Dimensiones más allá de lo conocido. Osho

Dimensiones más allá de lo conocido - Osho


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de negar que la verdad pudiera ser compartida con alguien más.

      Por tanto, mi dificultad es ésta: siempre que vea la verdad, la aceptaré. Para nada estoy influenciado. Pero siempre que vea que en nombre de la verdad la gente se aferra a algo que no es verdad, lo negaré y me opondré a ello. Todo lo que hago lo hago totalmente. Es por eso que cuesta trabajo entenderme. Estoy en contra de de los compromisos, porque nadie, nunca, podrá alcanzar la verdad comprometiéndose.

      Está en mi naturaleza decir lo que digo con toda la fuerza de mi ser vital. Luego, si alguien está hablando acerca de la verdad, diré que Mahavira es Dios, que Krishna es una encarnación de Dios y que Jesús es el hijo de Dios. Pero si alguien que sólo está hablando de las lámparas dice estas cosas, entonces digo que el orador es culpable de un acto criminal. En ambos casos, en cualquier cosa que afirme, cuando la afirme, sostendré completamente lo que dije.

      Cuando hago declaraciones sobre algo. No siempre recuerdo mis declaraciones previas sobre el tema. Pero las declaraciones son verdaderas y completas, y no se niegan unas a otras. Si estoy hablando de su cuerpo, mis declaraciones siempre estarán orientadas a la muerte, pero si estoy hablando acerca de ustedes, diré que son inmortales. No piensen que estas dos declaraciones son opuestas; de cualquier modo, la una no niega a la otra. No hay necesidad de algún compromiso entre ellas. Su cuerpo está destinado a morir; está orientado a la muerte.

      Si tú crees que es tu cuerpo, entonces estableceré, con fuerza, que te vas a morir. No permitiré la menor oportunidad de que te salves. Si la discusión es sobre el alma, entonces diré que nunca has nacido. Luego, tú no has nacido y eres inmortal; no surge la pregunta de la muerte. Estas dos declaraciones son completas en sí mismas; no se cancela la una con la otra. Sus dimensiones son diferentes. De esta manera es como todo esto siempre crea dificultades.

      La dificultad se vuelve aún más confusa debido a que todas mis declaraciones son habladas y no escritas. Hay cierta indiferencia en las declaraciones que están escritas por ahí. No están dirigidas a nadie. El escucha o el lector no está sentado enfrente mientras se escribe. El escucha o el lector está fuera del cuadro. Pero cuando se habla, el escucha está presente y también es tomado en consideración. Entonces, siempre que hablo de algo, no soy el único responsable de la declaración. El escucha también es responsable.

      Entonces se comparte la responsabilidad. En definitiva soy responsable de las declaraciones, pero el escucha es también responsable por haber creado una situación que provocó que la declaración fuera hecha de una forma particular. Si ahí hubiera estado otro escucha, mis declaraciones podrían haber sido diferentes; en la presencia de un tercero, podrían nuevamente ser diferentes; si mis declaraciones no estuvieran dirigidas a nadie, nuevamente podrían haber sido diferentes.

      Todas mis declaraciones están dirigidas, y todas las palabras habladas están más vivas. Éstas reciben vida tanto del orador como del escucha. Entonces, cuando no hay un escucha, el orador estará haciendo una especie de puente hacia algo que no está ahí. No hay otra ribera a la que pueda cruzar el puente. Pero ¿cómo puede haber un puente sin dos riberas? No puede ser. Un puente apoyado en una sola ribera está destinado a caerse.

      Entonces, en este mundo, todas las declaraciones significativas acerca de la verdad son habladas y no escritas. Si escribo algo, escribo cartas, porque una carta es tan buena como algo que hubiera sido hablado. Está dirigida. No he escrito nada salvo cartas, porque para mí son una manera de hacerlo hablado. Cuando escribo una carta, el otro siempre está frente a mí.

      De esta manera, cuando hablo delante de miles de personas al mismo tiempo, las declaraciones son multiplicadas por miles. Cuando ellas son reproducidas por alguien, él también se incluye a sí mismo en las declaraciones que reproduce. Esto crea más y más dificultades, pero esto es como es, y no estoy interesado en intentar hacer algo al respecto. Estoy interesado en que ustedes entiendan completamente la dificultad. Si pueden entender la complejidad de la verdad revelada, sólo entonces crecerán.

      Por tanto, no estoy interesado en reducir esta complejidad, porque en el intento de hacerlo, se destruiría la integridad de la verdad. Puede ser simplificada, pero entonces algunas de sus partes serían dañadas. Entonces sería tan buena como muerta. Por tanto, soy el último interesado en reducir su complejidad. Mi único interés es que ustedes puedan encontrar la simplicidad en el mismo corazón de la complejidad. Entonces crecerán.

      Si lo deseo, puedo hacer parecer simple la complejidad. En esto no hay problema. Entonces, mis declaraciones se volverán claras y matemáticas y se acabarán mis dificultades. Pero no estoy preocupado por mis dificultades; no son ninguna dificultad. Pero si ustedes pueden ver lo simple en la complejidad, si pueden ver la verdad con sus contradicciones; si pueden ver la consistencia en la inconsistencia, entonces hay crecimiento y se levantará su visión. Y solamente que se levante su visión, lo verán. Sólo entonces, para ustedes la complejidad se volverá simple.

      Mientras se escala una montaña, vemos muchos senderos en nuestro camino hacia arriba: dificultad, senderos empinados, cortes entre ellos. Pero llegando a la cima, los mismos senderos parecen fáciles. Cuando pueden ver todo en su totalidad, en su extensión, ven que todos los senderos se dirigen hacia la punta. Ni se corta uno con el otro ni se dirigen uno contra el otro. Cuando alguien está subiendo, todos los senderos, excepto el suyo parecen ir en sentido equivocado. Pero cuando alguien que está viendo desde la punta dice que todos los senderos se dirigen hacia la cima, o cuando le dice a una persona que este sendero está bien y a otra que está equivocado, entonces se crea confusión.

      Todas mis declaraciones están dirigidas a alguien; cada una de mis declaraciones tiene su dirección correcta. Tales declaraciones son para el beneficio de una persona en particular en los términos de su circunstancia particular. Si veo a una persona con una mente dividida en un cierto sendero y le digo que ese sendero está bien y que los otros están mal, entonces esta declaración sólo es para su beneficio. Después de llegar a la cima, ella también sabrá y se reirá al ver que los otros senderos también se dirigen hacia arriba.

      Sin embargo, si después de alcanzar la mitad del camino hacia la cima, encuentra a su lado otro sendero de asenso y empieza a caminarlo y si un poco después encuentra un tercer sendero hacia arriba e intenta ir por él también, puede que no llegue a la cima con esa mente incierta y dividida. A esa persona tendría que decirle: “Vas en el sendero correcto, sigue en él, los otros senderos están equivocados”. Pero si otra persona en un sendero contiguo se encuentra en una situación similar, también con una mente dividida, le diré la misma cosa: que su sendero es el correcto. Si sucede que ambas se encuentran y comparan las dos diferentes declaraciones, se crearán dificultades.

      Buda y Mahavira no tuvieron que enfrentar situaciones como ésta. Sus declaraciones no fueron grabadas en su presencia. Y debido a esto, después de quinientos años, sus seguidores tuvieron problemas. La pregunta que se hacen de mí no se la harían de Buda.

      Entonces, después de quinientos años surgieron diferentes sectas. Se han hecho declaraciones, pero no han sido grabadas; entonces, no ha habido forma de compararlas. Una cosa fue dicha a una persona, y otra cosa fue dicha a otra, y una tercera a una tercera, pero ninguna de las tres grabaron nada. Luego, no existe la oportunidad de comparar que a una persona se le dijo esto, a otra persona se le dijo aquello y que a una tercera se le dijo algo completamente diferente. Estas declaraciones se hicieron a tres diferentes personas en privado, para su beneficio personal. Pero cuando fueron escritas, los problemas brotaron por todas partes.

      Es por eso que, desde hace mucho tiempo, las viejas religiones insistieron en no hacer escrituras. Cuando las cosas se graban, se vuelven claras las contradicciones. Tan pronto como son escritas, empezarán los cuestionamientos. Al principio, las declaraciones son personales. Inmediatamente después de que son escritas dejan de ser personales.

      Entonces, las dificultades a las que me enfrento no las enfrentaron Buda o Mahavira. Pero ahora no hay salida. Ahora todo lo que se habla será grabado, aunque haya sido dirigido a una persona en particular. Después de que es grabado, se convertirá en una propiedad de la sociedad. Luego, todas esas declaraciones hechas en tiempos diferentes y


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