Guía práctica para la escritura de anteproyectos de investigación. Adriana Aristizábal Castrillón
cabo.
A la luz de lo ilustrado, estos son otros ejemplos de actividades que no se consideran investigación:
•Análisis y pruebas en materiales que se hagan con técnicas estándares o rutinarias
•Estudios de factibilidad (también puede hacer parte de un proyecto de investigación)
•Desarrollo rutinario de software
•Recolección de datos con propósitos generales
•Implementación de tecnologías que están de venta en el mercado, sin modificación alguna de su funcionamiento y operación.
Es probable que cuando se inicia con una idea, no se pueda determinar con certeza si esta se puede materializar en un proyecto que sea considerado investigación hasta no haber revisado otros estudios relacionados (antecedentes). Sin embargo, al ir construyendo el anteproyecto e ir estudiando sobre el tema en el cual se enmarca esta idea, se puede reorientar, de ser necesario, para formular un anteproyecto que se encuadre en una de las categorías de investigación (básica, aplicada o desarrollo experimental). La clave está en partir de los trabajos encontrados para determinar cómo se puede mejorar lo que ya existe o cómo superar los límites actuales del conocimiento y la tecnología. Parafraseando lo expresado por Firestein (2012), cuando se estudia un tema, más que disminuir la ignorancia sobre el mismo, lo que se hace es transformarla. La ignorancia de “mala calidad”, es decir, aquello que quien estudia desconoce, se transforma en ignorancia de “buena calidad”, es decir, aquello que desconoce la humanidad. Al saber lo que desconocemos todos, como especie, podemos plantear nuevas y mejores preguntas que deriven en proyectos de investigación, y estos proyectos generarán más conocimiento para todos y también más preguntas. Un buen proyecto y un buen investigador se reconocen por la calidad de su ignorancia.
2. Estructura de un anteproyecto de investigación
Un anteproyecto o propuesta de investigación, según el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias, 2015), es aquel
que se refiere a un conjunto articulado y coherente de actividades orientadas a alcanzar uno o varios objetos relacionados con la generación, adaptación o aplicación creativa de conocimiento. Para ello se sigue una metodología definida que prevé al logro de determinados resultados bajo condiciones limitadas de recursos y tiempo, especificados en un presupuesto y en un cronograma, respectivamente (párr. 10).
Generalmente, un anteproyecto de investigación consta de las partes ilustradas en la figura 2.
Figura 2. Partes de un anteproyecto de investigación
Fuente: Elaboración propia.
Cada una de las partes que constituyen el anteproyecto cumple un propósito importante que permite entender, evaluar y ejecutar el proyecto que se está presentando. Todo se inicia con una necesidad práctica (justificación); luego se revisan los estudios realizados alrededor de esa necesidad o tema (antecedentes), con el fin de conocer qué se ha hecho hasta ahora para resolver este problema, cómo se han desarrollado investigaciones similares y corroborar que no exista ya una respuesta a esa necesidad que se pueda aplicar directamente; esto permite establecer lo que hace falta para llegar a una solución (planteamiento del problema). Luego se formulan los objetivos del proyecto, de tal forma que el logro secuencial de cada uno de ellos apunte a la solución del problema planteado. También se debe determinar cómo se logrará cada uno de los objetivos (metodología) y el tiempo que se dedicará a cada una de las actividades (cronograma).
Cada una de las partes presentadas en la figura 2, se explican en las secciones siguientes de esta guía, en la que también se incluyen lineamientos y sugerencias sobre la escritura del título, el resumen y las referencias que hacen parte del anteproyecto.
La justificación busca establecer la importancia de llevar a cabo el proyecto. En el caso, por ejemplo, de los anuncios que se ven por televisión, ya sea unas gafas deportivas, un utensilio de cocina o una billetera; todos ellos tienen algo en común: primero, crean una necesidad (un problema) y la presentan antes de mostrar el producto. He aquí un ejemplo de un comercial de la billetera Aluma Wallet (Xatem Tienda, 2012):
¿Está cansado de buscar lo que necesita en una billetera antigua y muy llena? ¿Están sus tarjetas de crédito muy apretadas? ¿Cansado de billeteras repletas que no caben en ningún lado? ¿Sabía lo fácil que es para alguien escanear sus tarjetas de crédito cuando están en su bolsillo?
Quizás haya visto antes este comercial en televisión. Cada una de esas afirmaciones viene acompañada de imágenes, inicialmente, de billeteras grandes, llenas y desordenadas; de personas con problemas que usan este tipo de billeteras y dan testimonio de lo poco funcionales que son. ¿Por qué estos comerciales invierten tanto tiempo en presentar estas situaciones, antes de mostrar el producto que desean vender? La respuesta es simple: antes de vender la solución, se debe vender el problema. Si el potencial cliente cree que realmente hay un problema, tendrá curiosidad por ver la solución y, luego, si la solución lo convence querrá comprarla:
Te presentamos la nueva y ligera Aluma Wallet. Es indestructible, es compacta, para que quepan todas tus tarjetas de crédito. Es la billetera perfecta para hombre o mujer y por su tamaño compacto cabe en cualquier bolsillo o bolso, y mantiene las tarjetas con chip seguras, bloqueando las señales de los escáneres protegiéndolo de robo de identidad (Xatem Tienda, 2012).
Así mismo, cuando se presenta un anteproyecto de investigación, lo primero que procede es vender el problema, dejar especificado que el proyecto busca dar respuesta a una necesidad y definir claramente cuál es esa necesidad. Es evidente que, en contraste con el ejemplo que se tiene en ventas por televisión, la necesidad debe ser real y estar soportada en datos. Esto es lo que hace diferente un anteproyecto de investigación de la venta de un artículo. En el anuncio de Aluma Wallet, se presenta como problema la facilidad con que pueden llegar a escanear una tarjeta de crédito del bolsillo de una persona. Esta idea la refuerzan con imágenes y con testimonios en los que manifiestan haber ignorado lo fácil que era. No obstante, un examen más consciente de estos argumentos (lo que rara vez se hace en relación con este tipo de anuncios), revela una falta de evidencias que los sostengan; habrá que preguntarse: ¿hay algún estudio sobre la frecuencia con la cual se efectúa este tipo de robo de identidad en tarjetas guardadas en el bolsillo?, ¿esto sucede con todo tipo de tarjetas?, ¿cuántas personas se ven afectadas cada año por este problema?, ¿cuánto dinero se pierde anualmente con esta modalidad de robo?, ¿cuál es realmente la magnitud de este problema? La necesidad que origina una propuesta de investigación no puede provenir de lo convincente que suene el discurso, sino de argumentos, de cifras suministradas por entidades o por publicaciones en fuentes confiables.
En el ejemplo con que se inició este documento, los estudiantes deberían investigar alrededor de varios asuntos conexos: ¿qué tan grande es el mercado de la iluminación con ledes?, ¿qué cantidad de dispositivos con ledes se desechan anualmente?, ¿hay alguna regulación sobre este tipo de desechos en Colombia y en el mundo?, ¿cuánto galio e indio contienen estos desechos?, ¿hay cifras de problemas de salud generados por estos metales?, ¿hay cifras de la demanda de galio e indio en la industria de ledes?, ¿hay proyecciones futuras, que indiquen la necesidad de tener otras fuentes de galio e indio (fuentes como el reciclaje a partir de los ledes desechados)? Para dar respuesta a estas preguntas se deben consultar diversas fuentes de información; no se puede afirmar, simplemente, que “el problema es grande” o que “es importante”. Estas afirmaciones deben estar amparadas en hechos, pues esto hace que el discurso sea veraz. La veracidad se