Mi camino: El camino de las nubes blancas. Osho
entonces tú eres más grande y este Dios es sólo parte del mobiliario de tu mente, es una cosa muerta.
Siempre que hable contigo, recuerda esto: cualquier cosa que yo diga, no es para matar tu indagación, no es para darte explicaciones. No me interesa darte respuestas. Más bien, por el contrario, es para hacerte más inquisitivo y que puedas penetrar profundamente en los misterios. Mis respuestas te traerán cuestionamientos más profundos y llegará un momento en que todos los cuestionamientos se terminarán —no que hayas recibido todas las respuestas sino que toda respuesta será insustancial—. Entonces, el misterio será total, entonces se encontrará por todos lados, dentro y fuera. Entonces te habrás vuelto parte de él; entonces flotarás en él; te habrás convertido también en un ser misterioso y, sólo entonces, las puertas se abrirán.
Ahora puedo responder por qué estoy con vosotros y por qué vosotros estáis aquí conmigo. Lo primero: no es sólo aquí, en este momento, que vosotros estáis conmigo —habéis estado antes—. La vida está tan estrechamente vinculada, que fluye como un río. La dividimos en pasado, presente y futuro, sin embargo, la división es sólo utilitaria. La vida no se divide. El fluir de la vida es coincidente.
El río Ganges en su origen mismo, el río Ganges al atravesar el Himalaya, el río Ganges en las planicies, el río Ganges al caer en el océano, es uno solo. Es coincidente. El origen y el final, el principio y el fin, no son dos cosas por separado, es un solo fluir. No es pasado y futuro, es un eterno presente. Esto debe ser profundamente entendido.
Vosotros habéis estado conmigo. Vosotros estáis conmigo. No es una cuestión del pasado. Si podéis estar en silencio, si podéis dejar la mente a un lado por un momento, si podéis convertiros en una nube blanca suspendida sobre una colina, sin pensar, tan sólo existiendo, podréis sentirlo. Vosotros habéis estado conmigo, vosotros estáis conmigo, vosotros estaréis conmigo. El estar conmigo no es una cuestión de tiempo.
Alguien le preguntó a Jesús: “Tú hablas de Abraham, ¿cómo sabes de él?... Porque existe un gran intervalo entre los días de Abraham y los de Jesús, miles de años”. Y Jesús dijo una frase muy misteriosa, la más misteriosa que jamás haya aseverado. Dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Antes que Abraham fuese, yo soy: el tiempo se disolvió.
La vida es un eterno presente. Siempre hemos estado aquí y ahora, por siempre, para siempre. En diferentes formas, con diferentes aspectos y, por supuesto, en diferentes situaciones. Pero hemos existido por siempre y para siempre.
Los individuos son ficciones. La vida no se divide. No somos como islas, somos uno solo. Esta unicidad debe ser percibida y, una vez que percibís esta unicidad, el tiempo desaparece, el espacio carece de sentido. De pronto sois arrebatados del tiempo y del espacio. Entonces existís, simplemente existís.
Alguien le preguntó a Buda: “¿Quién eres?” Y Buda respondió: “No tengo rango alguno. Simplemente soy”.
Soy, pero no tengo rango alguno.
Ahora mismo podéis vislumbrarlo. Si no estáis pensando, entonces ¿quiénes sois? ¿Dónde está el tiempo? ¿Existe algún pasado? ¿Existe entonces algún futuro? Entonces este momento se convierte en la eternidad. Todo el proceso del tiempo es sólo un ahora muy prolongado. La totalidad del espacio tan sólo se ha expandido hasta aquí.
Entonces, cuando preguntáis por qué estoy aquí o por qué estáis aquí, es porque ésta la única manera de estar. No puedo estar en ninguna otra parte, vosotros no podéis estar en ninguna otra parte. Así es como nos hemos reunido. Quizás no podéis verlo ahora mismo. Los lazos no son tan claros para vosotros porque vuestra propia inconsciencia no es clara para vosotros, pues no os conocéis a vosotros mismos totalmente. Vosotros conocéis una décima parte de vuestro ser y las nueve décimas restantes se encuentran tan sólo sumidas en la oscuridad.
Vosotros sois como un bosque con un pequeño claro. Los árboles se han talado y se ha creado un pequeño espacio libre en el cual poder vivir. Pero justo después de ese pequeño claro, se encuentra el oscuro bosque. No conocéis sus fronteras. Y le teméis tanto a la oscuridad y a los animales salvajes, que nunca salís de vuestro espacio. Sin embargo, éste es sólo una parte del oscuro bosque. Conocéis sólo una parte de vuestro ser.
Yo os veo como vuestra total oscuridad, como todo vuestro bosque. Y una vez que veo a un solo individuo en su totalidad, todos los individuos se ven involucrados porque el bosque no se separa. En esa oscuridad, las fronteras se unen, se mezclan y se vuelven una sola.
Vosotros estáis aquí. Si atiendo demasiado a un solo individuo, entonces me estaré concentrando en mí mismo. Sin embargo, aunque me concentre, sigo sintiendo cómo vuestras fronteras se mezclan entre sí. Así entonces, para ciertos fines quizás os tome como un solo individuo aunque en realidad no es así. Cuando no estoy concentrado, simplemente os veo sin veros —sólo una mirada y, entonces, ya no estáis ahí—. Vuestras fronteras se unen con las de los demás y no sólo con otros seres humanos: con los árboles, con las rocas, con el cielo... todo. Las fronteras son ficción, por lo tanto, los individuos son ficticios.
Yo estoy aquí porque no puedo estar en ninguna otra parte. Así es como la vida ha sucedido. Vosotros estáis aquí porque no podéis estar en ninguna otra parte. Así es como la vida os ha sucedido. Pero es difícil aceptarlo. ¿Por qué es difícil aceptarlo? Porque entonces no podéis manipularla, entonces la vida se vuelve más grande que vosotros.
Si yo digo: “Tú estás aquí porque eres un gran buscador de la verdad”, entonces te sentirás cómodo. Si estás aquí porque eres un gran buscador, entonces el ego se ve satisfecho. Entonces, si lo prefieres, puedes marcharte. Entonces eres quien elige. Entonces estarás en control de la vida y no la vida en control de ti. Sin embargo, no es eso a lo que me refiero sino a que estás aquí porque la vida ha sucedido de esta manera. No podrías haber elegido, pues no es tu elección. Aun si te marcharas, ésa no sería tu elección. De nuevo, será así como la vida te ocurra. Si eliges quedarte, ésa tampoco será una elección. La elección no es posible. La elección es posible sólo con el ego.
Siempre que el ego no sea alimentado, se podrá sentir el desasosiego y la incomodidad. Por lo tanto, hay dos maneras de estar cómodos: una es seguir alimentando al ego y, la otra, es simplemente dejarlo caer. Y recordad que la primera es temporal. Mientras más alimentéis al ego, más demandante se volverá y en eso no habrá fin.
Por lo tanto os digo: La vida ha sucedido de tal manera, que yo estoy aquí y vosotros estáis aquí. Y eso ha sucedido muchas veces antes y seguirá sucediendo de la misma manera. Si podéis comprender esto, muchas cosas más se volverán posibles de inmediato. Si comprendéis esto, seréis más abiertos y menos cerrados, seréis más vulnerables y más receptivos. Entonces no tendréis miedo. Entonces la vida podrá pasar a través de vosotros. Entonces la vida se convertirá solamente en una brisa y vosotros os convertiréis en una habitación vacía y la vida irá y vendrá... y vosotros lo permitiréis. Permitir es el secreto el secreto de todos los secretos.
De ahí que subraye e insista en que vosotros no estáis aquí por alguna elección de vuestra parte. Yo no estoy aquí por alguna elección de mi parte. Por lo que a mí se refiere, no puede haber ninguna elección porque no lo soy. Por lo que a vosotros se refiere, quizás os imaginéis que estáis aquí por vuestra propia elección, pero eso no es un hecho.
Y yo no alimentaré sus egos porque éstos deben ser destruidos. De eso se trata todo el cometido: de cómo destruiros, porque una vez que vuestras fronteras sean destruidas, vosotros seréis infinitos. Eso puede suceder justo en este momento. No existe obstáculo para eso, sólo existe vuestra persistencia.
Muchas personas vienen a mí y preguntan: “¿Hemos estado contigo antes?” Si digo que sí, se sienten muy bien. Si digo que no, se sienten rechazadas, humilladas. ¿Por qué? Vivimos en la ficción. Vosotros estáis aquí conmigo —eso no es tan significativo—. Estuvisteis conmigo en el pasado —eso parece ser más significativo—. Y os estáis perdiendo este momento cuando