René Salamanca y el clasismo. Enrique Arrosagaray

René Salamanca y el clasismo - Enrique Arrosagaray


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encima tenía algunas mañas para comer.

      Y en el trajín del trabajo, no solo Hadad me llevó al punto de en­cuentro con cada entrevistado, sino que estuvo presente durante las charlas haciendo algunas acotaciones y algunas preguntas. Por eso aparece con frecuencia en este libro, más allá de lo que él mis­mo relata en su propio capítulo.

      Los entrevistados, no tengo dudas, son todos muy valiosos. La abrumadora mayoría de ellos fueron tan cálidos que no me alcan­zan las palabras de agradecimiento. Lamentablemente los años pa­san para todos y hay muchos de estos trabajadores de la Renault que hubiera querido conocer, charlar y abrazar, pero ya no están.

      No pretendo con este libro cerrar ningún balance; por el contra­rio, la intención es abrir y abrir puertas y ventanas a la diversidad de recuerdos y opiniones de los protagonistas, porque si no, con el tiempo, la historia queda cerrada por las historias oficiales. Creo que este es el logro de una herramienta, que es la de la historia oral o la investigación oral de la historia.

      Lo que desborda en este trabajo es la oralidad. No es que menos­precie los papeles y los archivos, por el contrario. Seguramente a este trabajo le falta algo más de archivos, de bibliografía, etc. Pero hacerlo de esta manera fue mi decisión, claro, y afronto las consecuencias.

      Capítulo 1

      Una introducción necesaria

      La provincia de Córdoba ha tenido, entre otras características, la de concentrar un alto porcentaje de la producción de automó­viles del país. Arrancó con los vehículos producidos en Industrias Mecánicas del Estado (IME) y con los de la IKA (Industrias Kaiser Argentina). Luego y centralmente con la radicación de las empre­sas FIAT y Renault. La primera en el barrio de Ferreyra; la segunda asociándose con IKA, que estaba en el barrio de Santa Isabel; más adelante Renault se quedó con la propiedad de toda la empresa.

      IME (también se llamó IAME y DINfIA), empresa estatal funda­mental en la historia fabril de Córdoba y del país, además de autos y utilitarios, fabricó tractores, motos y motonetas, etcétera.

      Es rara una familia cordobesa que no tenga un pariente o amigo que haya pasado por estas plantas. Queremos decir con esto, que haber trabajado en estas fábricas les ha dado a miles y miles, una orgullosa identidad.

      “Producción fabril” indica “obreros” y “obreros” implica “lu­chas”. Esta es una ecuación verdadera, y la validez de esta ecuación hay que buscarla en la historia y en el presente. El eterno y obvio choque entre los intereses obreros y los intereses empresarios ge­nera luchas. Es una ley del capitalismo.

      Como los empresarios supieron esto desde siempre, trataron de impedir la organización obrera, y donde no pudieron, trataron de corromper dirigentes. Con algunos –no pocos– no precisaron dema­siados esfuerzos. ¿Hace falta aclararlo?, ponerse el mameluco lo hace obrero, pero no necesariamente un luchador por los intereses de la clase obrera.

      Muchos muchachos del interior de la provincia y de otras pro­vincias se acercaron en los años 60 a Córdoba en busca de trabajo, como ocurre naturalmente cuando la producción en los campos se mecaniza y, al mismo tiempo, cuando las explotaciones agrícolas se concentran cada vez en menos manos. Así ocurrió y sigue ocu­rriendo en Argentina.

      En conjunto, estas plantas deberían tener poco menos de 20.000 trabajadores. Era el más importante conjunto de trabajadores, vin­culados por el tipo de producción, que existía en la provincia.

      El gobierno del cordobés y radical Arturo Illia, asumido en 1963, estaba débil por sus propias convicciones y además por la acción de los más altos poderes económicos en el país, sobre todo impe­rialistas. El 28 de junio de 1966 lo derrocan y se instala una nueva dictadura, una clásica dictadura proyanqui.

      Esta dictadura parecía muy decidida pero tenía fuertes con­tradicciones internas, sobre todo en el Ejército; y tenía definitivas contradicciones con los trabajadores y el pueblo en general, que se expresan rápidamente.

      Conformaban el SMATA Seccional Córdoba los trabajadores de las siguientes fábricas: IKA-Renault y su matricería Perdriel, Gran­des Motores Diesel (GMD, de FIAT), Transax (de Ford), Thompson Ramco e Ilasa. Además, trabajadores de pequeños talleres mecáni­cos y empleados y obreros de concesionarias de toda la provincia.

      En este trabajo nos ocupamos sobre todo de las experiencias de lucha de los trabajadores de la IKA-Renault entre 1968 y 1976. Pero también buscamos y encontramos a trabajadores de otras plantas para que hablen de sus procesos de lucha particulares y su mirada sobre el proceso en IKA-Renault.

      Mencionamos ahora algunos de los más importantes hechos, como mojones, del riquísimo proceso de lucha de los trabajadores de IKA-Renault y de su entorno, desde el Cordobazo hasta el golpe de Estado de 1976, que pretenden ser no más que eso: una apretada mención de los picos de luchas en tan interesante proceso. Lo hace­mos porque los protagonistas de los capítulos de este libro en algu­nos casos solo los mencionan o solo hacen referencia a algún aspec­to, o hablan de los detalles que ellos quieren profundizar. Y desde nuestra tarea, nos resultaría imposible contextualizar cada uno de los cientos de comentarios que nuestros entrevistados hacen.

      Sobre el Cordobazo hay mucha bibliografía –tenemos nuestras preferencias–; en todos o casi todos los trabajos se coincide en que los trabajadores de la planta de IKA-Renault fueron la columna vertebral de aquella jornada. Sabemos que miles de trabajadores en todo el país estaban acumulando broncas contra la dictadura de Onganía; además de los estudiantes universitarios, quienes, en más de una ciudad, fueron protagonistas destacados en la lucha de calle, en las tomas de establecimientos y de sectores de ciudad; y en crear métodos de combate, de comunicación, etc., haciendo gala de una creatividad notable. Los estudiantes del Barrio Clíni­cas, histórico, fueron un ejemplo de capacidad de combate y de creación. Las luchas de los estudiantes universitarios de Corrientes y de la federación Universitaria del Noreste fueron valiosas para ir rompiendo el respeto a la dictadura... El pueblo de Rosario y del Gran Rosario, sus trabajadores y estudiantes, entre otros.

      Algunos entrevistados mencionan la lucha del Chocón, en Neu­quén: los trabajadores que estaban construyendo la central hi­droeléctrica Chocón Cerros Colorados se declaran en huelga y toman las instalaciones desde fines de febrero hasta mediados de marzo de 1970, por reivindicaciones propias, sobre todo de seguridad, y por el derecho a tener delegados. Hay decenas de artículos y libros escritos por la importancia de este conflicto, que terminó con la derrota de los trabajadores, a pesar de su heroicidad. Por ello en muchos conflictos de la época, incluso en los de los mecánicos de Córdoba, aparecerá la consigna “Por un Chocón triunfante”.

      Primera toma de Perdriel

      El 11 de mayo de 1970 la empresa resuelve ejecutar algunos traslados de obreros de esa planta a la de Santa Isabel. Era muy probable que varios de esos obreros fueran elegidos como dele­gados, entre ellos Luna y Ávalos, y la empresa no los quería. Inme­diatamente, ya sin esos obreros en la planta y por pura casualidad, el Sindicato llama a elecciones de delegados. Pero el fervor en la planta


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