Tragedia en cinco actos. Alejandro Barrón

Tragedia en cinco actos - Alejandro Barrón


Скачать книгу
de Mozalbetes o 28 estampas para colorear, imaginar y no dormir

       Acto IV Todo lo que escribo —me dijeron los médicos— es producto de una lesión (en el corazón).

       Betina

       Mi naufragio

       El poder del amor

       Desdichado

       Hija de familia

       Responso

       Bajo mi cama vivía una mujer

       No es nada del otro mundo hacer el amor conmigo

       La mujer más bella

       Gentilhombre

       Encuentro

       Fue raro

       Acto V Tuve un sueño muy extraño, —dijo don Alonso Quijano cuando despertó de aquella larga fiebre cerebral…

       Epílogos de arena

       Christian Andersen

       El escribiente

       Venganza

       El final Nos volveremos a topar (en esta vida o en la otra), lo prometo.

       A manera de epílogo

       Semblanza del autor

      El reflejo más oscuro

      Tragedia en cinco actos es un manojo de vidas, y en especial de muertes, donde el lector podrá bucear por la más oscura tinta de Alejandro Barrón. Aquel que decida saltarse este aviso para navegantes, que bajo su propio riesgo acometa la lectura de un texto cuyo título no alcanza describir su interior.

      Elementos comunes se mezclan con otros sobrenaturales, giros argumentales, humor, por supuesto oscuro como la sombra del demonio, y cambios de ritmo que permiten una ágil lectura que embeberá a más de uno preguntándose, al terminar, qué esconde la noche.

      Barrón, con su particular mirada, nos muestra más de cien formas de morir, deformaciones de la realidad, y una lúgubre perspectiva de la vida.

      A lo largo del libro los relatos nos harán mirar de reojo, con desconfianza, las sombras que ofrece la ciudad para hacernos sentir inquietos con nuestro propio yo interior, rebuscando entre esos miedos que nos sobrecogen, que nos angustian. Los lugares también serán protagonistas, espacios que no volveremos a ver de igual manera tras esta interpretación. Asimismo estarán bajo esta tenebrosa lupa el amor y los sueños, componiendo de esta forma los cinco actos del libro.

      ¿Pero qué más puede encontrarse el lector? Joyas como el relato “Christian Andersen”, ritmos frenéticos de “Un solitario” o “Encuentro”, ejercicios de dudas existenciales como en “Camafeo”, la intratextualidad de “La señora que habita esta página”, la extratextualidad en “Venganza”, colecciones terroríficas como “Galería de mozalbetes”, metáforas sobre la tumba de la monotonía en “Traspapelado”, el viciado aire de “Los Errantes” o la ternura macabra de “Pepinillo”.

      Los protagonistas de estas historias efímeras son de lo más variado, aunque predominan los niños, macabros, ingenuamente oscuros… También podemos encontrar monstruos, fantasmas, pescadores, oficinistas… Una amplia variedad que nos permitirá saltar de una historia a otra con ojos nuevos, con la curiosidad de saber en qué nuevo mundo va a verse inmerso en cada página.

      Prepárense, abróchense los cinturones y tengan a mano una linterna y un par de velas para introducirse en el universo de Alejandro Barrón, hagan acopio de luz, porque la oscuridad ya la pone él.

       Diego J. Sañudo

Acto I Los habitantes de esta ciudad caben perfectamente en un vagón del metro (sabiéndolos descuartizar).

      Ciudad

      1. Animal hipervertebrado que posee de cuarenta a setecientos tentáculos de acero y asfalto, treinta y cinco mil ojos, tres millones de patas y veinticinco millones de almas.

      2. Las ciudades nacen a partir del sueño (o pesadilla) de un visionario.

      3. Las ciudades viven hasta dos mil años. De hecho, muchas ciudades están muertas actualmente, pero han sabido disimularlo muy bien.

      4. Hay ciudades tan enormes, que sólo caben en nuestra memoria.

      5. Nosotros somos nuestra propia ciudad y nuestras cicatrices, las avenidas principales.

      Traspapelado

      El oficinista movió las cajas de aquí para allá y de allá para acá. Removió y revolvió documentos, oficios, cartas, circulares, memorándums. Abrió y cerró archiveros, revisó anaqueles, libreros, cajón tras cajón; hasta que por fin encontró su propio esqueleto, traspapelado.

      Diecinueve de septiembre

      Hay una grieta en mi habitación. Llegó con el temblor, hace tres días. Cada que la miro me guiña, socarrona. Se alimenta de lagartijas, cucarachas y de mi miedo. Hay una grieta en mi habitación, que cada día crece más y más. Tengo nervios que una noche se desprenda y me mate de un golpazo. Hay una grieta en mi habitación, que está sonriendo.

      Versalles 84

      En medio de la más silente noche tomó el revólver, se lo puso en la boca y jaló del gatillo. La pared quedó salpicada de sesos octogenarios, los trocitos de cráneo perlaron la alfombra raída y sucia de aquel departamento de la calle Versalles número 84. En el piso de arriba un recién nacido comenzó a llorar. En el piso de al lado un matrimonio joven hacía el amor como sólo los matrimonios jóvenes lo hacían. Afuera, a tres calles de allí, un coche azul se detuvo para dejar abandonada una maleta en cuyo interior se encontraba el cadáver de una niña. A la mañana siguiente el cansado Judío Errante se levantó con dolor de cabeza. Encendió un cigarro y salió rumbo a la armería, a comprar su trigésima caja de balas y a dejarse arrollar un poco en las avenidas principales, con el tiempo había tomado el gusto de verse en las primeras planas


Скачать книгу