El libro de medicina oriental (Bicolor). Clive Witham

El libro de medicina oriental (Bicolor) - Clive Witham


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      Cuanto más tiempo permanece en el cuerpo un sentimiento sin resolver, mayor es el potencial de alteración interna y de deterioro de la salud. El problema es que, a la larga, cualquier relación entre un problema de salud y el sentimiento que lo ha causado es fácil que se haya olvidado.

      A continuación se presenta un resumen de los sentimientos clave y cómo afectan el cuerpo.

       Ira: frustración, irritabilidad y resentimiento

      Estos sentimientos afectan el elemento madera y hacen que el Qi del Hígado ascienda y luego se estanque.

      Cuando nos enfadamos, a menudo «estallamos», «reventamos», «saltamos», «nos subimos por las paredes» o «nos ponemos rojos de ira». Estos vocablos y expresiones habituales describen el ascenso súbito del Qi, que literalmente puede encender el rostro y la cabeza.

      Los sentimientos de ira pueden detener de pronto el flujo normal de Qi que circula por el cuerpo, pero como todo está bien, al cabo de poco el flujo se restablece. Es como tomar el metro en Londres o en Nueva York, a veces el convoy tiene que parar temporalmente entre dos estaciones. Naturalmente, tenemos la sensación de que eso sólo ocurre cuando algo importante para nosotros depende de que lleguemos puntuales a una cita. Las ventanas sólo muestran las paredes negras y sucias del túnel, y nuestros ojos saltan de la puerta a la ventana, al anuncio de seguros, a la ventana y al pasajero de al lado en un intento desesperado de hacer arrancar el tren.

      Un momento después, cuando hemos renunciado a intentar arrancar el tren telepáticamente, éste empieza a chirriar y el trayecto continúa, con un pequeño retraso crucial para nosotros.

      Cuando finalmente bajamos al andén, de camino a nuestra destinación, la frustración se desvanece y los sentimientos vuelven a la normalidad. Pero sólo hasta que subimos por las escaleras mecánicas, abarrotadas, e intentamos abrirnos camino entre turistas que no saben dónde tienen la mano derecha. Hacer esto de vez en cuando provoca estrés y frustración, pero sólo de forma temporal. Si sucede día sí, día no, cada semana, significa que es posible que surjan problemas.

      Lo que ocurre a veces es que el sentimiento de ira o frustración no desaparece del todo. Puede subsistir, sobre todo si lo reprimimos y forma parte de unos problemas emocionales persistentes, y puede «enconarse» fácilmente en nuestro interior. Ello se debe a que el Qi se estanca en el cuerpo, literalmente se queda atascado. El Qi se va acumulando, y con el tiempo la presión que ejerce provoca dolor físico, malestar o estancamiento emocional.

      Algunos problemas asociados son: cambios de humor, depresión, timidez, exceso de control e inflexibilidad, así como síntomas muy físicos, como trastornos intestinales, síndrome del intestino irritable (SII), tumores internos y fibromas uterinos.

       Preocupación: ansiedad, cavilar en exceso e inquietud

      Cuando estamos particularmente preocupados o ansiosos, se puede notar una tensión en el estómago, que se suele describir como tener «un nudo en el estómago».

      En medicina oriental, los sentimientos de tipo preocupación se dice que enredan o atan el Qi del Bazo. El Bazo, juntamente con el Estómago, pertenece al elemento tierra, de modo que las sensaciones fisiológicas en el estómago cuando estamos preocupados reflejan cambios súbitos en el Qi del Estómago o el Bazo.

      Estos órganos son responsables de la digestión y de extraer Qi y nutrientes de los alimentos que tomamos. Una persona con el Estómago o el Bazo débiles puede ser más propensa a preocuparse; además, se crea un círculo vicioso cuando las preocupaciones constantes debilitan a su vez el Estómago y el Bazo.

      Entre los trastornos comunes asociados se incluyen los siguientes: úlceras, náuseas, problemas digestivos, estreñimiento, diarrea, cefaleas frontales, propensión a los pensamientos recurrentes, falta de claridad y obsesión.

       Pena: tristeza, pérdida, pesar y separación

      Experimentar súbitamente una pérdida y pena puede ocasionar dificultad temporal para respirar y para recuperar el aliento. A menudo ello se debe a que el sentimiento de la pena va directamente a los Pulmones, donde dispersa y estanca el Qi. La pena no tiene que ser causada por sucesos como la muerte de un ser querido, sino que también se puede sentir en situaciones menos obvias, como cuando se da un cambio en nuestra vida. También la provoca el hecho de mirar atrás y pensar en cómo eran las cosas en el pasado.

      Si el sentimiento es expresado y tratado, la pena puede reforzar los Pulmones y la salud en general, pero si se reprime es posible que afecte la salud.

      El otro órgano que forma parte del elemento metal junto con los Pulmones es el Intestino Grueso, de ahí que a menudo se den síntomas intestinales asociados a este sentimiento.

      Entre los trastornos asociados habituales están los siguientes: congestión pulmonar, asma, infecciones de pulmones o resfriados recurrentes, alteraciones de la piel y problemas intestinales como el SII o la colitis. También puede darse una tendencia a ser distante, crítico, arrogante y obstinado.

       Shock: miedo y angustia

      Un shock o impresión pueden prácticamente detener el tiempo. Cuando estamos impresionados no podemos hablar, pensar ni movernos. Mientras no cesa la impresión, el tiempo no vuelve a correr ni el cuerpo reacciona.

      Esta respuesta fisiológica se debe a que la impresión literalmente dispersa el Qi. Patalee cerca de un grupo de palomas mientras comen y saldrán volando en todas direcciones en busca de seguridad. Cuando les parezca que ha dejado de ser una amenaza, volverán y seguirán picoteando las migas del suelo. Lo mismo sucede con el Qi cuando nos dan un susto. Se esparce en todas direcciones, y no vuelve a su funcionamiento normal hasta que se recupera el estado inicial al cabo de un rato.

      A veces este estado ordenado no es el mismo que existía antes, y puede darse un desequilibrio. Puede surgir la sensación general de que nada ha vuelto a ser igual desde entonces. El shock o la impresión pueden revestir distintas formas, desde un parto difícil o un accidente hasta una separación matrimonial, y el Corazón es el principal órgano afectado. El Qi y la sangre son extraídos del Corazón para compensar la pérdida repentina de Qi y sangre en todo el cuerpo. Ello puede debilitar el yin del Corazón y reducir la circulación de la sangre y del Qi por todo el cuerpo.

      Entre los trastornos frecuentes cabe señalar: dolor crónico, alteraciones del sueño, fatiga crónica y fibromialgia.

       Miedo: pánico, ansiedad y aprensión

      El miedo forma parte del elemento agua. También forma parte de una respuesta natural esencial a las situaciones de peligro. Percibimos el peligro, lo reconocemos y respondemos ante él, normalmente reduciendo la amenaza de algún modo. Cuando tenemos miedo, el Qi del Riñón desciende rápidamente. Por ello, a veces tenemos la sensación de que nuestras entrañas se han hundido y necesitamos ir al baño de inmediato.

      Con frecuencia, la debilidad del Qi del Riñón puede causar temores y angustia. Cualquier desequilibrio fuerte puede causar un estado de temor y angustia general, aunque la amenaza real esté poco definida.

      Entre los problemas comunes asociados están los siguientes: a nivel mental, síntomas como ataques de pánico, paranoia, sospechas, fobias y una sensación de ansiedad en relación con la vida; a nivel físico, síntomas como dolor de espalda y problemas urinarios.

       Alegría: manía, sobreexcitación y vulnerabilidad

      La alegría se sitúa firmemente en el elemento fuego, y tiene mucho que ver con el amor, las risas y el placer. Cuando sentimos alegría, el órgano más afectado es el Corazón.

      El Qi del Corazón decae con estos sentimientos, con lo cual se puede experimentar la gama normal de sentimientos alegres, a menudo en beneficio del Qi del Corazón y liberando el estancamiento del cuerpo. Ello puede afectar no sólo nuestra felicidad, sino también la de los de nuestro alrededor. Según un estudio del corazón realizado en Estados Unidos1, los sentimientos alegres incrementan en una tercera parte


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