El gran reto presente. Rolando Carrasco Antonio

El gran reto presente - Rolando Carrasco Antonio


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de instituciones privadas de educación superior, que financian sus programas de investigación con el apoyo además de instituciones extranjeras. Asimismo, un 1.7 % de los recursos dedicados a I+D provienen de instituciones privadas sin fines de lucro, mientras que las empresas alcanzan una representación de 31 % en el desembolso total en I+D8.

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      Chile enfrenta serios desafíos en ámbitos que requerirían mayor atención por medio de innovaciones, aplicaciones de nueva tecnología y desarrollo de nuevos procesos. Hay problemas fundamentales en materia medio ambiental, por ejemplo, que el país ha estado intentando enfrentar proactivamente, un esfuerzo cuyo éxito demandaría la realización de más investigación aplicada y desarrollos experimentales. El monitoreo de situaciones de daño al medio ambiente puede muy bien mejorar a través de distintas aplicaciones derivadas de investigación tecnológica e inteligencia artificial, como lo muestra la situación de varios países. Lo mismo en cuanto al daño que causa como efecto colateral, el desarrollo de ciertas actividades productivas que ejercen externalidades negativas, muchas veces de modo descontrolado. En el caso del cultivo del salmón, por ejemplo, se escuchan en Chile muchas quejas sobre el daño que se causaría a otras especies y el daño ambiental general que se asocia a desechos y residuos. Pero se cuenta ya con una experiencia internacional en este tipo de cultivos que amerita el desarrollo de investigación aplicada en el país, la cual ya está teniendo lugar, pero necesita más recursos para acelerar los resultados. Lo mismo en cuestiones relativas a la mejor prestación que las empresas deben proveer a sus usuarios, sea en la producción de servicios propiamente, en lo cual la tecnología puede colaborar en forma decidida. Como ya es obvio, los intentos de «traspasar» directamente aplicaciones o desarrollos aplicados con éxito en otros países, a la realidad local, son a menudo infructuosos o limitados severamente en sus potencialidades, debido a la ausencia de una investigación que promueva una adaptación exitosa.

      Es importante destacar que en Chile existe 1 trabajador (investigador) en el ámbito de I+D por cada 1.000 trabajadores, lo que se compara muy pobremente con lo observado en otros países de la OECD.

      Investigadores en el ámbito de I+D por cada 1.000 trabajadores

      Dinamarca 14

      Corea 13.3

      Japón 10

      Estados Unidos 8.7

      OCDE (PROM) 7.7

      España 5.5

      Letonia 3.2

      Chile 1.0

      Fuente: Ministerio de Economía, Fomento y Turismo de Chile (٢٠١٨).

      La demanda de PhDs deriva de la necesidad de investigación científica predominantemente en las universidades y en desarrollo e innovación, especialmente en las empresas. Como lo constata la agenda para la innovación 2010-2020 (Clic, 2010), la ciencia de base es clave para dar capacidades a la sociedad para generar y aplicar conocimiento, para buscar soluciones a problemas concretos y es, asimismo, factor importante para la formación de profesionales de calidad.

      La sociedad de la información

      Castells (2009) describe la sociedad de la «información y/o conocimiento», entre otras, como aquella que supone el uso intensivo de tecnologías involucradas en un nuevo y limpio estilo de producción, junto a la distribución de productos dentro de una modalidad flexible. La evolución de la sociedad, desde una sociedad con fábricas humeantes y sucias hacia una sociedad postindustrial, de industrias con tecnología limpia, nuevos sistemas multimedia masivos de comunicación e información para el consumo, para a su vez desembarcar en otro medio basado en el intercambio sinérgico de información y conocimiento, es visto de manera muy optimista. Se trataría de una sociedad con oportunidades inigualables para todos. Persiguiendo este propósito, los países desarrollados realizan altas inversiones en educación, capacitación, investigación, comunicación, desarrollo e innovación, generando con ello un gran impacto en la industria, en la administración y en el desarrollo de comunidades y organizaciones. Como hemos señalado, este esfuerzo es menor en el caso de un país como Chile, que para estos efectos constituye un ejemplo de país en desarrollo.

      Esta energía que «transforma y mueve» a las sociedades se halla en las ideas, en el aprendizaje y en el conocimiento. Trabajo y producción, hogar y consumo, comercio y entretenimiento, globalización económica e internacionalización de mercados y capitales, nuevos modelos de organización empresarial con deslocalización territorial industrial, con propuestas educativas transnacionales dadas por la aparición de nuevas herramientas de hardware y software aplicables a la gestión del conocimiento. Estos desarrollos desafían con generar múltiples inequidades y desfasajes digitales, atentando a la privacidad para obtener un efectivo control social y una normalización cultural de nuestras vidas. Y todo esto solo por nombrar algunos pocos pero complejos rasgos del tránsito actual de nuestras sociedades.


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