Biografía de Charles Spurgeon. Juan Carlos de la Cruz

Biografía de Charles Spurgeon - Juan Carlos de la Cruz


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dos hijos.

      El legado de Spurgeon adquiere vida en la pluma del Dr. Juan C. de la Cruz a través de las páginas de ésta formidable y exquisita biografía, en la cual vemos la grandeza de un hombre piadoso que en las manos de Dios fue extraordinario.

      Spurgeon, a pesar de su ocupada vida, fue un prolífico escritor, a un hombre entregado y apasionado por la predicación bíblica; quien tuvo a Cristo cómo el Centro en su diario vivir y la oración cómo su arma secreta. Spurgeon, recibió la gracia de Dios de proclamar el evangelio a viva voz, con poder y gloria.

      Leed ésta biografía para que vuestro ministerio por las almas perdidas sea refrescado y apasionado por el Espíritu Santo, como lo fue en la vida de Spurgeon.

       Joel Collado

      Pastor en la Iglesia Bautista Nueva Jerusalén de Bonao, RD.

      Profesor de Historia y Teología del SeTeBLA. Joel Collado es:

      I.S. (UNAD), M.Sc. (UAPA) y MA (SWBTS).

      “En Charles H. Spurgeon, Juan Carlos nos entrega una bien documentada biografía de el príncipe de los predicadores. Es de fácil lectura, constituye un aporte a la bibliografía sobre el célebre predicador y sin duda constituirá una fuente de inspiración para muchos siervos de Dios. Saludamos su publicación”.

       Dr. Freddy Noble

      Pastor 1ra. Iglesia Bautista Hispana de Manhattan, NYC.

      Más de 50 años en el ministerio pastoral.

       «Spurgeon magnificó la gracia de Dios y glorificó a Dios el Hijo».(Steve Lawson)

      Hablar de Charles Haddon Spurgeon no es tarea fácil. Primero, por el volumen de su producción literaria. Segundo, por la distancia de casi dos siglos, a juzgar por la fecha de su nacimiento. Tercero, por lo extraordinario de su persona y su obra. Cuarto, por la indignidad de cualquiera que decida traer a su pluma o boca a dicho general del Reino de Cristo.

      Es complicado hacer un boceto en palabras de un ministro del Evangelio que fue sin dudas un verdadero embajador del Reino de Cristo, mucho peor aún procurar hacerlo en un trabajo de tan limitado espacio como este.

      En este escrito hemos procurado mostrar como Dios usó en proporciones sobrenaturales a un hombre común y corriente de un pueblecito de la Inglaterra del siglo XIX llamado Charles H. Spurgeon. De entrada, queremos remarcar que tanto el abuelo, como el padre, así como uno de sus hermanos y los únicos dos hijos de Charles fueron todos pastores protestantes.

      Hemos analizado que sin lugar a dudas los grandes éxitos de un hombre que dirigió y guió a buen éxito algo más de 60 ministerios, son el fruto directo de la gracia de Dios. No obstante, en lo que concierne a su persona, Spurgeon no negoció: (1) ni su fe ni su fidelidad a Cristo, (2) tampoco su apego incondicional a las Escrituras y, mucho menos aún, (3) sus deberes de orar profusa y abundantemente, así como de estudiar y capacitarse para su principal función ministerial, a saber, la predicación y la enseñanza.

      Al final, prácticamente todos los aspectos de la vida que vivió Spurgeon son de gran motivación para cualquier ministro y cualquier verdadero creyente. De forma casi impecable, Spurgeon fue un hombre digno de nuestra admiración e imitación para la gloria de Cristo. Lewis A. Drummond introdujo un trabajo biográfico suyo sobre Spurgeon así:

      DURANTE EL MINISTERIO DE CHARLES HADDON SPURGEON en la Iglesia Bautista New Park Street de Londres, catorce mil (14.000) miembros se unieron a la congregación, haciendo de esta la iglesia protestante más grande del mundo. Se han vendido más de trescientos millones de ejemplares de sus sermones y libros. Probablemente sea el ministro más leído de todos los tiempos. En cualquier caso, todavía hay más libros impresos de Spurgeon que otros autores en inglés. Incluso está siendo reimpreso en un estilo inglés actualizado. No solo fue un gran predicador y pastor; fue un notable pensador y escritor1.

      Entremos, pues, a considerar algunas pinceladas gruesas en procura de tal cometido. El Señor me perdone si hago mal uso de la palabra en algún momento para referirme a Charles y, también ruego misericordia de los lectores si erramos al blanco en algún renglón de la vida de este siervo de Cristo, que de seguro está en el regazo de Abraham, debajo del altar del cielo y bajo las seguras alas del Señor.

      1. George, T. & Dockery, D. S. (Versión digital).

      La época de Spurgeon

      La Inglaterra del siglo XIX era virtualmente protestante. Guardar el domingo era normativo. Visitar la iglesia era una costumbre. Y el respeto a la Biblia era masivo.

      Bien que había mucha injusticia social, mucha pobreza, orfandad, prostitución, cantinas, personas desamparadas viviendo debajo de los puentes y en las calles, etc., lo que era característico del mundo de entonces. Pero el cristianismo, mayormente en su ala protestante, era normativo en la Inglaterra Victoriana.

      Por otra parte, la liturgia muerta, el profesionalismo teológico y, desgraciadamente una forma temprana de liberalismo, azotaba los púlpitos ingleses, especialmente en la segunda mitad del siglo XIX.

      Por su parte, Spurgeon no solo era conservador, sino que se consideraba heredero de los puritanos. Su abuelo y su padre, ambos ministros congregacionalistas, lo habían instruido en el ala más conservadora del protestantismo.

      Podemos hablar aquí del Marxismo-Hegelianismo, que se incubaba en la mente de los europeos para entonces, o del Darwinismo que se hacía popular entonces. Por cierto, Charles Darwin fue contemporáneo de Charles Spurgeon (incluso, Darwin publicaba su «Origen de las Especies» en 1859, el mismo año en que Charles inicia la construcción del Tabernáculo Metropolitano de Londres, que corresponde con los días de gloria del ministerio de Spurgeon en New Park Street). Entre otros grandes asuntos, de lo que tratamos aquí es del ambiente de la época de Spurgeon, la famosamente denominada Victoriana2. De hecho, y quizá en un sentido rival, Charles Marx filosofó en los días de Spurgeon, proponiendo su «Manifiesto Comunista». Y el mismo día en que nació Charles Spurgeon, también nació el teólogo y filósofo híper-liberal alemán Friedrich Schleiermacher; también el químico ruso Dimitri Mendeléyev. Estamos hablando de días de gloria, pero convulsos y confusos.

      A la par, en aquella época Victoriana, se erigían la cúspide de la Alta Crítica y el liberalismo de la teología suiza, prusiana y germana, con los postulados de hombres como Schleiermacher, Bultmann, Harnack, entre otros; la cual rápido se coló al mundo entero, y de la cual surgió la Neo Ortodoxia Barthiana y Brunniana como secuela. Inglaterra no escapó a tales coqueteos filosóficos. Spurgeon mismo denunció mucho de ello. Aunque fue Jean Astruc quien sentó las bases al método de la Alta Crítica a mediados del S. XVIII, que es un «método» altamente influenciado por el evolucionismo materialista hegeliano; y no fueron sino los trabajos del teólogo holandés Abraham Kuenen, y el profesor E. Reuss, de la universidad de Estrasburgo, quienes formularon la tesis del método de la Alta Crítica, un siglo antes de Spurgeon; no obstante, fue el ingenioso Julius Wellhausen, profesor de Götingen (y varias otras universidades alemanas), contemporáneo de Spurgeon, quien sutilmente elaboró y popularizó el pernicioso «método crítico».

      Como puedes observar, por un lado, eran días convulsos y tumultuosos.

      En otro ámbito, pero en la misma época, en los Estados Unidos de América se forjaban los cimientos de las sectas más sobresalientes que han salido del cristianismo, es decir, los Mormones, los Adventistas, la Ciencia Cristiana, y varios grupos evangélicos que tienden a la heterodoxia, como los Campbellistas, entre otros. Era una época convulsa, agresiva y muy particular.

      En el plano socio-político, la Inglaterra Victoriana fue políticamente estable durante más de medio siglo. Globalmente, «Gran Bretaña estaba en la cúspide del prestigio mundial»3. En el plano global,


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