El fin del imperio cognitivo. Boaventura de Sousa Santos

El fin del imperio cognitivo - Boaventura de Sousa Santos


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y luchan contra la opresión y la dominación. Al no ser el caso, ¿cómo se pueden explicar y fortalecer dichas resistencias y luchas? ¿Recurriendo al mismo pensamiento crítico, el pensamiento crítico eurocéntrico que, aparentemente, se dejó secuestrar por la hegemonía conservadora? ¿No será ese esfuerzo inútil o contraproducente? A fin de cuentas, ¿por qué el pensamiento crítico eurocéntrico se ha rendido? ¿Por qué ha renunciado a formular alternativas creíbles que expliquen y fortalezcan las luchas creíbles contra la dominación y la opresión? En este libro defiendo que para responder a estas cuestiones es imprescindible cuestionar los cimientos epistemológicos del pensamiento crítico eurocéntrico e ir más allá de este, por más brillante y magnífico que sea el conjunto de teorías que haya generado. Intentaré mostrar que el problema central radica en que las premisas epistemológicas del pensamiento crítico eurocéntrico y del pensamiento conservador eurocéntrico tienen grandes (y fatales) afinidades electivas, que representan dos versiones diferentes de lo que aquí denomino epistemologías del Norte.

      Para recuperar la idea de que existen alternativas, así como para reconocer que las luchas contra la opresión que siguen teniendo lugar en el mundo son portadoras de potenciales alternativas, es necesario un giro epistemológico. El argumento de este libro es que ese giro se encuentra en lo que llamo las epistemologías del Sur. Esto equivale a defender la necesidad de una decimosegunda tesis: tenemos que transformar el mundo al mismo tiempo que permanentemente lo reinterpretamos; al igual que la propia transformación, la reinterpretación del mundo es una tarea colectiva. De esta tesis se derivan seis consecuencias. La primera es que no necesitamos alternativas y sí un pensamiento alternativo de las alternativas. La segunda es que la reinterpretación permanente del mundo será posible solo en un contexto de lucha y, por ese motivo, no se puede llevar a cabo como si fuera una tarea autónoma, independiente de la lucha. La tercera es que, al ser verdad que las luchas movilizan múltiples tipos de conocimiento, la reinterpretación permanente del mundo no se puede producir por un tipo único de conocimiento. La cuarta consecuencia es que, dada la centralidad de las luchas sociales contra la dominación, si, por algún motivo absurdo, los grupos sociales oprimidos dejaran de luchar contra la opresión, por no sentir la necesidad de hacerlo o por considerar que están completamente privados de las condiciones necesarias para esa lucha, no habría espacio para las epistemologías del Sur ni, en efecto, serían necesarias. La obra de George Orwell 19842 es la metáfora de la condición social en la que no hay espacio para las epistemologías del Sur. La quinta es que no necesitamos una nueva teoría de la revolución; lo que necesitamos es revolucionar la teoría. La sexta es que, como el trabajo exigido por la permanente reinterpretación del mundo, necesariamente paralela a la respectiva transformación, es un trabajo colectivo, no hay en él espacio para filósofos entendidos como intelectuales de vanguardia. En cambio, las epistemologías del Sur exigen intelectuales de retaguardia, intelectuales capaces de contribuir con su saber a reforzar las luchas sociales que emprenden contra la dominación y la opresión.

      En una época caracterizada por una gran desertificación de alternativas, es tan difícil imaginar el fin del capitalismo, el colonialismo y el patriarcado como imaginar que no tendrán un fin (Santos, 2014a: 19-43; 2017a: 41-75). El fin de la imaginación está corrompiendo la imaginación del fin. Con la caída del Muro de Berlín, el capitalismo global se vio libre de una amenaza potencialmente fatal a la que se había enfrentado durante todo el siglo XX: el socialismo. En el proceso, también se libró de otra amenaza, menos grave, que, pese a no poner en duda la posibilidad de que el capitalismo se reproduzca indefinidamente, afectaría su tendencia a la concentración de riqueza. Estoy pensando en la socialdemocracia al estilo europeo. Al haberse liberado de esas dos amenazas, el capitalismo global parece florecer a pesar de (o exactamente a causa de) estar en crisis permanente. Por su propia etimología, el concepto de crisis connota la idea de perturbación ocasional de un determinado sistema y, al mismo tiempo, la oportunidad para mejorarlo. Sin embargo, hay una diferencia radical entre la crisis ocasional y la crisis permanente. Una crisis ocasional tiene que ser explicada y es, como he dicho, portadora de alternativas para superarla. En esto se basa la lógica profunda del propio pensamiento crítico. En cambio, una crisis permanente, en lugar de exigir ser explicada y vencida, explica todo y justifica el actual estado de cosas como el único panorama posible, aunque ello signifique infligir las formas más repugnantes e injustas de sufrimiento humano que el «progreso de la civilización» había depositado supuestamente en la papelera de la historia. El eslogan «capitalismo o barbarie», proclamado por apóstoles del libre comercio y del Estado mínimo de mediados del siglo XX, como Von Hayek, está evolucionando hacia la versión «capitalismo y barbarie». Sin embargo, no es una coincidencia que el lema original de Rosa Luxemburgo, «socialismo o barbarie» esté conspicuamente ausente. Según la lógica de la crisis permanente, la gente se ve obligada a vivir y actuar en una situación de crisis, pero no a pensar y a actuar de forma crítica.

      En una época como esta, los que luchan contra la dominación no pueden contar con la luz al final del túnel. Tendrán que llevar con ellos una linterna portátil, una luz que, aunque sea trémula o tenue, ilumine lo suficiente para que sean capaces de identificar el camino adecuado y, así, evitar accidentes fatales. Ese es el tipo de luz que se proponen generar las epistemologías del Sur.

      Este libro está dividido en tres partes. La Parte I describe las bases de las epistemologías del Sur. La Parte II trata de las cuestiones metodológicas que se derivan de la búsqueda efectuada en consonancia con las epistemologías del Sur. La Parte III se centra en los desafíos pedagógicos planteados por las epistemologías del Sur. En la Introducción presento un resumen de mi argumento. Las epistemologías del Sur «ocupan» las concepciones hegemónicas de epistemología, que denomino epistemologías del Norte. Pese a recurrir a la dicotomía Norte-Sur, las epistemologías del Sur no son simétricamente opuestas a las epistemologías del Norte en el sentido de oponer un conocimiento válido exclusivo a otro conocimiento.

      En el capítulo 1, se explican los conceptos clave de las epistemologías del Sur: la línea abisal y la distinción entre exclusiones abisales y no abisales, la sociología de las ausencias, la sociología de las emergencias, las ecologías de saberes, la traducción intercultural y la artesanía de las prácticas. El capítulo 2 aborda las respuestas dadas a las objeciones que normalmente presentan las epistemologías del Norte, y se eligen tres: lo conceptos de ciencia, relativismo y objetividad. En el capítulo 3, inicio un análisis de las cuestiones epistemológicas específicas de las epistemologías del Sur o planteadas por ellas. A la vez, abordo las cuestiones de la autoría del conocimiento y del conocimiento escrito y oral. En el capítulo 4, discuto dos conceptos que se hallan en el centro de los saberes en conformidad con las epistemologías del Sur, el concepto de lucha y el concepto de experiencia. En el capítulo 5, defiendo la corporeidad o corporalidad del conocimiento, desafiando así la distinción mente/cuerpo tan apreciada por las epistemologías del Norte y dejando atrás la concepción de «conocimiento encarnado» de Merleau-Ponty. Me centro en tres experiencias de corporeización del conocimiento especialmente relacionadas con las epistemologías del Sur: el cuerpo moribundo, el cuerpo sufridor y el cuerpo jubiloso. Asimismo, discuto aquello que designo como calentamiento o apasionamiento de la razón, el punto existencial en el que se encuentran razones y emociones a fin de alimentar la voluntad y la capacidad de luchar contra la dominación y la opresión.

      En el capítulo 6, introduzco las principales cuestiones relativas a la creación de metodologías de investigación dedicadas a las luchas sociales que estén en consonancia con las epistemologías del Sur, es decir, metodologías de investigación posabisal. Defiendo la necesidad de descolonizar las ciencias sociales y la búsqueda de metodologías no extractivistas, metodologías fundamentadas


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