Cazador de narcos II. Derzu Kazak
Lourdes, menos espontánea que su marido, demostraba su beneplácito con una amplia sonrisa.
– Don Pedro… No podemos aceptar la estancia de Medellín, ¡esa es su casa! Contestó Rocío.
– ¡Por eso será nuestro regalo! Es sin más “una” de mis casas y Uds. son mis hijos...
– ¿Qué podría hacer con el dinero? Patricia se fue a Calcuta, le envío algunos dólares mensuales para sus gastos personales; no quiero que pase hambre… Pero sé que los gasta para dar de comer a los ancianos del asilo, y son muchas bocas. Ella siempre dirá que todo está bien aunque no tenga un grano de arroz.
– Veré si puedo mantener a mi hija...
Kevin interpretó al Sr. Bucci. Estaba seguro que enviaba grandes donativos para la India en forma anónima, ¡para que su hija pudiese comer! Una manera elegante de ocultar su congénita generosidad, que ahora demostraba al regalarle su propia casa.
No entendía como un hombre que tenía a veces un corazón de oro, podía en instantes transformarse en un feroz asesino y traficar con la mierda de las drogas. Se sentía amigo de ese Pedro Bucci, el hombre de familia, un ser humano como todos, y buscaba destruir al otro en su misión como agente especial.
– ¡Es un tema concluido y del cual me siento feliz! Exclamó Pedro Bucci. Ahora me han vuelto las ganas de regresar a Medellín, y mañana mismo empezaremos a reconstruir la casa.
– Rocío, Kevin debe hacer un viaje de negocios a Norteamérica. Si es tu deseo puedes quedarte con nosotros hasta su regreso, estarás en tu casa. Invitó cordialmente Bucci.
Rocío miró a Kevin, lo agarró del brazo y le susurró: – Quisiera ir contigo. Te prometo no hablar, no ver, no oír y absoluta obediencia. No conozco los Estados Unidos...
Puso una carita de ángel desvalido recién caído de los cielos, que desarmó a los dos hombres e hizo iluminarse a Lourdes. Las mujeres logran más con un suspiro que con cien gritos.
Kevin interrogó con los ojos al Capo de la droga sudamericana como pidiendo su opinión sin hablar.
– ¡Es asunto tuyo!
Le contestó divertido enseñándole la palma de su mano. – A lo mejor te sea útil en esta misión, es una chica despierta, y si pone esa carita delante de un tanque de guerra, ¡seguramente lo derrite!
La cena concluyó con Lourdes tocando “Claro de luna” en su reluciente piano, un fantástico Steinway Gran Concert Model “D”, regalo de su esposo. Lourdes vivía acariciando sus teclas. No hacía falta ser un experto para apreciar la calidad de la intérprete, lo que es realmente bueno le agrada a todo el mundo. Un aplauso sincero y bien merecido premió sus cualidades como pianista.
Al día siguiente, Kevin Beck y Rocío volaban hacia el aeropuerto International de Miami.
Comenzaba otra misión desde el punto cero, una misión que pondría al descubierto para qué lado trabajaba…
Capítulo 3
Miami
El gigantesco Boeing de la United Airlines volaba sobre el mar Caribe con la suavidad de un albatros mientras la mente de Kevin Beck analizaba alternativas.
– ¿En qué laberinto me estoy metiendo? Soy un agente mercenario de la DEA que oficialmente nunca pertenecí a la DEA, contratado a sueldo fijo exclusivamente para ayudar a destruir el narcotráfico… ¡Pero el Capo de los narcos de Medellín es mi amigo! Y tanto, que hace unos días me ofreció tomar las riendas del negocio…
– O Pedro Bucci está medio tarado... o es tan inteligente que no llego a comprenderlo.
– ¡Si el Comandante Parker se entera que rechacé esa oferta, me fusila! ¡Conoceríamos todo de todo sobre el gran negocio de la cocaína!
– ¿Soy yo el que decide? ¿O manejan mi mente sutilmente?
– Ahora, este agente especial de la DEA viaja con su prometida... ¡a rescatar sano y salvo, y por encargo del narco número uno del mundo al prófugo número uno de la DEA, la CIA, la INTERPOL, y todos los servicios de seguridad del mundo!
¿Para qué carajo? ¡Nada menos que para llevarlo a los brazos del Capo del cartel de Medellín! Y como el cartel de Cali fue prácticamente disgregado después de la guerra civil entre carteles, podríamos decir, a los brazos del súper–narco, ¡donde seguramente no tratarán temas relacionados a cómo se deben edificar las iglesias y de qué manera eliminar la corrupción!
– ¡Debo estar loco de remate!
– Para colmo, mi novia y futura esposa era nada menos que la asistente del manager del Cartel de Carteles de la cocaína sudamericana, que teóricamente podría encasillarla como parte del equipo de los narcos… esta mujercita debía espiarme y por suerte se enamoró y me salvó la vida antes de que me descubrieran... ¿Eso será suerte o protección divina?
– ¿Ella sabe lo que soy? Creo que más bien lo sospecha. Nunca lo pregunta. Es una virtud rara en las mujeres.
– Para rematar... ¡el Capo de Medellín me ofrece la fiesta de bodas! que naturalmente, será en alguna de sus mansiones, ¡y sin lugar a dudas con invitados de la colectividad Narcóticos S.A. de Irresponsabilidad Ilimitada! ¡Y me regala la mejor estancia que tiene! ¡La mansión de Medellín y sus campos eran, antes del combate con los narcos de Cali, la más estupenda de toda Colombia! ¡Y piensa restaurarla para nosotros!
– Para completar... ¡seguramente serán los padrinos!
– ¡Qué notición para los muchachos de la prensa! “Agente especial de la DEA se casa con una “narca” entre los narcos, vive como Duque entre los narcos, recibe regalos colosales de los narcos y viene a sacar del fuego al narcotraficante y capo mafioso más alevoso de Norteamérica”... ¿Así combate la DEA el narcotráfico...?
– “¡Yo también quiero ser agente de la DEA...!” gritará todo el mundo.
– ¡Y el Comandante Parker me refusila de nuevo!
– Además, ¿qué traición pensará el Comandante que he hecho para merecer la amistad y semejantes regalos de Pedro Bucci?
– ¡Mierda!
– ¡Si no fuera porque realmente adoro a está mujercita creo que me esfumaría del planeta!
– ¡Soy el anti–agente! No quise saber dónde se oculta Frank… ¡Cuándo un verdadero agente sería lo primero que averiguaría! Pero ese Pedro Bucci me cayó bien, ambos sabemos que no hemos nacido traidores. ¡El maldito se aprovecha para mandarme de cadete ad–honoren a traer al mafioso…! ¿O para ver de qué equipo juego?
– ¿Cómo diablos podré hacerlo? ¡Si es que debo hacerlo!
– Primero hablaré con Parker... Si lo llego a intentar sin su autorización, con todo lo que tengo a cuestas pensará que me pasé de bando, y lo más grave, ¡si me atrapan no me saca nadie de la jaula!
– Debo convencer al Comandante de las ventajas que tiene dejar salir a Frank...
– Pero... ¿qué ventajas puede tener dejar escapar al Capo de la Mafia, si hicimos la Operación Anaconda para destruirlo junto con los narcos?
– Espero que Pedro Bucci nunca se entere que fui uno de los que manejó los hilos que provocaron el desastre de los Carteles. Si bien todavía no me explico cómo hizo algunas jugarretas el Comandante Parker. ¡Tiene clase!
– Cuando llegue a casa deberé hablar con Callaghan. Espero que aún viva en la casita del fondo y mantenga nuestro túnel en funcionamiento.
– ¡El túnel entre las casas sí que jodió a los narcos! Se pasaron casi un año espiando como viejas conventilleras, mirando detrás de los visillos de la ventana de la casa del frente con sus telescopios para ver quién entraba y salía, y tratar de descubrir un posible contacto, mientras nosotros nos juntábamos todas