género y todo me parece descabellado.

      Hoy pienso que hay autores con una visión de futuro increíble.

      El mundo, como lo conocíamos, ha dejado de existir, las calles desiertas, limpias, sin objetos que tapen alcantarillas. El cielo se ve de un azul intenso y las nubes


Скачать книгу