Juegos predeportivos (Color). Jordi Romeo Murgó

Juegos predeportivos (Color) - Jordi Romeo Murgó


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Sin embargo, el problema surge cuando el deporte escolar se enfoca a partir de patrones copiados del deporte competitivo, con lo que alcanzar objetivos puramente educativos puede resultar más difícil. Los profesionales de la educación física tenemos que luchar (mediante el trabajo) para crear un deporte integrador, realmente educativo y que garantice el desarrollo motriz de los niños, niñas, chicos y chicas.

      APRENDIZAJE DEPORTIVO

      Una de las razones para escoger el deporte como actividad educativa es por su diversidad y su capacidad de adaptación a cualquier situación y entorno. En el ámbito educativo, el aprendizaje deportivo ha de ir más allá del técnico. Sin embargo, en relación con la técnica y su aprendizaje, que también se debe tener en cuenta, podemos insistir en la necesidad de huir del modelo técnico ideal. Nuestro objetivo es que el alumnado sea capaz de realizar una serie de habilidades técnicas básicas que le permitan gozar de la práctica deportiva; no obstante, para lograr dicha capacidad no es necesario ejecutar al milímetro un movimiento determinado. Pongamos el ejemplo del voleibol: yo, como profesor, quiero que mis alumnos aprendan las habilidades técnicas del voleibol para que tengan, al menos, un mínimo nivel que les garantice jugar con continuidad y pasárselo bien. Pretendo que al salir de la clase o del entreno tengan más ganas de practicar una actividad fisicodeportiva. Asimismo, para que deseen jugar necesitan tener un dominio técnico que les permita disfrutar de la actividad. Por lo tanto, volviendo al ejemplo del voleibol, si logro que mis alumnos sepan ejecutar con éxito (independientemente de la precisión) el toque de dedos, el toque de antebrazos y el servicio, serán capaces de realizar un “partidillo” y disfrutarlo, y, en consecuencia, querrán jugar a dicho deporte. Nuestro objetivo, entonces, es más el resultado de la habilidad que no la técnica en sí misma.

      EL ERROR DURANTE EL PROCESO DE APRENDIZAJE

      Son muchas las ocasiones en las que modificar una habilidad técnica determinada y adaptarla a las capacidades y cualidades de cada jugador se considera un error. Es decir, muy a menudo entendemos el error como la variación de lo que consideramos como modelo ideal (modelo técnico ideal). Hemos de ir más allá y percibir el error como una fase del proceso de aprendizaje y una manifestación más de la variabilidad del individuo. Existen muchos deportistas, incluso de élite, que se alejan del modelo ideal y, sin embargo, esto no es un problema. El error se da cuando no garantiza la eficacia de la técnica. Es decir, que la técnica de un sujeto no sea estrictamente fiel al modelo ideal no es un problema siempre y cuando sea capaz de lograr el objetivo y, por lo tanto, sea relativamente eficaz. Nuestra labor como educadores es facilitar que el alumnado pueda ejecutar la técnica básica de cada deporte con la mayor competencia posible, sin importar tanto la “manera” en que lo haga (sobre todo en etapas y entornos escolares).

      LAS EMOCIONES Y LA MOTIVACIÓN EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

      Las emociones son las responsables de nuestras conductas y, por lo tanto, del movimiento. Partiendo de esta base, no es difícil imaginar que sin emociones no es posible educar. Educar con sentimientos dota de un potencial espectacular al proceso educativo, ya sea en el ámbito de la educación formal (escuela) o en el de la educación no formal (familia, amistades, extraescolares, agrupaciones, etc.). Las emociones nos permiten conectar mucho mejor con las personas y, en consecuencia, garantizar todo el proceso educativo. El profesor, o educador en general, no tiene que inculcar solo unos conocimientos y unos valores, debe ayudar al alumno a descubrir su camino para conseguir sus propios objetivos.

      Volviendo al tema que está directamente relacionado con la practica motriz, hemos de entender que el profesor (o educador) es un participante más. Es el responsable de guiar al alumnado y, sobre todo, de ¡motivarlo! La mayoría de los conocimientos y contenidos que el profesor transmite (ya sean habilidades motrices u otra clase de conceptos) se pueden aprender en cualquier lugar y sin profesor. Sin embargo, el objetivo del educador será facilitar dicho aprendizaje y optimizarlo. Como docentes y/o educadores hemos de motivar al alumno para que quiera seguir aprendiendo cuando no esté con nosotros. A pesar de la importancia de la motivación, no debemos caer en el error de la sobremotivación, ya que es contraproducente. Motivar en exceso a nuestros alumnos puede comportar, en un futuro, que requieran grandes estímulos para estar predispuestos y, por lo tanto, que ante situaciones que consideren menos motivantes no sepan encontrar las razones para hacerlas.

      Podemos sintetizar las ideas generales a partir de las siguientes afirmaciones:

      • La habilidad motriz es el resultado de un proceso de aprendizaje en el que el profesor o el entrenador tienen un papel de soporte/guía y, en pocos casos, de director total y absoluto.

      • Las habilidades no tienen un patrón ideal y exacto, sino que cada individuo las adapta a sus características personales para poder realizar la acción de la manera más eficiente posible.

      • Los niños y las niñas en etapas de formación no tienen que recibir unas directrices muy marcadas de cómo realizar una habilidad determinada, sino que deben ser ellos los que, a través de un proceso de aprendizaje guiado, alcancen la forma más eficiente para realizar una habilidad concreta.

      • Sin la emoción se dificulta el proceso de aprendizaje. Es decir, sin que haya una conexión entre el profesor/entrenador y los alumnos se obstaculiza notablemente la posibilidad de crear un hilo de aprendizaje a partir del cual poder mejorar, bien sea a escala motriz, conceptual o personal.

      LOS JUEGOS PREDEPORTIVOS

      Las propuestas didácticas de este libro, organizadas en sesiones, se basan sobre todo en el trabajo con juegos predeportivos. El juego deportivo incorpora, a la definición de juego, un deporte y las características que lo definen. Por lo tanto, mediante el juego predeportivo podemos aprender la técnica de un deporte sin necesidad de realizar actividades muy cerradas que estén orientadas estrictamente a la optimización de un gesto técnico. Sin embargo, no todas las actividades y tareas de este libro son juegos. A través del juego predeportivo podemos organizar al grupo, distribuir el espacio y escoger el material para alcanzar los objetivos planteados de la manera más lúdica posible, pero, a pesar de las muchas facilidades que nos aportan los juegos en el proceso de aprendizaje, es evidente que no solo se puede utilizar este recurso para alcanzar el aprendizaje deportivo. En este sentido, y en relación con la periodización de las tareas del libro, las primeras sesiones tienen una connotación más lúdica y básica. En cambio, a medida que el dominio técnico del alumnado aumenta, las actividades (también lúdicas) serán más complejas y más parecidas a la situación real de juego, llegando al final de la periodización de cada deporte con partidos y actividades que representen la realidad de cada disciplina.

      ORGANIZACIÓN DE LA SESIÓN

      El presente libro recoge multitud de juegos y actividades deportivas organizadas en sesiones. Para poder realizar dichas sesiones es importante entender la estructura que debemos cumplir. Las tres fases o momentos de la sesión son:

      • Acogida (fase inicial). Es el momento de la bienvenida. Recordaremos aquello que ya hemos hecho (éxitos y problemas, por ejemplo). Informaremos de los objetivos del día y los pasos que hay que seguir para alcanzarlos (organización). En este primer momento es muy importante la motivación: hemos de observar cuál es el estado emocional del alumnado y crear un ambiente positivo.

      • Desarrollo (fase motriz). Es el periodo en el que se debe trabajar para asimilar nuevos contenidos y conseguir los objetivos. Esta fase de desarrollo consta de 3 subfases que responden a la organización tradicional de una sesión:

      – Puesta en acción: calentamiento y adaptación al nuevo espacio, material, actividad, etc.

      – Desarrollo de situaciones: es lo que podríamos conocer como la fase principal. Es la parte más larga de la sesión porque en ella el docente diseña situaciones de aprendizaje para alcanzar los objetivos planteados. Es importante individualizar la dificultad, la secuencia y la intensidad.

      – Recuperación: actividad (también motriz) que sirve para reducir la actividad fisiológica del alumnado, sobre todo si el trabajo ha sido intenso. Según la actividad y si el tiempo es escaso, esta recuperación se puede realizar mientras ser realiza la siguiente fase.

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