Conciencia akáshica. Eric Barone

Conciencia akáshica - Eric Barone


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      - Varios chakras, (torbellinos energéticos), de los cuales 7 son los más conocidos, ellos se harán responsables de nuestra vida psíquica.

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      - 72.000 nadis , (canales de energía que recorren todo el cuerpo) dicen los maestros hindúes , los médicos chinos reconocen 14 de ellos y los llaman “meridianos”; ellos son responsables de conducir las energías a cada órgano, y aseguran la estabilidad de la salud física.

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      - un canal central de energía, llamado “kundalini” sube por la columna vertebral; será la energía espiritual, sostén de la energía mental, base de la abstracción y de todas las facultades superiores del hombre. Es como una línea de alta tensión que se distribuye al cuerpo a través de los meridianos y se concentra en los chakras.

      - los 18 cuerpos, de los cuales 17 existen en un plano sutil apoyándose sobre el cuerpo físico. Como son construidos a imagen de dicho cuerpo, tienen todos: un cerebro, un sistema neural que se distribuye por filamentos, 5 sentidos totalmente diferentes que los del cuerpo físico. Todos funcionan sobre la misma

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      base, absorber-digerir-metabolizar-desarrollarsedesechar residuos. Entendemos que para estos 17 cuerpos se trata de efectuar este ciclo sobre la base de energías.

      - cuatro fetos, son como cuerpos en reserva, que según la evolución de la persona, “quemarán” cuatro cuerpos sutiles de los 18 y los reemplazarán, aportando un nivel de desempeño totalmente diferente. En realidad, nadie sobresale en la humanidad sin que uno o varios de estos fetos se haya desarrollado.

      - tercer ojo, es uno de los chakras principales, pero tiene tantas atribuciones que su rol preponderante es en lo que se llama “ser humano”. Percibe lo inmaterial , domina la actividad mental, crea lo bueno y lo malo, agrede si es trastornado o defiende si es equilibrado, es el órgano principal de relación entre los humanos. Nos ubica más allá del tiempo y del espacio. Es el que viaja en las otras dimensiones y penetra en los varios niveles de consciencia que tenemos.

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      - la glándula pineal es el director de orquesta de todo lo anterior, en ella se funden la energías cósmicas captadas por el chakra coronario, es el crisol donde se genera lo esencial de las transformaciones humanas, hacia ella llega la kundalini, alimentándola constantemente con un alto voltaje. Lo más importante es que coordina los 6 otros componentes del extraterrestre, y podríamos decir que es su sistema nervioso central.

       Ya sabemos qué constituye nuestro “extraterrestre”, pero ¿cómo se alimenta, digiere, metaboliza, se desarrolla, y finalmente cómo descarta sus desechos?

      Las energías de vida están en todas partes, en el agua que bebemos, en el aire que respiramos, en todo lo que comemos. La aspiramos también por toda la superficie del cuerpo, particularmente los chakras y el ombligo.

      Esta energía, forzosamente mezclada con “bioenergía de muerte”, se concentra en el chakra períneal (ubicado entre la parte anal y genital) donde se comporta como en un tanque de decantación.

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      En una persona sana, la “bioenergía de muerte” pasa de este tanque al tracto intestinal donde se elimina con las deposiciones. En una persona enferma o mal equilibrada, puede ir a cualquier lugar del cuerpo para empezar a envenenarlo; en efecto, no deberíamos tener nunca más de 5% de energía de muerte en ninguna parte del cuerpo.

      Muchos se preguntan ¿por qué esta energía de muerte es indispensable para la vida? Si en cada célula tuvieramos cero por ciento de esta energía y cien por ciento de bioenergía de vida, la célula humana sería eterna, se reproduciría sin fin, y en días, la humanidad cubriría la tierra de una capa de monstruos, (imaginen nuestro cuerpo en crecimiento constante y sin límite de tiempo). La bioenergía de muerte presente en cada célula se apoya sobre el reloj biológico que contiene el núcleo celular, y sencillamente y sin remordimientos “la mata” cuando su hora ha llegado.

      ¿Qué ocurre con la bioenergía de vida? En realidad le falta pasar por el sistema digestivo propio de los cuerpos sutiles, de hecho, tal como es, no puede ser asimilada por ellos, debe transformarse en kundalini. La equivalencia del estómago y tubo digestivo de los cuerpos energéticos se encuentra en el diafragma. Este músculo liso, dispuesto en forma horizontal para separar el sistema digestivo del sistema respiratorio es extraordinario. Su parte superior capta grande cantidad de energía cósmica (que entra por el cráneo), su parte inferior, de energía telúrica (que entra por la planta de los pies). Ambos desempeñan el papel de catalizador de la digestión de la bioenergía.

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      Podría ocurrir en el futuro, que la continuación de estas investigaciones sobre ambas energías, y su efecto catalizador en el diafragma terminara explicándonos los fundamentos de la astrología. Las posiciones planetarias desde la concepción hasta el nacimiento, influyen a través del cosmotelurismo sobre la metabolización de la bioenergía de vida del feto en su diafragma, y pueden estar codificando su futuro comportamiento por modulaciones particulares impuestas a la kundalini del bebé.

      Una vez digerida, la bioenergía que ya es asimilable se transfiere al coxis, donde una fábrica inmaterial la transforma en manjar de lujo, característico de la consciencia humana: la kundalini, energía inteligente por excelencia.

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      Esta sube por la médula espinal, donde tal vez encontrará trabas físicas (malformaciones), espirituales (el alfomega desequilibrado) o psicológicas (las raíces de los chakras y sus bloqueos diversos).

      En su recorrido irriga los meridianos para que alimenten al cuerpo físico, distribuye parte de su energía a los chakras para que su función emisora/receptora se vaya cumpliendo, por fin llega al cerebro al que alimenta como un supercombustible del pensamiento.

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       Aquí se hizo el nexo con la Supermente, y el hipno o autohipnotismo.

      Cuando practiqué miles de acciones hipnóticas en Paris para enseñar idiomas en un mes, deportes o artes en seis meses, conducir en 24 horas o mecanografía en 4 horas... dejé pendiente una pregunta cuya respuesta llevó 20 años de investigaciones suplementarias:

      “Ahora que está demostrado que el cerebro humano puede acelerar su rendimiento hasta cuarenta veces... ¿de dónde sacaremos cuarenta veces más combustible para alimentarlo y permitirle mantener este desempeño en todos sus aprendizajes futuros?”

      Obviamente no podíamos aumentar la cantidad de alimentos o complementos alimentarios; no podíamos dar al alumno ninguna droga química -que por otra parte no existe en este uso específico-; no podíamos pedirle que respirara cuarenta veces más rápidamente para aumentar su oxigenación cerebral; no había energía conocida de ningún tipo que pudiera alimentar el cerebro y hacerlo funcionar cuarenta veces más... a menos que acláraramos de cuál cerebro estamos hablando, o mejor dicho: que cambiáramos de cerebro.

      La línea de investigaciones que seguí partía del análisis de las actividades verdaderamente demostradas del cerebro neuronal... sólo encontré las relacionadas con el mundo tridimensional al cual tenemos acceso mediante nuestro sistema sensorial.

      En efecto, todo lo que pensamos en concreto, puede existir, ser percibido,


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