Cómo mantener la pasión en la pareja. Alexia Costa

Cómo mantener la pasión en la pareja - Alexia Costa


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      Como uno de los principales enemigos de la pareja, ya se sabe, es la rutina, lo que se necesita en esta etapa del amor es combatir el aburrimiento y las prácticas monótonas y previsibles. Además, como «el hombre es un animal de costumbres», si en la juventud se vuelve cómodo, perezoso y reacio a los cambios, es de esperarse que, en la edad adulta, se comporte de la misma manera. Y cuantos más años tiene una persona, resulta mucho más difícil modificar los hábitos; no pocas veces se ha escuchado a alguien decir «¿A mi edad hacer eso? No, si no lo hice veinte años atrás, no lo voy a hacer ahora». En consecuencia, mejor que curar es prevenir, y hay que acostumbrar a la pareja a divertirse con los sucesos imprevisibles e inciertos, en especial, en lo que se refiere a las iniciativas con las que se disfruta el tiempo libre.

      Las escapadas de fin de semana constituyen una buena forma de «entrenar» a la pareja para que se adecue a los cambios y sea más flexible:

      •Organizar un campamento para dos y sorprender al amante con habilidades desconocidas: encendido de fuego, armado de carpas, conocimiento de los planetas, constelaciones, vientos, etc. En este plano, es positivo demostrar versatilidad para investigar e interesarse por temas no cotidianos; no hay que olvidar que el saber también erotiza, y que, en el peor y más frío de los casos, tendrán buenos temas de conversación durante esos días de paseo.

      •Armar un itinerario por dos pueblos cercanos al lugar en el que viven, pero que no se hayan visitado nunca y, sobre todo, que no pertenezcan a un circuito turístico. El autor de la propuesta puede extender un mapa de la región, marcar un radio geográfico y proponer a su pareja que elija dos lugares tomando como referencia el nombre, la cercanía con otro lugar que les interese o siguiendo la simple intuición. Por lo general, alojarse en estos sitios no es caro —porque no se basan en el turismo para sobrevivir—, se puede comer bien a precios módicos y, en especial, la pareja contará con un destino conocido por pocos, en el que podrán descansar y, por qué no, hallar alguna que otra sorpresa.

      En páginas anteriores (ver «Recomendaciones de belleza personal») se esbozaron las líneas básicas de cuidado del cuerpo, con el fin de contrarrestar el sobrepeso y el sedentarismo. Los platos livianos son muy sabrosos, y no todo ejercicio es aburrido o difícil de sostener en el tiempo. Aquí van algunas ideas para poner en práctica.

      •Llamar menos al delivery. De manera ideal, se sugiere recurrir a la comida hecha fuera de casa sólo en forma esporádica, y, para el resto de los días, consumir platos caseros, aunque sean los más sencillos: ensaladas, sopas, carnes magras a la parrilla o al horno con un tomate cortado al medio, etc.

      •Reemplazar las preparaciones fritas por las horneadas, la manteca por el queso blanco, las golosinas por las frutas, los snacks por los cereales, etc.

      •Una cena típica de las parejas más jóvenes son las clásicas «picadas», en las que se presenta una abundancia de alimentos trozados en pedazos pequeños, que dificultan la cuenta de lo que se ingiere. Por esa razón, es posible consumir una cantidad excesiva de comida sin darse cuenta. Además, estas opciones suelen ser hipercalóricas: papas fritas, maníes, patés, salchichas, aderezos, fiambres, mucho pan, etc. La idea, entonces, no es suprimir las picadas, sino modificar su composición, reemplazando esas elecciones alimenticias por pickles, queso blanco con hierbas aromáticas, rodajas de pan tostado, fiambres magros como el lomito, carnes de bajo contenido graso como el peceto y verduras hervidas y condimentadas. Estos ingredientes alternativos resultan muy sabrosos, creativos y livianos.

      Las mujeres recurren más a un plan de ejercicios, porque quieren adelgazar o tonificar sus curvas. Sin embargo, suelen desarrollar sus ejercicios de manera intermitente; abandonan durante el invierno, y pretenden recuperar el tiempo perdido cuando llega la primavera. Los hombres, con frecuencia, limitan la práctica de ejercicio a los partidos de fútbol organizados una vez por semana —o cada quince días—, reuniones deportivas que se «coronan», por supuesto, con algún banquete con el que se reincorporan, en forma instantánea, las calorías consumidas en las dos horas de desgaste. Ninguna de estas dos conductas promueve un estilo de vida que, de verdad, sea saludable, basado en el ejercicio hecho en todo el año, y por supuesto, tampoco cumple con los deseos de sus practicantes: el hombre no bajará de peso por jugar, de tanto en tanto, al fútbol con sus amigos; ni la mujer podrá mantener el cuerpo logrado durante el verano si en la época de frío se despide automáticamente del gimnasio.

      Aquí se ofrecen algunas tácticas para no abandonar la actividad física y buscar opciones acordes con los gustos personales.

      Mujeres

      •1.- Si te aburre ir al gimnasio y realizar una rutina de ejercicios, conviene que pruebes con clases de gimnasia; tienen rutinas más cortas, un mecanismo colectivo y, para mucha gente, son más divertidas. Lo ideal es un gimnasio que posea una amplia oferta de horarios, y así no perderás clases si un día es más ajetreado que otro. El punto en contra: las rutinas de gimnasio son personalizadas, y en las clases se sigue un esquema que fija el profesor. De todos modos, se pueden probar diversas clases y variantes de gimnasia, hasta encontrar la que mejor te sienta.

      •2.- Es una buena idea incentivar a una persona de tu círculo de amistades para que te acompañe a hacer gimnasia. Cuando no tengas ganas de ir, la otra persona te animará para que no faltes, y viceversa.

      •3.- Lo más indicado es encontrar el tipo de clase que se disfruta mejor, que será a la vez la más adecuada a tu perfil. Para relajarte, probar con pilates, stretching o rutinas con ejercicios localizados. Si tu preferencia es estar en intenso movimiento, lo mejor serán las clases aeróbicas (spinning, tae-bo, entre otras).

      Hombres

      •1.- Es necesario determinar cuáles serían los objetivos que te interesa concretar con ayuda de los ejercicios físicos: aumentar la flexibilidad, mejorar la resistencia, adelgazar o energizarte, por ejemplo. Podrías decirle a tu instructor qué es lo que te interesa lograr yendo al gimnasio, y convenir con él qué ejercicios te gustaría realizar: aeróbicos, cinta, bicicleta, escalador, etc. No es necesario que levantes mucho peso si lo que te interesa no es desarrollar en exceso la masa muscular de tu cuerpo, es mejor armar un esquema de ejercicios personalizado, de acuerdo con tus pretensiones y gustos. Un buen personal trainer sabrá interpretar tus deseos. El beneficio de asistir a un gimnasio es la amplitud horaria, con la que no encontrarás excusa para faltar.

      •2.- Si, decididamente, tu personalidad no es la de un hombre de gimnasio, la alternativa es invertir algunas horas de tu tiempo libre para caminar, andar en bicicleta o trotar —previa consulta a un médico sobre la posibilidad de realizar este ejercicio—, solo o acompañado, en un parque o por la calle. En el caso de que practiques ejercicios en plazas o lugares abiertos, la ventaja es que podrás escuchar música con los auriculares, y, de este modo, el tiempo se pasará más rápido. Si te ejercitas en la calle, conviene que no utilices ningún aparato portátil y te mantengas atento al tránsito y a los peatones.

      No nos estamos yendo de tema con respecto al título del libro; el fuego de la pareja se mantiene de a dos, pero también con el aporte individual. De nada sirve intentar un acercamiento más fogoso si hemos dejado de gustarle al otro, o si ensayamos tentativas sin ganas, con pocas energías o rutinarias. El embellecimiento personal constituye un factor esencial para no perder de vista esa práctica amorosa tan necesaria como interesante: la seducción.

      Antes de enumerar ciertos posibles indicios de este problema, conviene aclarar que realizar algunas actividades sin la pareja no simboliza un signo de pasión en peligro. De hecho, el respeto por la individualidad del otro es lo que posibilita un encuentro más apasionado. Por lo general, los matrimonios que se llevan bien en este aspecto mantienen un equilibrio —que se reajusta todo el tiempo— entre las iniciativas en pareja, las que se realizan con amigos o las que se prefieren hacer en soledad. Muchas personas, por ejemplo, adoran


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