Guardianes de Titán. Éride. Jordi Sánchez Sitjes

Guardianes de Titán. Éride - Jordi Sánchez Sitjes


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rel="nofollow" href="#u8171a387-cf9f-5732-9b7d-413e555c4b34">CAPÍTULO 12 Manifestación

       Una jornada histórica

       CAPÍTULO 13 Quid Pro Quo

       Batallas presentes y pasadas

       CAPÍTULO 14 Suzanne

       La Danza de la Muerte

       CAPÍTULO 15 Confrontación

       Idus de Marzo

       CAPÍTULO 16 Choque de trenes

       EPÍLOGO Parte 1

       Parte 2

       Parte 3

       PRÓXIMOS TÍTULOS

       LIBRO II: Guardianes de Titán. Chronos

       LIBRO III: Guardianes de Titán. Réquiem

      En la mitología griega, Éride o Eris es la diosa del caos y la discordia.

      “Discordia, insaciable es sus furores, hermana y compañera del homicida Ares, la cual al principio aparece pequeña y luego crece hasta tocar con la cabeza el cielo mientras anda sobre la tierra. Entonces la Discordia, penetrando por la muchedumbre, arrojó en medio de ella el combate funesto para todos y acreció el afán de los guerreros”.

      Ilíada: IV, 440

      PRÓLOGO

      “El único misterio del universo es que exista

      un misterio del universo”.

      Fernando Pessoa

      EL COLAPSO

      En el año 2080 la tierra entró en un colapso planetario irreversible.

      Ese panorama desolador fue causado por la paulatina carencia de alimentos y agua potable, enormes sequías y la extinción de especies sin que la humanidad hubiera hecho nada para impedir llegar hasta aquella situación tan alarmante. Ya era demasiado tarde.

      La población se encontraba en constante migración masiva buscando su propia supervivencia, debido a un brutal crecimiento de población y al consumo excesivo de recursos. También había contribuido al desastre la destrucción de los ecosistemas naturales por todo el planeta, y el cambio climático que se venía produciendo desde hacía décadas. La humanidad había alterado el paisaje gravemente y emitido a la atmósfera cantidades ingentes de CO2.

      Se había perdido la polinización de los campos agrícolas, muchas especies se habían extinguido y otras tantas se adaptaron a las nuevas condiciones. La provisión de agua potable y de alimentos había descendido a grandes proporciones como consecuencia de la disminución de la biodiversidad y con ello se habían aumentado las zonas mundiales desérticas.

      Las grandes sequías conllevarán grandes migraciones, y por todas estas condiciones, regresaron enfermedades infecciosas que se daban por erradicadas.

      ÉXODO

      Todo cambió a raíz del descubrimiento de la Galaxia MG54, también llamada galaxia Henna y la aparición un agujero de gusano que permitiría llegar hasta ella, otorgando un halo de esperanza a la supervivencia para la raza humana.

      Y es que la galaxia MG54 había sido descubierta en 2071 por la nave espacial de la NASA Aleksander Henna, nombrada así en honor al gran astrofísico finlandés que supervisó y coordinó los equipos para la construcción del observatorio espacial. Se trataba de la galaxia más grande hallada por el hombre hasta aquel entonces. Solo tres años después, en 2074, los expertos revelaron que en esa constelación existía al menos un planeta que sería habitable por el ser humano pero que había indicios más que fundados de que otros múltiples planetas pertenecientes a Henna podrían albergar vida humana, o por lo menos se daban las condiciones para ello. Y ante aquel entusiasmo, a mediados de 2080 apareció un agujero de gusano situado entre las nebulosas más próximas a la tierra que según se teorizaba, posibilitaría llegar hasta aquel planeta. Era el milagro que la humanidad estaba esperando.

      Por ello, se reavivó el interés en la misión Destino, un ambicioso proyecto que se ideó en 2058 y que hasta entonces solo había sido financiado con fondos privados y a un ritmo muy lento. Se puso en marcha oficialmente en octubre de 2080, organizándose cuatro grandes expediciones con el objetivo de llevar a la humanidad hasta la galaxia Henna y colonizar el nuevo mundo. Se construyeron las denominadas arcas interestelares para poder cumplir con la misión. Fueron bautizadas como Argos, Andrómeda, Odisea y Esperanza. Con capacidad para transportar alrededor de cien mil personas, cada arca representaba a uno de los cinco continentes de la Tierra, con una sola excepción: África. Dados los elevados costes del proyecto, el continente africano no pudo afrontar su financiación y no participó en el desarrollo y construcción de las arcas. Significantes políticos, científicos, pensadores, militares, deportistas de élite y empresarios de éxito de cada continente viajarían en ellas; el resto de los integrantes fueron elegidos por sorteo equitativo entre el resto de la población. Además, se destinó espacio suficiente para la conservación del máximo número de especies animales y vegetales posible, pero también productos minerales, componentes de última generación, y todo tipo de recursos que pudiera necesitar la humanidad para adaptarse rápidamente a un nuevo mundo sin sufrir una involución tecnológica.

      El trayecto hasta el agujero de gusano que les permitiría llegar a la galaxia Henna se estimó que duraría alrededor de doscientos diez años en tiempo terrestre. Como no estaba desarrollada completamente la tecnología para una larga hibernación espacial, tal distancia significaba que los primeros colonizadores que iban a desembarcar en el nuevo mundo pertenecerían a las generaciones venideras originarias de la tripulación inicial. Estaba implícito que los primeros navegantes y parte de su descendencia, vivirían en las duras condiciones de un viaje espacial y nunca llegarían a ver el nuevo mundo.

      Las cuatro arcas fueron enviadas al espacio entre los meses de junio de 2084 y septiembre de 2086, siendo la astronave Odisea la última en despegar. Atrás dejaba una Tierra moribunda, con la incerteza del destino final para todos aquellos que se habían visto obligados a permanecer en el planeta.

      El viaje interestelar fue algo accidentado. A partir del año 2197, la Argos perdió la comunicación y contacto con el resto de las astronaves, resultando un auténtico misterio qué había sucedido con ellas. El arca llegó al nuevo mundo en el año 2299, comandada por el capitán Karl Johr quien recibiría el rango de héroe espacial tras haber logrado el objetivo previsto.

      En un principio, el nuevo planeta recibió el nombre de Tierra-2, pero sería rebautizado meses después como Tellus. Del arca desembarcarían ochenta y ocho mil pasajeros, los últimos vestigios de la humanidad. Muchas menos personas de las que inicialmente partieron de la Tierra, en gran parte por las dificultades que desentrañaba un viaje de tales características. Las arcas dependían de hábitats espaciales autosuficientes


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