El libro de medicina oriental (Bicolor). Clive Witham
Orificio
Cuando el fuego está equilibrado es fácil ser de miras amplias, y auténticamente simpático, entusiasta y humilde, se piensa con claridad y se es bueno resolviendo problemas. Por el contrario, cuando el fuego está desequilibrado se puede estar deprimido, tener cambios de humor, falta de memoria, confusión y tez pálida o rojiza, y ser demasiado abierto y vulnerable. Un predominio de estas características o síntomas puede indicar que el estado del elemento fuego es la clave de su buena salud.
Si la tierra está equilibrada, podemos tener buen apetito, adecuada digestión, una musculatura fuerte en brazos y piernas, y ser responsables, estables, creativos e imaginativos. Cuando está desequilibrada podemos tener poco apetito y mala digestión, experimentar sentimientos enconados, ganar peso y sentirnos cansados y afectados o preocupados en exceso. Si estas características le parecen familiares, el elemento tierra puede ser el principal para mantener el equilibrio de su salud.
Cuando el metal está en equilibrio, podemos tener principios sólidos, ser coherentes y ordenados, saber priorizar y tener un pelo y una piel sanos. En caso contrario, podemos tender a sentirnos confusos e insatisfechos, ser desordenados, incapaces de dejar algo, tener una visión inadecuada de nuestro valor y tener una piel y un pelo sin brillo. Si le suena alguna de estas características o síntomas, el metal puede ser el principal elemento que haya que equilibrar.
Si el agua está equilibrada podemos estar calmados, y ser coherentes, sensatos, de trato fácil y flexibles. Cuando el agua está desequilibrada podemos volvernos temerosos e inseguros, asumir riesgos inadecuados, y tener problemas de articulaciones, huesos, dientes, de oído, urinarios y reproductivos. La tendencia a presentar estas características o síntomas sugiere que el elemento agua prevalece en nuestro sistema y es el que más necesita estar en equilibrio.
Capítulo 4
Para el sistema del yin y el yang y los cinco elementos, el funcionamiento interno del cuerpo está dominado por una red compleja de «canales» o «meridianos» que mantienen un equilibrio delicado. Vista en un gráfico o ilustración, esta red parece el mapa de un metro, con líneas de colores que recorren todo el cuerpo. Las líneas representan las relaciones existentes entre los doce principales órganos y sus canales, y lo que parecen estaciones del mapa en realidad son puntos de acupuntura.
La idea de que hay puntos a lo largo de los canales, y que estos puntos se estimulan presionándolos, punzándolos, golpeándolos o saltándolos, es fundamental en la medicina oriental. Los puntos son lugares que han sido probados y precisados a lo largo de miles de años, de modo que cada uno tiene su propio conjunto específico de funciones, y para tratar distintos tipos de enfermedades se puede usar una combinación de ellos.
Canales principales: vista frontal (izquierda)
Canales principales: vista lateral (centro)
Canales principales: vista posterior (derecha)
La estimulación adecuada de un punto puede desencadenar una reacción en cadena, a menudo a lo largo del canal donde se halla el punto. Es como tirar una piedra en un estanque y observar las ondas que se forman y que se van ensanchando hasta llegar a la orilla. Si se estimula un punto del canal se crean tales ondas, salvo si nos centramos en una destinación en concreto del cuerpo. Un dolor particularmente fuerte en las sienes, por ejemplo, se puede aliviar estimulando H-3, un punto del Hígado que se encuentra en el pie, a poca distancia del dedo gordo.
Los doce órganos y canales (Pulmones, Intestino Grueso, Estómago, Bazo, Corazón, Intestino Delgado, Riñones, Vesícula, Pericardio, Triple Recalentador, Vesícula Biliar e Hígado) están organizados de forma precisa y asociados al sistema de los cinco elementos, y cada uno posee una función física y mental específica en la medicina oriental.
A menudo, esta organización aclara las cosas, pero también puede dar pie a confusión. La mayoría de nosotros estamos familiarizados con los nombres de los principales órganos y su función en el cuerpo. El corazón, como todos sabemos, es un gran músculo que bombea la sangre por todo el cuerpo; si se detiene, es un problema muy grave. Los pulmones son dos órganos grandes parecidos a un globo que nos permiten respirar y nos ayudan a aportar oxígeno a la sangre. Sin embargo, si digo que el Qi de su Pulmón está débil o que tiene un desequilibrio en el Corazón, no sería el primero que palidece y corre a pedir una radiografía del pecho.
Aquí está el problema: en medicina oriental, las palabras son las mismas, pero el significado es distinto. Cuando nos referimos a los Pulmones o al Corazón (o a cualquier otro de los órganos principales), no nos referimos al órgano en sí, es decir, al órgano anatómico que se estudia en clase de biología, sino a su función global.
Para intentar evitarlo, seguiré el criterio que se suele aplicar en libros de medicina oriental: utilizar mayúscula inicial en órganos cuando nos referimos al significado oriental de la palabra (p. ej., Hígado) y usar la minúscula inicial para el término biológico (p. ej., hígado).
Así pues, tener el Qi de los Pulmones o del Corazón débil no significa que uno necesite un trasplante doble de inmediato. Significa que, en términos de energía, los Pulmones o el Corazón no llevan a cabo sus funciones correctamente. Es por ello por lo que a veces las pruebas clínicas del órgano biológico en cuestión no muestran señales evidentes de ninguna alteración, a pesar de los síntomas. El problema existe igualmente, pero se busca donde no está.
Los órganos de la medicina oriental están aproximadamente en el mismo lugar anatómico y siguen las mismas ideas generales que en la medicina occidental, pero las teorías de la enfermedad varían en gran medida. Por ejemplo, una mala salud puede estar causada por un desequilibrio yin-yang dentro del órgano o por una obstrucción en el canal que está asociado a dicho órgano. A fin de averiguar dónde está la causa de cualquier obstrucción o desequilibrio, a menudo hay síntomas reveladores que indican su origen.
A continuación se presenta un resumen general de cada órgano y su canal, así como de algunos de los síntomas asociados habituales.
Los órganos metal
Pulmones
El canal del Pulmón empieza en el pecho, cerca del hombro. Baja por la parte frontal del brazo, pasa por la cara interna del codo, sigue recto por el antebrazo y termina en la cara externa del dedo gordo.
El canal del pulmón
Las principales funciones de los Pulmones son:
• asegurar que la piel es alimentada con suficiente humedad y sangre;
• regular la respiración y el paso de Qi de los Pulmones al resto del cuerpo;
• generar pena para permitirnos seguir adelante y avanzar en nuestras vidas.
Son síntomas comunes de un desequilibrio en los Pulmones: alteraciones respiratorias como el asma, la tos o quedarse sin aliento; problemas cutáneos como eczemas y piel reseca; cansancio, y sentir dolor en la mano, el brazo o el hombro.
Intestino Grueso
El canal del Intestino Grueso no se encuentra