Confesor. José Alberto Callejo
PRÓLOGO
Abordar la creación de una obra literaria es una tarea ingente. Todo escritor se enfrenta a un reto de notables proporciones, y cuando se sumerge en la aventura creativa, es difícil vislumbrar la dimensión del trabajo que tiene por delante. Si además se trata de la primera obra, a veces sorprende que un escritor novel logre resolver de forma airosa esta difícil cruzada.
Confesor es uno de esos casos. No solo plantea un dilema moral interesante, un asunto de actualidad que sorprende por la reacción social que previsiblemente provocaría, sino que además estamos ante una completa novela policíaca, o negra, dependiendo del prisma con que se observe.
Se ha escrito mucho sobre la diferencia entre ambas, y tal vez se ha encontrado la unanimidad en el hecho de que la novela policíaca necesita para ser tal un crimen cuyo autor es desconocido, y un detective que trata de descubrir al culpable. Y ello a través de unos personajes que casi siempre se enmarcan en un escenario estático en cuanto a la conducta de los mismos. Sin embargo, la novela negra proporciona una mirada más profunda al mundo de la criminalidad y la delincuencia. Este subgénero narrativo ha alcanzado