Confesor. José Alberto Callejo
personajes realistas, con matices, dudas y contradicciones.
Por tanto, circunscribir la obra de José Alberto Callejo al género policial, o incluso hablar de ella como una novela negra, sería quedarse corto. Desde luego, se ve el deseo del autor de cumplir fielmente con la labor de documentarse, de no fallar en el principio básico de dibujar a fondo los perfiles de los personajes, sus conductas, su modo de proceder. Confesor es una obra en la que la mayoría de los protagonistas son guardias civiles, con sus jerarquías, sus procedimientos, y todos son creíbles y sirven al propósito de la novela.
Sin duda, el protagonista principal es el que proporciona el nombre a la obra, el Confesor, y es precisamente este personaje el que permite al autor dotarla de una vertiente distinta, muy actual, que le hace superar la barrera de lo policial o negro, hasta alcanzar las cotas propias del libro de intriga. Y por todo ello, más allá de la barrera imprecisa entre géneros, surgen en el mercado literario de vez en cuando híbridos interesantes, que consiguen que los lectores se entreguen a su lectura. Este es nuestro caso, porque José Alberto Callejo ha conseguido que todos los elementos de la obra estén subordinadas a un fin: que el lector lo pase bien, y no solo por la trama oscura de hechos inauditos, sino sobre todo por la crítica social que encierra, o bien el dilema, porque a todos los lectores les resultará difícil discernir si estamos ante un Confesor héroe o más bien ante un Confesor villano. Incluso nos hará preguntarnos si haríamos lo mismo, o al menos si lo aprobaríamos, si la conducta de alguien que somete a su particular interrogatorio a criminales reconocidos a los cuales la justicia tiene problemas para poner entre rejas, es reprobable, o tal vez digna de vítores.
La novela despliega su contenido a través de una estructura narrativa lineal, de corte casi cinematográfico, y ello contribuye a que el lector conforme su propia idea, saque sus propias conclusiones. Y además, lo hace de una forma sugerente, llevando al lector en volandas hacia el final, tirando de él en cada capítulo.
En definitiva, estamos ante la obra de un autor que, a través de este debut literario, de esta novela creíble y actual, nos hace pensar que va a continuar escribiendo, creando historias y entreteniéndonos.
Póngase cómodo y prepárese para entrar en un apasionante libro.
MIGUEL RUIZ MONTAÑEZ*
* Miguel Ruiz Montañez es autor de: “La Tumba de Colón”, “El Papa Mago” y recientemente de “El país de los Espíritus”. Sus novelas han sido traducidas a más de 10 idiomas.
AGRADECIMIENTOS
Disculpas a los lectores…
Es mi primera novela y como en todo en la vida, también puede ser la última. Espero que entiendan que los agradecimientos serán largos. Así que, siéntanse en la libertad de pasar pagina desde este mismo instante.
Mi principal agradecimiento, en general, es para ese mundo extraordinario que se encuentra dentro de los libros y el cine; fue lo que me animó a escribir historias.
El resto de los agradecimientos son casi por orden cronológico…
A mi padre, por todo lo que se esmeró en darme y enseñarme; pero sobre todo, por darse cuenta de que la única forma de introducir en la lectura a un alma rebelde como la mía, era a través del Selecciones de Reader´s Digest. Él encontró el único camino posible para que me interesara por leer, cuando era un adolescente.
A mi madre, por todo; especialmente por guiarme hacia otro mundo extraordinario y diferente en la lectura: las enciclopedias. Nunca se rindió en su esfuerzo porque yo leyera algo. Y siempre, siempre, nos empujó a mis hermanos y a mí, a leer y estudiar más, sin rendirse en su empeño.
A mis 3 hermanos por ser una parte muy importante de esta preciosa aventura que es la vida. Especialmente porque me enseñaron, sin ellos saberlo, el valor de amar a aquellos que son de tu sangre y la fuerza tan grande que esto tiene. ¡¡Gracias Mary Carmen, Carlos y Oscar!! Son únicos.
A Selecciones de Reader´s Digest, por mostrarme un mundo increíble a través de sus micro-‐ historias y artículos con temas sorprendentes. He alimentado mi imaginación en miles de sus páginas; todos los meses, durante casi tres décadas.
A George Lucas y Steven Spielberg por volverme adicto al cine y por mostrarme lo que se puede hacer cuando exprimes tu imaginación.
A Mario Puzo, por escribir la novela y a Francis Ford Coppola por crear la película, de la historia que más ha marcado mi vida, “ El Padrino”.
A Thomas Harris, por “El Silencio de los Corderos”, y a su Director Jonathan Demme; por escribir y dirigir la historia que más me ha motivado a escribir y uno de mis libros favoritos.
A todos los cabrones que me asaltaron en cuatro diferentes ocasiones, dos de ellas con mucha violencia. Gracias por sacar a flote el odio y los sentimientos de venganza mas oscuros que habitaban en mi alma. Especialmente al que me puso la pistola en el corazón con el gatillo recortado y listo para disparar. Por su culpa, vi la muerte cara a cara, lo más cercano posible. Gracias porque me infundiste unas ganas enormes de hacer justica con mano dura, sin andarme con rodeos, sin temor a desear el sufrimiento de los delincuentes que me arrebataron algo más que dinero y joyas.
A Samuel Johnson, por mostrarme un camino más recto y frió, “La venganza es un acto de pasión, la revancha de justicia”.
A José Luis Segón y a los hermanos Julio y Javier Hernández, que fueron los que me insistieron desde hace muchos años, en mi juventud, para que me animara a escribir todas aquellas historias que alguna vez les comenté, entre copa y copa. Son las tres personas que más quiero, que no son de mi sangre.
A Arturo Pérez-‐Reverte, por darme, a través de sus escritos, los argumentos para sentirme cómodo con mis sentimientos de venganza; pero sobre todo, por enseñarme a no sentirme culpable por tenerlos. Igualmente por su estilo de escritura, con tanta fuerza.
A Juan Manuel de Prada, por enseñarme los conceptos mas rectos de justica, desde la perspectiva de la moral y de los valores universales, vistos desde un prisma más simple y llano. Igualmente por su estilo, siempre con una venda en los ojos, como debería de ser la justica: ciega e imparcial.
A Carlos Herrera, por mostrarme el camino directo para decir las cosas sin cortapisas, sin importar el foro en el que te encuentres, sin lamentaciones, ni arrepentimientos, haciendo a un lado lo que es política y socialmente correcto para decir lo que realmente siente uno.
A las periodistas Ángels Barceló, Pepa Bueno, Isabel Gemio, Gemma Nierga y Julia Otero, porque de su indignación ante ciertos delitos, se alimentaron mis más crudos sentimientos de justicia.
A Lorenzo Silva, por iniciarme en el mundo interno de la Guardia Civil a través de sus historias y de los extraordinarios personajes que ha plasmado; un mundo que para mi era desconocido, como mexicano que soy.
A todos los grandes escritores iberoamericanos, con lo que descubrí que la magia también se escribe con eñe. Porque nombrarlos sería interminable. Aunque quiero agradecer especialmente a Laura Esquivel, por su novela “Como agua para chocolate”, me marcó para siempre.
A Ana Sanz-‐Magallón, por su libro “Cuéntalo bien”, que fue el detonante para que me lanzara de una vez por todas al mundo de contar historias. Por hacerme sentir cómodo utilizando el lenguaje llano y especialmente por enseñarme que: si pones a unos chicos a tocar la zambomba al final de un gran concierto, como el de los Rolling Stones, esos chicos deben de ser mucho mejores que los artistas principales (El Epilogo). ¡¡Gracias!! Tu libro ha sido mi mas fiel aliado.
A todos los escritores que han dedicado su tiempo y experiencia para escribir libros de creación literaria; que te enseñan y orientan en el complicado mundo de contar historia. Sin ellos no hubiera podido escribir nada en condiciones. Sin ellos, no habría escritores autodidactas como yo.
A Rafael Caumel Daza, por enseñarme