El fin del imperio cognitivo. Boaventura de Sousa Santos
El fin del imperio cognitivo
El fin del imperio cognitivo.
La afirmación de las epistemologías del Sur
Boaventura de Sousa Santos
Traducción de Àlex Tarradellas
COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Ciencias Sociales
Título original: The End of the Cognitive Empire.
The Coming of Age of Epistemologies of the South
© Editorial Trotta, S.A., 2019
© Duke University Press, 2018 © Álex Tarradellas Gordo, traducción, 2019
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ISBN (EPUB): 978-84-1364-037-2
Depósito Legal: M-14971-2019
Para MIR
CONTENIDO
Introducción: ¿Por qué las epistemologías del Sur? Caminos artesanales para futuros artesanales
Parte I EPISTEMOLOGÍAS POSABISALES
Capítulo 1: Recorridos para las epistemologías del Sur
Capítulo 2: Preparar el terreno
Capítulo 3: Autoría, escritura y oralidad
Capítulo 4: ¿Qué es la lucha? ¿Qué es la experiencia?
Capítulo 5: Cuerpos, conocimientos y corazonar
Parte II METODOLOGÍAS POSABISALES
Capítulo 6: Descolonización cognitiva: una introducción
Capítulo 7: Sobre las metodologías no extractivistas
Capítulo 8: La experiencia profunda de los sentidos
Capítulo 9: La desmonumentalización del conocimiento escrito y archivístico
Parte III PEDAGOGÍAS POSABISALES
Capítulo 10: Gandhi, un archivista del futuro
Capítulo 12: De la universidad a la pluriversidad y la subversidad
Conclusión: Entre el miedo y la esperanza
PREFACIO
Vivimos en un periodo en el que las formas de desigualdad social y discriminación social más repugnantes se están volviendo políticamente aceptables. Las fuerzas sociales y políticas que solían desafiar este estado de cosas en nombre de alternativas políticas y sociales parecen estar perdiendo fuerza y, en general, parecen estar, por todas partes, a la defensiva. Las ideologías modernas de contestación política han sido capturadas, en gran medida, por el neoliberalismo. Existe resistencia, pero cada vez es menos creíble que pueda traer una alternativa realista. La resistencia se da cada vez más fuera del contexto institucional y no a través de los modos de movilización política que predominaban en el periodo anterior: partidos políticos y movimientos sociales. La política dominante se vuelve epistemológica cuando es capaz de defender activamente que el único conocimiento válido que existe es el que ratifica su propia supremacía. En un tal Zeitgeist, o espíritu de la época, me parece que el camino para salir de ese punto muerto tiene como premisa el surgimiento de una nueva epistemología que es explícitamente política. Esto significa que la reinvención o reconstrucción de la política de confrontación exige una transformación epistemológica.
En 1845, Karl Marx concluía las Tesis sobre Feuerbach con la famosa tesis XI: «Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo»1. Esa tesis acabaría por convertirse en el fundamento esencial del pensamiento crítico occidentalocéntrico, al reivindicar la centralidad del concepto de praxis como síntesis de teoría y práctica. Casi doscientos años después, es imperioso que regresemos a la interpretación para poder reinterpretar el mundo antes de intentar transformarlo. Las teorías críticas desarrolladas durante este periodo con el objetivo específico de transformar el mundo no lograron hacerlo en los términos que habían sido previstos. Por el contrario, provocaron una enorme frustración histórica formada por efectos perversos, de sueños que se volvieron pesadillas, de esperanzas que desembocaron en miedos profundos, y de revoluciones traicionadas; se acabaron por destruir los beneficios civilizadores que se consideraban irreversibles y las expectativas positivas se invirtieron y se volvieron negativas. Además, el pensamiento conservador moderno, siempre dedicado a la prevención de los tipos de transformaciones defendidas por el pensamiento crítico, parece haber tenido mucho más éxito. Tanto es así que la reducción gradual de las alternativas reivindicadas por el pensamiento crítico progresista alcanza tal extremo en nuestros tiempos que se ha hecho posible afirmar aquello que en los últimos doscientos años se consideraba en gran medida y de manera obvia un error pronunciar: no hay otra alternativa.
Una vez asumida por la teoría y la práctica políticas, el dominio por excelencia del pensamiento de alternativas, la afirmación creíble de que no hay ninguna alternativa acaba por ganar valor epistemológico. Lo político se vuelve epistemológico cuando pensar en cualquier alternativa política al estado actual de cosas significa lo mismo que fantasear en contraposición a la factualidad o falsificar en contraposición a la verdad. Este estado de cosas dictaría el fin de la necesidad de todas las formas de pensamiento crítico transformador,