El fin del imperio cognitivo. Boaventura de Sousa Santos

El fin del imperio cognitivo - Boaventura de Sousa Santos


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Alejandro Sierra, de la editorial Trotta, por haber conducido de forma tan aplicada y diligente la publicación de esta obra.

      Introducción

      ¿POR QUÉ LAS EPISTEMOLOGÍAS DEL SUR? CAMINOS ARTESANALES PARA FUTUROS ARTESANALES

      Las epistemologías del Sur se refieren a la validación de conocimientos basados en las experiencias de resistencia de todos los grupos sociales que han sido sistemáticamente víctimas de la injusticia, la opresión y la destrucción causadas por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Denomino Sur antiimperial al amplio y muy diverso campo de esas experiencias. Se trata de un Sur epistemológico, no geográfico, formado por muchos Sures epistemológicos que tienen en común el hecho de ser conocimientos nacidos en luchas contra el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Se producen allí donde ocurren esas luchas, tanto en el norte geográfico como en el sur geográfico. El objetivo de las epistemologías del Sur es permitir que los grupos sociales oprimidos representen el mundo como suyo y en sus propios términos, pues solo de ese modo serán capaces de transformarlo de acuerdo con sus propias aspiraciones. Teniendo en cuenta el desarrollo desigual del capitalismo y la persistencia del colonialismo occidentalocéntrico, el Sur epistemológico y el sur geográfico se superponen parcialmente, sobre todo en lo que respecta a los países que estuvieron sometidos al colonialismo histórico. Sin embargo, dicha superposición apenas es parcial, no solo porque las epistemologías del Norte también florecen en el sur geográfico (es decir, el sur imperial, las «pequeñas Europas» epistemológicas que se encuentran, y que frecuentemente son dominantes, en América Latina, el Caribe, África, Asia y Oceanía), sino también porque el Sur epistemológico, a su vez, se encuentra en el norte geográfico (Europa y América del Norte), en muchas de las luchas contra el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado que se dan allí, protagonizadas por trabajadores precarios, inmigrantes, víctimas de xenofobia, afrodescendientes víctimas de racismo, musulmanes pobres víctimas de islamofobia, refugiados víctimas del «fascismo del apartheid»1, mujeres víctimas de violencia doméstica y otras formas de violencia, población LGTBI víctima de homofobia, etcétera.

      Las epistemologías del Sur se refieren a los conocimientos que surgen de las luchas sociales y políticas y son indisociables de dichas luchas. Por consiguiente, no se trata de epistemologías en el sentido convencional del término. Su objetivo no es estudiar el conocimiento o la creencia justificada como tales, y mucho menos el contexto social e histórico en el que ambos surgen (la epistemología social es un concepto igualmente controvertido). Más bien se trata de identificar y valorar lo que muchas veces ni siquiera figura como conocimiento conforme a las epistemologías dominantes, la dimensión cognitiva de las luchas de resistencia contra la opresión y contra el conocimiento que legitima esa misma opresión. Muchas de esas formas de conocimiento no configuran conocimientos pensados como actividad autónoma y sí conocimientos generados y vividos en prácticas sociales concretas. Las epistemologías del Sur ocupan el concepto de epistemología para resignificarlo como instrumento de interrupción de las políticas dominantes y de los conocimientos que las sostienen. Son epistemologías experienciales2. Las epistemologías del Sur existen solo y en la medida en que existen las epistemologías del Norte. Hoy en día, las epistemologías del Sur existen para que en el futuro dejen de ser necesarias.

       Ocupar la epistemología

      El término epistemología corresponde, a grandes rasgos, a lo que en alemán se denomina Erkenntnistheorie o Erkenntnislehre. Centrada al principio en la crítica del conocimiento científico, actualmente la epistemología tiene que ver con el análisis de las condiciones de producción e identificación del conocimiento válido, así como de la creencia justificada. Por consiguiente, posee una dimensión normativa. En este sentido, las epistemologías del Sur desafían las epistemologías dominantes en dos niveles diferentes. Por un lado, consideran crucial la tarea de identificar y discutir la validez de conocimientos y modos de saber no reconocidos como tales por las epistemologías dominantes. De este modo, se concentran en conocimientos «inexistentes», considerados así por el hecho de no producirse de acuerdo con metodologías aceptables, o incluso inteligibles, o porque quienes los producen son sujetos «ausentes», sujetos concebidos como incapaces de producir conocimiento válido debido a su falta de preparación, o incluso debido a su condición no plenamente humana. Las epistemologías del Sur tienen que proceder de acuerdo con aquello que denomino sociología de las ausencias; en otras palabras, transformar sujetos ausentes en sujetos presentes como condición imprescindible para identificar y validar conocimientos que pueden contribuir a reinventar la emancipación y la liberación sociales (Santos, 2014a, 2017a). Las epistemologías del Sur evocan necesariamente otras ontologías (revelando diferentes maneras de ser, las de los pueblos oprimidos y silenciados, pueblos que han sido radicalmente excluidos de las maneras dominantes de ser y conocer). Teniendo en cuenta que esos sujetos se producen como ausentes a través de relaciones de poder muy desiguales, rescatarlos es un gesto eminentemente político. Las epistemologías del Sur inciden en procesos cognitivos relacionados con el significado, la justificación y la orientación en la lucha puestos a disposición por quienes resisten y se rebelan contra la opresión. La cuestión de la validez surge a partir de esa fuerte presencia. El reconocimiento de la lucha y de los respectivos protagonistas es un acto de preconocimiento, un impulso intelectual y político pragmático que implica la necesidad de examinar la validez del conocimiento que circula en el marco de la lucha o que la propia lucha genera. Por otro lado, los sujetos rescatados o revelados, o hechos presentes, son muchas veces sujetos colectivos, lo que altera completamente la cuestión de la autoría del conocimiento y, por tanto, la cuestión de la relación entre el sujeto que conoce y el objeto del conocimiento. Estamos ante procesos de lucha social y política en los que un tipo de conocimiento que muchas veces no posee un sujeto individualizable se vive de manera performativa.

      Los conocimientos rescatados por las epistemologías del Sur son técnica y culturalmente intrínsecos a determinadas prácticas —las prácticas de la resistencia contra la opresión—. Existen incorporados en prácticas sociales. En la mayoría de los casos surgen y circulan de forma despersonalizada, aunque ciertos individuos en el grupo tengan un acceso privilegiado a esos conocimientos y los formulen con mayor autoridad (esta cuestión se desarrolla más adelante). Conforme con los hechos y teniendo en cuenta los usos de la lengua, se puede pensar que se trata de saberes y no de conocimientos. Esta distinción solo existe en algunas lenguas, en las latinas, por ejemplo, lo que, por sí solo, plantea un desafío a la traducción intercultural, que se discutirá más adelante. Para las epistemologías del Sur el conocimiento y el saber deben entenderse casi como sinónimos, como términos que se pueden usar permutablemente aunque las diferencias sutiles entre ellos se manifiesten en el uso de la lengua. Estas diferencias sutiles se basan en el propio origen etimológico de ambas palabras. Conocer, del latín cognoscere, que procede del griego gnosis + cum, significa «obtener conocimiento de, pasar a tener conocimiento de a través del ejercicio de las facultades cognitivas». Es por ello que se trata de un proceso acentuadamente intelectual. A su vez, saber, del latín sapere, significa «tener conocimiento como si se sintiera mediante el gusto» (de sapio, «tener gusto, tener buen paladar, tener olfato»). Sabor tiene exactamente la misma etimología que saber. Por detrás de esta distinción (conocer con la razón, saber con el cuerpo y los sentidos), me parece que también existe la distinción fatal en la cultura occidental, a partir de Platón y Aristóteles, entre razón y cuerpo, una distinción exacerbada por el cristianismo, que separó inmediatamente el cuerpo del alma. La tensión creada entonces en la cultura occidentalocéntrica quizás explique la razón por la que el término conocimiento se aproxima fácilmente al de ciencia, del latín scientia, de scire, «saber», que seguramente al principio significaba «distinguir, separar cosas», de la raíz indoeuropea, skei, «cortar, separar». Mientras que saber se aproxima a sabiduría y sagacidad (prudencia)3. A lo largo de este libro, saberes surge frecuentemente como un término más abarcador que conocimiento(s). Sin embargo, son equivalentes. Es por ello que hablo de conocimientos nacidos o aprendidos en las luchas y de ecología de saberes.

      Foucault


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