Cómo prevenir y tratar las lesiones deportivas (Color). Jordan D. Metzl
Horas después o el día después de la actividad: La inflamación que aparece más tarde suele ser causada por un exceso de líquido sinovial (el lubricante de las articulaciones) en la rodilla, de forma muy parecida a como sucede con el aceite de un coche. Las causas más corrientes son un uso excesivo y una patología subyacente. Algo se ha irritado o ha experimentado roce durante la actividad y para compensarlo el cuerpo responde lubricando en exceso la rodilla. La osteoartritis es una de las causas más habituales, aunque otras dolencias menos corrientes pueden ser también culpables, como artritis reumatoide, infección, gota, bursitis, quistes, trastornos hemorrágicos, tumores y enfermedad de Lyme. Una edad avanzada y la práctica de deportes que requieren cambios repentinos de velocidad y dirección elevan el riesgo.
SOLUCIÓN
• Acudir al médico. Siempre que tengas una articulación hinchada, acude al médico (obtén más información en «Cuándo acudir al médico»). Esto es sobre todo aplicable a los derrames de inicio repentino.
• Reposo dinámico. Incluso si la hinchazón no se acompaña de dolor, evita cargar la rodilla hasta que remita. Los ejercicios en los que se carga el peso sobre las rodillas se cambiarán por ejercicio intenso con el núcleo corporal y el hemicuerpo superior.
• Aplicar hielo. Aplica hielo 15 minutos de 4 a 6 veces al día durante los dos primeros días de hinchazón. Elevar la rodilla durante la aplicación también ayuda a reducir la hinchazón.
• Toma AINE. Incluso si no sientes dolor, el ibuprofeno o naproxeno reducirán la hinchazón causada por la inflamación.
PREVENCIÓN
• Fortalecer las piernas. Unas piernas fuertes protegen las rodillas. Asegúrate de que el régimen de entrenamiento comprenda ejercicios habituales para fortalecer el hemicuerpo inferior además del ejercicio anaeróbico para las piernas (correr, montar en bicicleta, etc.). Tal vez no seas capaz de prevenir el derrame en la rodilla causado por los tejidos sanos, pero unas piernas bien entrenadas ayudarán a tus rodillas a recuperarse a largo plazo sin importar de qué patología se trate.
Mi filosofía es que siempre que tengas hinchada una articulación acudas al médico porque debes saber cuál es el problema. Intenta determinar el momento en que empezó el derrame respecto a las actividades deportivas, sobre todo si la rodilla se ha hinchado sin un origen discernible como una lesión evidente y no hay otros síntomas que sugieran una afección relacionada.
Además, si la rodilla está hinchada pero presenta otros síntomas como enrojecimiento o calor de la piel y/o si tienes fiebre, podría ser señal de una infección. Acude enseguida a urgencias.
¿NECESITAS CIRUGÍA?
No hay forma de saberlo hasta que acudas al médico. El problema más importante en casos de derrame en la rodilla es determinar la causa. Un médico arrojará luz sobre el misterio, sea mediante una exploración física, un análisis del líquido extraído de la rodilla, o una revisión de imágenes como RM o radiografías.
SÍNTOMAS
Dolor en el momento en que se produce la lesión (por lo general, causada por un impacto) y después diversos grados de dolor dependiendo de la gravedad de la distensión. La localización del dolor depende también del ligamento de la rodilla que esté dañado. Cierto grado de hinchazón es habitual, como lo es la inestabilidad articular, que puede hacer que sientas que la rodilla cede. Como las distensiones, los esguinces se clasifican por la gravedad de 1 a 3 (un esguince de tercer grado supone una rotura completa de un ligamento de la rodilla; véase la página 42).
CAUSAS
Hay cuatro ligamentos principales en la rodilla que mantienen el fémur unido al peroné y la tibia en la pierna. Uno o más de estos ligamentos pueden sufrir un esguince al mismo tiempo. No obstante, todos los ligamentos son vulnerables a ciertos impactos en la rodilla.
Ligamento colateral medial (LCM): Medial significa situado en la cara interna de la rodilla. Es el ligamento que sufre esguinces con más frecuencia, porque es vulnerable a los traumatismos en la cara externa de la rodilla, que recibe golpes con relativa facilidad. Piensa de este modo: la cara externa de la rodilla recibe un golpe, la rodilla se dobla hacia dentro y el ligamento de la cara interna de la rodilla se estira. El dolor se localizará en la porción interna de la rodilla.
Ligamento colateral lateral: Lateral significa situado en la porción externa de la rodilla. Es el homólogo del LCM. El proceso de la lesión es el contrario al del LCM: La porción interna de la rodilla recibe un golpe, la rodilla se dobla hacia fuera y el ligamento situado en la cara externa de la rodilla se estira. El dolor se localizará en la cara externa de la rodilla.
Ligamento cruzado anterior: Uno de los dos ligamentos que se cruzan dentro de la articulación de la rodilla y unen el fémur a la tibia. El anterior es el más próximo a la cara anterior de la rodilla. Es el que sufre más lesiones cuando la rodilla se tuerce mientras el pie permanece plantado en el suelo.
Ligamento cruzado posterior (LCP): Es el otro ligamento que se cruza dentro de la rodilla, discurre por detrás del LCA y es, por lo tanto, posterior. El LCP es más grueso y fuerte que el LCA, por lo que no se lesiona con tanta frecuencia. La causa más habitual del esguince es un impacto en la cara anterior de la tibia mientras la rodilla está flexionada.
SOLUCIÓN
• Acude al médico. No pierdas tiempo. Toda lesión necesita un diagnóstico. Lee «Cuándo acudir al médico».
• Reposo dinámico. Evita cargar la rodilla y sigue con ejercicios intensos del hemicuerpo superior y el núcleo corporal para mantener la condición física.
• Aplicación de hielo. Aplica hielo 15 minutos cada 4 a 6 horas los primeros 2 días para aliviar la inflamación. Elevar la rodilla por encima del corazón también ayuda a controlar la inflamación.
• Toma AINE. Antiinflamatorios como ibuprofeno o naproxeno reducen el dolor y la inflamación.
• Rehabilitación y fortalecimiento. Cuando remita el dolor y se pueda reanudar la actividad, practica ejercicios de movilidad y equilibrio para mejorar la estabilidad articular y la fuerza de las piernas. Un buen comienzo para un fortalecimiento básico: caminar cuesta arriba, montar en bicicleta o correr dentro de una piscina. Cuando no sientas dolor, ejercita todos los músculos de la pierna con tijeras en múltiples direcciones y sentadillas. Si experimentas algún dolor, interrumpe la actividad.
Es probable que un esguince leve (de primer grado) no genere dolor suficiente como para que acudas al médico –y es probable que no pase nada–, aunque, en realidad, cualquier síntoma de un esguince debe ser examinado por un médico especializado. Sé listo. La rodilla es demasiado importante para tu futuro deportivo como para «apretar los dientes» y aguantar el dolor.
Los esguinces graves (de segundo o tercer grado) no dan elección. No podrás andar o sentirás que la rodilla está a punto de ceder. Pide cita.
El médico hará un examen físico, y para evaluar los daños usará las técnicas de análisis por la imagen (RM, etc.) que sean necesarias. El hecho es que incluso si sospechas un esguince, podrías tener otros daños que requieran atención. Estas decisiones y diagnósticos deben ser tomados y establecidos por el médico, no por ti.
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