Mar de voces. Cecilia Magaña
desplace de los pájaros
nos anuncia la nieve y la tormenta
preparamos café
nos abrigamos y salimos
con los movimientos de la mano
y los gestos el día nada dice
construye
La seña
Cuando alguien nos nombra
nacemos
nos convertimos en pensamiento de otro
en sentido
Cuando nuestro nombre
traspasa la piel
y cae en lo más profundo
de nosotros
una chispa nos enciende
lo externo se profundiza
y creamos sentido
cuando nacemos
nadie o casi nadie
reconoce el silencio
mis papás dieron una seña al mundo
para que existiera
La mariposa
Juntamos nuestras palmas
las movemos para que escape la mariposa
corremos tras ella
nos tumbamos en el pasto
para mirar que desde el punto
más lejano
nuestras manos regresan
Jirafa
No basta con decir jirafa
hay que ser cuello alto
cerrar los dedos
y masticar las hojas
Berónica Palacios Rojas
Preparatoria Regional de Chapala
Árbol génesis
Árbol a destiempo reverdeces
corazón apagado /
transitas por mi vientre empapado de silencio /
en el patio de infancia.
Hoja de cal y canto de nostalgia.
Árbol génesis que das luz al extraviado /
generosidad brota de tus raíces.
Llegas a destiempo
en ramas das claridad de amanecer
¡Cantas poesía!
Árbol viajero / memoria que repta por copas vacías
invades plenitud de alas /
acortas las dimensiones del tiempo
que reposan al vaivén de mil promesas.
Desde la sima de la tierra /
trasladas cántico de Pachamama.
Al mediodía / árbol de miradas infinitas /
transitas sabiduría a la rama elegida
para convertirse en verso, en poema, en legado.
Ítaca
i
Fui feliz imaginando que las casas toman vida propia:
renacen instantes perversos /
la mágica cocina de la abuela viste de aromas infinitos /
y los juguetes respiran inocencia.
ii
Feliz infancia en diminuto cuarto /
cazando en un río de miedo /
recordando al padre fantasma con olor a gasolina
y el frío que dulcemente / jalaba mis cabellos.
Disfrutaba la buena comida que veía en la tele
y refinados gustos / que no existieron.
iii
Y saboreé mi propia muerte
un déjà vú se filtró en mi café.
Sabor a polvo / a desgracia /
y el incendio paralizó mi vida.
Así, entre paladar y sangre volé en cenizas.
Ella
La mujer lava su nostalgia
y restriega la mancha infiel en día de tormenta.
Descarga su dolor al golpear el pantalón en la piedra.
Y después de larga abstinencia
en fértil parpadeo carga el vientre que germina
y transforma la bestialidad de su carne.
Ella degusta de la humareda para olvidarte
y vierte las histerias en la urgencia fálica del cigarro /
para olvidar el capullo que la contiene.
Reconstruye tu hombría tan lejana y pretérita.
tu imagen borrosa saliendo las cuencas,
mientras / los espacios en la pared gritan: ausencia /
aborrece y anhela el endiablado insomnio de tu vacío tan pronunciado.
Imagina lucubrar sin fundamento
hasta que se extinga la luz de su esperanza.
Federico de Jesús Jiménez Huerta
Preparatoria 18
I
Zumbando como un ruiseñor interrogante
y armado del instinto en brama
me tenderé sobre tu nombre
la mañana en que nuestros ecos se abandonen
cuando de la memoria pasemos al instante
olvidando aquellos futuros presentes
y ya no se plantarán mis manos en tu silencio
ya no remedaré tu hueca presencia
ya no más esa escultura oceánica de tu arena carnal
ya no más y ya lo sé
que no habrá desiertos imposibles en ese ecuador
y ya no seremos más este cuerpo
que nació de la voz en una calle abierta
ya ni se callarán los entonces
ni