Repensar la antropología mexicana del siglo XXI. Pablo Castro Domingo
recientes ingresaron estudiantes de muy diversos sectores sociales, incluidos muchos de origen social más popular.
LA ANTROPOLOGÍA ES UNA DISCIPLINA CUYOS MIEMBROS TIENEN UNA HABILITACIÓN ACADÉMICA MUY ALTA
En el Catálogo de 1945 a 2017, los tesistas registrados de licenciatura fueron 60.6%, 25.8% de maestría y 13.6% de doctorado, lo que refleja que es una profesión con una alta proporción de personas que estudiaron posgrado. Esa tendencia es más marcada si se comparan los antropólogos titulados en el siglo XX con los graduados en lo que va del siglo XXI: entre 1945 y 1999 los de licenciatura representaron 70.2% del total, los de maestría 23.4% y los de doctorado 6.4%, mientras que de 2000 a 2017 de licenciatura fueron 57%, de maestría 26.7% y de doctorado 16.3%. El peso específico de quienes tienen doctorado ha crecido mucho: en todo el siglo XX sólo se graduaron 143 doctores en antropología en México, mientras que en los 18 años comprendidos entre 2000 y 2017 se han graduado 953 doctores. De las personas que respondieron la Encuesta, 31.7% sólo estudiaron licenciatura, 27.3% tuvieron maestría como máximo nivel de estudios y 41% también estudiaron doctorado. La significativa cantidad de personas que estudiaron maestría y doctorado en antropología no corresponde con las proporciones que hay en la población total del país que ha realizado estudios superiores. En 2015, de cada 100 personas con estudios superiores en México sólo 14 habían estudiado hasta maestría y menos de dos (1.5) habían ingresado a un doctorado, mientras que de cada 100 personas que participaron en la Encuesta, 27 habían estudiado hasta maestría y 41 habían ingresado a un doctorado. La antropología es una de las disciplinas con mayor proporción de graduados de maestría y doctorado en el país.
Los antropólogos que tienen entre 30 y 39 años poseen ya una alta habilitación académica, a pesar de que muchos aún siguen estudiando: de acuerdo con la Encuesta, 30.5% tienen sólo licenciatura, 36.2% maestría y 33.3% doctorado. Cuando concluyan su periodo formativo probablemente estaremos hablando de la cohorte de antropólogos con mayores niveles de escolaridad en la historia.
La gran proporción de maestros y doctores es un fuerte indicio de que la antropología es una profesión cuyo campo de trabajo está muy orientado hacia las labores académicas. Es sabido que las instituciones de educación superior y los centros de investigación exigen cada vez más cursar maestrías y doctorados a quienes quieren trabajar como docentes y/o investigadores. El simple dato de que 41% de quienes respondieron el cuestionario han ingresado a un doctorado dice mucho sobre las características del trabajo antropológico en México: se trata de una profesión con una altísima habilitación, pero con pocas opciones de trabajo bien remunerado fuera del campo académico, lo que impulsa a muchos egresados a estudiar posgrados.
PRECARIEDAD Y DIVERSIDAD: LA SITUACIÓN LABORAL DE LOS NUEVOS ANTROPÓLOGOS
La mayoría ya no trabaja en la academia. Durante mucho tiempo la gran mayoría de los antropólogos mexicanos trabajaba en el sector académico. La situación ha cambiado para las nuevas generaciones de antropólogos, que laboran en sectores muy diversos. El cuadro 3 muestra cómo disminuye la proporción que trabaja en el sector académico y aumentan el empleo en el sector privado, en organizaciones de la sociedad civil, el trabajo free lance y en negocios propios.
CUADRO 3
DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DEL EMPLEO DE LOS ANTROPÓLOGOS POR GRUPO DE EDAD (PORCENTAJES)
FUENTE: elaboración propia a partir de la Encuesta sobre la práctica profesional y las condiciones de trabajo de los antropólogos en México (ciepa-ceas, 2016).
El empleo en el sector académico predomina con claridad entre los antropólogos mayores de 40 años: 100% de los de 70 años y más están en el sector académico y alrededor del 60% de quienes tienen entre 40 y 69 años. En contraste, la mayoría de los menores de 40 años no trabajan en la academia: 40.6% de quienes tienen entre 30 y 39 años y sólo 26.1% de los menores de 30 años. Los antropólogos más jóvenes batallan para obtener trabajos relacionados con sus estudios: únicamente 51.1% realiza actividades vinculadas con la antropología.
La diversidad ocupacional de los antropólogos menores de 30 años se aprecia en la gráfica 1.
Sólo alrededor de una cuarta parte de los antropólogos menores de 30 años trabaja en el sector académico y 22.8% en el sector público, el resto se desenvuelve en ámbitos muy diversos, en los que en la mayoría de los casos tienen que realizar actividades para los que la escuela no los preparó. Llama la atención que más de la mitad (51.1%) se emplea en ámbitos muy diversos a los del trabajo antropológico clásico: 25% en el sector privado, 9.8% en trabajo independiente tipo free lance, 8.7% en organizaciones de la sociedad civil y 7.6% en negocios propios. Hasta hace unos 20 años eran excepcionales los antropólogos que trabajaban de manera independiente, como free lance. Desde finales del siglo XX este tipo de trabajo se ha expandido. La encuesta reportó que 45 personas (7.9% de quienes trabajan) realizan trabajo independiente tipo freelance. Dos terceras partes de ellos son menores de 40 años. Predominan quienes realizan encuestas y entrevistas (28.9%), edición y corrección de estilo (15.6%), traducción (13.3%) y transcripciones (8.9 por ciento).
GRÁFIC A 1
DISTRIBUCIÓN DE LOS ANTROPÓLOGOS DE 23 A 29 AÑOS POR SECTOR DE ACTIVIDAD
FUENTE: elaboración propia a partir de la Encuesta sobre la práctica profesional y las condiciones de trabajo de los antropólogos en México (CIEPA-CEAS, 2016).
El sector académico no sólo es el más acorde con la preparación que se ofrece a los antropólogos en México, también es el que cuenta con salarios más altos y mejores condiciones de trabajo.7 Muchos antropólogos jóvenes enfrentan una doble adversidad: no encuentran em pleos relacionados con lo que aprendieron y tienen que ubicarse en trabajos precarios. Diversidad, ingresos bajos, precariedad e incertidumbre en el trabajo son los rasgos que marcan la situación laboral de la mayoría de los antropólogos más jóvenes en México.
Inestabilidad e incertidumbre en el empleo. La mayoría de los antropólogos en el país no cuentan con un empleo estable. Un dato de la mayor relevancia es que de quienes están trabajando sólo 46.2% tienen un empleo por tiempo indefinido, mientras que más de la mitad (53.8%) no tienen un empleo seguro, sino que están sujetos a la renovación de un contrato temporal, a obtener otro contrato, a conseguir un nuevo proyecto o a impartir docencia en el siguiente ciclo escolar. Hay una tendencia muy clara al incremento de la inseguridad laboral para los graduados en las últimas décadas, que es parte de una tendencia más generalizada hacia la incertidumbre en el empleo en el país (Mancini, 2017).
La totalidad de los antropólogos que se titularon entre 1965 y 1969 tiene empleo por tiempo indefinido, proporción que ha ido descendiendo de manera constante, hasta llegar a sólo 32.3% de quienes se titularon entre 2005 y 2009 y 35.9% de quienes se titularon entre 2010 y 2014. La posibilidad de tener un contrato permanente era común para antropólogos que se graduaron entre los años cuarenta y la primera mitad de los años ochenta; esta posibilidad disminuyó en los últimos años del siglo XX y se ha vuelto claramente minoritaria para los antropólogos que se han graduado en este siglo. Como es de esperar, son muy pocos los antropólogos menores de 40 años que cuentan con empleo permanente: sólo 29.7% tienen contratos definitivos, frente a 60.4% de quienes tienen entre 40 y 59 años y 86.4% de los antropólogos de 60 años y más.
GRÁFICA 2
PORCENTAJE DE ANTROPÓLOGOS CON CONTRATO POR TIEMPO INDEFINIDO SEGÚN LA ÉPOCA EN QUE SE TITULARON
FUENTE: elaboración propia a partir de la Encuesta sobre la práctica profesional y las condiciones de trabajo de los antropólogos en México (CIEPA-CEAS, 2016).
La mayoría no tiene prestaciones laborales.