Aikido. Nobuyoshi Tamura

Aikido - Nobuyoshi Tamura


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       EL ENSEÑANTE

      Huelga decir que lo principal cuando se enseña el aikido es ser un buen profesor. El enseñante debe trabajar de forma técnica, pero también es necesario que se esfuerce por progresar espiritual y moralmente, para abrir de forma correcta los ojos del corazón y así convertirse en un buen ejemplo ante la mirada de sus alumnos. A continuación se señalan unos cuantos puntos para meditar sobre ellos:

      Hay que corregir los defectos técnicos y espirituales de los alumnos como si fueran sus hijos, como si fuera usted mismo, ayudarles a avanzar en la dirección correcta y consagrarse a ella en cuerpo y alma.

      Sepa que nada se puede conseguir sin pasión.

      Es importante conocer los deseos de los alumnos, sus necesidades y lo que se les ha de aportar. Es innecesario decir que hace falta un profundo amor para que este espíritu se pueda desarrollar. Hay que unir el espíritu de uno mismo al de los alumnos y tratar de progresar conjuntamente, procurando practicar con alegría e intensidad.

      Enseñar es aprender, pero para aprender hay que enseñar con sinceridad. Hay que enseñar con esa delicadeza que hace que nos alegremos de la enseñanza recibida y se experimente el agradecimiento.

      Enseñar es dar un modelo técnico y espiritual ideal y, sobre todo, transmitir a todos las ganas de alcanzarlo.

      ¡Alégrese de los progresos técnicos, del desarrollo físico y espiritual de sus alumnos! ¡Alégrese de que en la práctica diaria no se hayan producido lesiones ni daños! Esté agradecido por lo que su posición de enseñante le ha llevado a reflexionar, a estudiar y progresar técnica y espiritualmente. Agradezca también a los alumnos que han hecho posible sus progresos.

      Osawa Shihan

       DESARROLLAR EL CARÁCTER POSITIVO

      Es preferible variar la enseñanza sin por ello enseñar todo ni cualquier cosa, haciéndolo de tal manera que el alumno no sienta hastío ni aburrimiento, sino que encuentre sin cesar alimentos nuevos.

      Es bueno despertar en el principiante las ganas de trabajar sin desalentarlo por el riesgo de lesionarse o por dolores excesivos, sino más bien interesándolo progresivamente por la práctica.

      Los enseñantes deberían reunirse para intercambiar sus experiencias y el resultado de sus investigaciones sin prejuicios ni ideas preconcebidas.

      Es ridículo que la gente que enseña la vía de la armonía y la paz se dedique a disputas mezquinas entre ellos. Los problemas de ejecución de las técnicas o de fuerza relativa carecen de todo interés. ¡Lo que importa no es la fuerza de ejecución, sino la adecuación al principio!

      Tamura Shihan

       Es bueno despertar en los principiantes las ganas de trabajar sin desalentarlos por el riesgo de lesiones

      Transmitir de forma correcta y precisa el principio del aikido

      Una técnica que sólo pueda ejecutarse por una persona fuerte no tiene ningún interés general. No hay que olvidar que a una técnica le corresponden varias maneras de ejecución, y que las condiciones de ejecución varían con el ataque del adversario.

      No se puede decir que el buen profesor sólo sea aquel que físicamente es más fuerte que los demás o aquel que posee técnicas buenas. Mediante una enseñanza basada en una comprensión justa y clara del principio se podrá guiar a los alumnos sin equivocación.

      N. Tamura, Lesneven, 1989

      Es conveniente corregir los defectos de técnicos y espirituales de los alumnos como si fueran nuestros propios hijos

      O Sensei y N. Tamura, hacia 1956

      Practicar con alegría e intensidad

      Retrato simbólico de O Sensei con los atributos imperiales divinos: Espejo, sable, piedra

       Por Tamura Eiji

       FINALIDAD DE LA ENSEÑANZA

      O Sensei y N. Tamura Hombu dojo

      La paz del espíritu

      El aikido es una vía ascética que muestra la dirección de la realización de la humanidad por medio del ki-iku, toku-iku y tai-iku (la formación y el desarrollo de la esencia: ki, de la sabiduría y de la virtud: toku y del cuerpo: tai). Mediante esta educación, que comprende y une el cuerpo y el espíritu, se transcienden las nociones de raza y frontera para formar un ser humano verdadero.

      Los movimientos del aikido son flexibles como lo son los de la naturaleza, porque están llenos de kokyu-ryoku. Aumentan la potencia física, mejoran la salud y la belleza del cuerpo. Asimismo, se desarrolla y afina la flexibilidad, la resistencia al esfuerzo, los reflejos, la rapidez, etc.

      Hombu Dojo, hacia 1957

      Impregnándose de los métodos de “preservación de la vida” se adquiere confianza en uno mismo y tranquilidad, se alcanza la paz de espíritu a la vez que se desarrolla la voluntad de emprender, la perseverancia y el sentido de organización.

      Hay que superar los mayores enemigos del budo, la ira, el miedo, el temor, la duda, la indecisión, el menosprecio y la vanidad, y desarrollar una gran firmeza de alma y un gran valor. Es necesario estar impregnado de la necesidad de superarse a sí mismo. Por medio de la repetición de la práctica diaria se consigue vencer la fatiga, el hastío y conocer el gusto por el esfuerzo, la importancia de la perseverancia y la alegría de vencer la dificultad.

      En el seno de una sociedad que con facilidad concede demasiada importancia a las técnicas, a la fuerza y la potencia, las reglas de etiqueta permite sentir que existen valores superiores cuyo respeto es importante sin tener que forzarse a ello. Son la condición sine qua non de la supervivencia de una sociedad. (Compárese con el capítulo Etiqueta).


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