Programa anual de motricidad y memoria para personas mayores. Pilar Pont Geis

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a este punto, nos preguntamos ¿qué es una neurona?, ¿cómo es?, ¿cómo funcionan las neuronas en nuestro cerebro? Para obtener respuestas, hemos considerado interesante, en primer lugar, hacer una breve referencia a la anatomía de las neuronas y la relación que se establece entre ellas.

      A las células que configuran el cerebro se les llama neuronas. El cerebro humano está compuesto por infinidad de neuronas; existen en miles de millones ordenadas en un sistema muy complejo (100.000 millones, quizás). Según los neurólogos: Hay tantas neuronas como estrellas en la Vía Láctea, las cuales aparecen en formas y tamaños diferentes. Los pensamientos viajan por las neuronas en corrientes eléctricas. Largos “cables” de neuronas se “encienden” con energía eléctrica para formar pensamientos y recuerdos. Si se interrumpe una parte de esta “reacción en cadena” de corriente bioeléctrica, el recuerdo o pensamiento quedan incompletos y se destruyen.

      Las neuronas tienen la capacidad única de construir estas “cadenas” mnemónicas debido a la forma que adoptan. A diferencia de otros tipos de células, la mayoría de las neuronas son alargadas. Se asemejan a árboles, con un sistema de ramas en un extremo y un sistema de “raíces” en el otro. Son árboles extraordinariamente diminutos, cabrían 20.000 en la cabeza de un alfiler. Para comprender su funcionamiento, es necesario conocer en primer lugar su composición y sus partes.

      Cada una de ellas tiene cuatro regiones morfológicamente especializadas, que desarrollan una función particular:

      • Las dendritas, o ramas que reciben información de otras neuronas.

      • El cuerpo celular, que contiene el núcleo y los organismos celulares específicos para la vitalidad de la neurona.

      • El axón, o raíces, que conduce información, codificada en forma de potenciales de acción.

      • El terminal axónico o extremo del axón.

      Las neuronas son células que generan actividad; son células capaces de transmitir una señal eléctrica entre ellas.

      Cada neurona se conecta hasta con diez mil neuronas vecinas. Las partes que se juntan son las ramas, de las que hay dos tipos: los axones, que conducen las señales hasta los cuerpos celulares, y las dendritas, que reciben la información.

      Las dendritas y el cuerpo celular reciben e integran la información entrante, que se transmite a lo largo del axón hasta los terminales. La comunicación de la información de una neurona a otra se encuentra igualmente polarizada, y ocurre en lugares de contacto llamados sinapsis.

      A la neurona que transmite información la llamamos neurona presináptica, y a la que recibe, neurona postsináptica.

      En la sinapsis, la información transportada por la neurona presináptica se convierte en señal química, que es recibida por las dendritas y el cuerpo celular de la neurona postsináptica. No obstante, las neuronas postsinápticas se comunican con las neuronas presinápticas.

      Para enviar un mensaje a sus neuronas postsinápticas, una neurona presináptica libera un neurotransmisor en el interior de la hendidura sináptica.

      Los neurotransmisores son compuestos de reducido peso molecular, entre los que se encuentra la acetilcolina, y compuestos monoaminérgicos, tales como la nora-drenalina y la serotonina.

      Cuando la neurona presináptica libera el neurotransmisor en el interior de la hendidura sináptica, ocurren dos fenómenos importantes. En primer lugar, las moléculas se difunden a través de la hendidura y se fijan a receptores de la membrana postsináptica. En segundo lugar, el neurotransmisor cambia la permeabilidad de la membrana ante ciertos iones. El cambio resultante de la permeabilidad iónica excita o inhibe la neurona postsináptica según el ion concreto y sus concentraciones intra y extracelulares.

      De hecho, cada neurona recibe informaciones de miles de otras neuronas por medio de millares de conexiones sinápticas repartidas a lo largo de sus dendritas. La memoria es el resultado de variaciones en la actividad neuronal de las redes, correspondiendo cada recuerdo a una configuración única de actividad espaciotemporal de las neuronas interconectadas.

      Todos los neurotransmisores cumplen un papel muy importante en nuestra vida. Por eso, si no se les proporciona el ambiente o entorno bioquímico adecuado, nuestro intelecto, nuestra memoria y nuestras emociones sufrirán las consecuencias.

      Para el estudio de las cualidades cognitivas, entre las que cabe destacar la memo-ria, deberemos centrar la atención más que en la neurona en sí, como una unidad, en el conjunto de neuronas que realizan una determinada función, es decir, las redes neuronales, que son altamente dinámicas. Es a partir del concepto de redes neuronales que podemos hablar de plasticidad neuronal; es decir, cuando un grupo de neuronas deja de realizar una determinada función, por muerte neuronal, por ejemplo, esta función queda sustituida por otro grupo de neuronas; a esto se le llama plasticidad neuronal.

      La plasticidad es una propiedad intrínseca de las neuronas que permite adaptar determinadas funciones a otro grupo de neuronas.

      Los recuerdos y las percepciones comparten redes, neuronas y conexiones, tal como Hayck suponía y la neurología confirma. Cada nueva percepción añade cone-xiones a una red preexistente. Cualquier célula o grupo de ellas puede ser parte de muchas redes y, por tanto, de muchos recuerdos. Se ha producido un verdadero cambio de conceptos a este nivel; de una neuropsicología que localiza tipos de memoria distintos en diferentes estructuras cerebrales se ha pasado a una consideración de la memoria como una propiedad de todos los sistemas neuronales.

      Tal como comenta el Dr. Pascual Leone, lo más importante es lo que uno haga. El cerebro es una parte en interacción con la persona y el mundo que envuelve a la persona. El mundo va cambiando y ello actúa sobre nuestro cerebro.

      Una vez desarrollada la parte referente a la anatomía de la neurona y a su funcionamiento, podemos comprender mejor lo que sucede en el cerebro cuando procedemos a realizar ejercicio.

      Además, las nuevas técnicas utilizadas en los últimos años para estudiar el cerebro, tales como escáner o resonancias, nos han permitido conocer con mayor detalle los cambios que suceden a nivel neurológico durante el ejercicio físico y, en consecuencia, las mejoras que se obtienen.

      Frente a la degeneración del tejido nervioso, es necesario considerar cómo se puede estimular el cerebro, generar nuevas conexiones y favorecer nuevas capacidades y habilidades. Es decir, actuar desde la actividad física para activar las neuronas, frenar o paliar la degeneración del tejido nervioso y potenciar la plasticidad neuronal. El cerebro sigue manteniendo su plasticidad en la vejez. El crecimiento en la estructura y en el número de sinapsis es parte importante del desarrollo neuronal durante el proceso de maduración. Aun en la vejez, el cerebro es capaz de conservar su elasticidad a nivel sináptico, creando nuevas conexiones, reorganizando y remodelando regiones concretas del cerebro, aunque en la vejez este mecanismo sea más lento que en la edad adulta. Los científicos se están cues-tionando si se generan nuevas neuronas, pero lo que sí han podido observar es que se generan nuevas sinapsis y conexiones. Este mecanismo tiene la capacidad de reorganizar y remodelar regiones concretas del cerebro. En definitiva, el cerebro de la persona mayor conserva la capacidad de ramificación de las neuronas.

      Gage (1998) demostró que en el hipocampo, una región cerebral relacionada con la memo-ria, nacían nuevas neuronas a partir de células progenitoras y que este fenómeno se mantenía de por vida. Más tarde se ha visto que otras regiones cerebrales también mantienen esta capacidad de regeneración.

      Falta todavía mucha investigación para conocer los factores moleculares, celulares y ambientales que activan la regeneración neuronal; pero lo cierto es que el cerebro tiene la capacidad de autorrepararse.

      Las neuroimágenes han mostrado también que unas zonas se activan más que otras al realizar distintas funciones, pero ninguna función cerebral es absolutamente dependiente de una sola región. “No es sólo una cuestión de cuánto cerebro se usa, sino de cómo se usa. Lo importante es cómo y cuándo se activa cada


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