Manual de informática forense. Luis Enrique Arellano González

Manual de informática forense - Luis Enrique Arellano González


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del hombre, libre albedrío, irracionalidad de lo inanimado y otras referencias metafísicas. Otro factor consiste en el retraso epistemológico que afecta al conocimiento jurídico que –más allá de la evolución de sus contenidos– nunca tuvo su revolución copernicana y se encuentra hoy casi en el mismo punto donde lo dejó el emperador Justiniano en el siglo VI de nuestra era.

      El desafío, pues, no giraba entonces en torno de la programación sino del modo de representar aquello que pudiera llamarse realidad jurídica. Era un tema apropiado para la filosofía del derecho y, al tratar de encararlo racionalmente, trabé relación y amistad con especialistas que se aproximaban también desde la elaboración de software, desde la recopilación de datos y desde la administración de justicia, pero también desde lo que aparecía como una nueva rama del derecho: el derecho informático, que muchos confundían entonces con la informática jurídica. Yo trataba de distinguirlos: una cosa –decía– es ser el abogado de un psicoanalista y otra distinta ser el psicoanalista de un abogado.

      Todo aquello ha quedado en la historia de una época que –con escasa autocrítica– se me antoja heroica. La informática jurídica avanzó mucho en sus aspectos documentales y de gestión, pero sigue retrasada (por los motivos ya apuntados) en el ámbito decisorio, que es el más fascinante. Sin embargo, gracias a la difusión de computadoras personales y portátiles, en los últimos veinte años la Informática pasó a formar parte imprescindible de la vida de cualquiera y las computadoras se convirtieron en eficaces máquinas de pensar auxiliares, acopladas a nuestros cerebros por medio de teclados, ratones y monitores.

      El hecho de que las computadoras formen parte de la vida cotidiana trajo consigo que, como los automóviles, los teléfonos y las armas de fuego, sirvieran también para cometer delitos o para contener indicios de actos ilícitos cometidos en cualquier rama de la actividad humana. Y, así como los médicos legistas escudriñan los cadáveres, los expertos en balística examinan las estrías de los proyectiles o anónimos funcionarios controlan las comunicaciones telefónicas de los sospechosos, aparecieron los peritos informáticos, capaces de buscar información en una computadora secuestrada, restaurar archivos borrados de un disco duro o verificar la autenticidad de un intercambio de correos electrónicos.

      Esta nueva especialidad de la criminalística, que se ha vuelto indispensable para el procedimiento judicial, no es cosa sencilla. Requiere un profundo conocimiento de los elementos técnicos materiales e inmateriales, ingenio para extraer de ellos la información requerida venciendo disfraces y disimulos, una cuidadosa revisión de las condiciones que permitan preservar el valor probatorio de esa información y un certero modo de vincular toda esta actividad con las necesidades legales del proceso que las requiera.

      Todo esto está presente en el preciso y completo manual que han preparado mis amigos María Elena Darahuge y Luis Enrique Arellano González, expresado en nuestro idioma y con la claridad que es la cortesía del intelecto. Aunque muchas de las precisiones técnicas que contiene son ajenas a mi propia experiencia, considero un honor presentar el libro como un valioso instrumento para la investigación de los hechos a partir de los vestigios informáticos.

       Ricardo A. Guibourg

      Buenos Aires, marzo de 2011

       “Dicere etiam solebat nullum esse librum tam malum

      Plinio el Joven (Epístolas III)

      Cuando a principios del año 2004 comenzamos a reunir información para iniciar el dictado de un Curso de Informática Forense, con carácter informativo, para todo tipo de profesionales, en la Regional Avellaneda de la Universidad Tecnológica Nacional, advertimos una serie de eventos que finalizaría en la planificación y redacción de este manual. Las circunstancias que nos llevaron a ello pueden sintetizarse en:

       La mayoría de la bibliografía consultada era de origen estadounidense o europeo, casi en su totalidad en inglés, en menor cantidad en otros idiomas y escasamente en castellano.

       Las obras referidas consistían en descripciones generales de las técnicas relacionadas con la Informática Forense, obras anecdóticas con algún sentido práctico, o descripciones de operación de algunas herramientas específicas (con su correspondiente origen y marca registrada), que las convertían en manuales de dichas herramientas.

       No aparecían obras orientadas a generar un análisis conceptual, metodológico, formal y estricto de la Informática Forense como especialidad de las Ciencias Criminalísticas.

       Por otra parte aparecía una gran cantidad de herramientas sin clasificación ni orden aparente, entre los programas ofrecidos al respecto por la comunidad de Software Libre (entorno Linux).

       Se tornaba evidente la necesidad de efectuar una recopilación ordenada y sistemática de los distintos componentes detectables en la comunidad pericial, a efectos de aportar entidad metodológica, científica, criminalística, informática y legal a la nueva disciplina surgida de hecho y aún no formalizada de derecho.

      En nuestro país, se han producido diversos intentos para normar la conducta delictiva informática, representada por las leyes 25.506, de Firma Digital y 26.388 de Delitos Informáticos. Sin embargo es muy poco lo que se ha avanzado desde aquel momento citado hasta la fecha, en lo que hace al Derecho Procesal. Algunas jurisdicciones han evolucionado más que otras integrando nuevas formas de notificación y consulta de expedientes, avanzando hacia el expediente digital (sueño de todo operador del derecho). Muy poco es lo que se puede encontrar en el Derecho Internacional, en particular en el Derecho Privado, a pesar de que muchos contratos entre exportadores e importadores de productos en especial regionales, se celebran por medio de intercambio de mensajes de correo electrónico, lo que se está haciendo extensivo al área comercial de las autopartes y otros emprendimientos similares. En cuanto al tratamiento específico de la Prueba Documental Informática, su confirmación por medio de la Prueba de Informes y su revisión por la Prueba Pericial Informático Forense, la disciplina se encuentra muy lejos de estar adecuadamente inserta en el Sistema Judicial y convenientemente normalizada mediante el uso de protocolos claros, fáciles de implementar y útiles en el apoyo a la decisión judicial (objetivo principal de toda prueba pericial).

      Recordando que en un momento crítico de nuestra formación profesional hemos recurrido a obras simples, integradoras, pero sumamente esclarecedoras, como el Manual de Criminalística de Roberto Albarracín, que tan útil nos fuera en nuestra aproximación a la investigación del delito. Aproximación que luego debíamos orientar con obras específicas como El ABC del Dactilóscopo de Ricardo Rosset y Pedro Lago. Pensamos que era necesario conformar un texto de apoyo al perito informático forense que le permitiera actuar de manera profesional, unificando los perfiles mínimos pretendidos para esta actividad en apoyo de la investigación delictiva. Sus componentes principales debían incluir:

       Un Marco Científico, que le facilite realizar sus investigaciones y experiencias, apoyado estrictamente en el método científico. Asimismo debería aportarle las estructuras lógicas necesarias para justificar sus fundamentaciones de manera estricta e irrebatible, más allá de la fluidez argumentativa propia de cada profesional.

       Un Marco Criminalístico, a partir del cual pueda interrelacionarse con los restantes especialistas del área, interactuar con éstos, trabajar en forma mancomunada y en lo posible arribar a conclusiones coherentes desde todas las visiones específicas. De la misma forma en que la Medicina Legal es una especialidad de la Medicina imbuida de un amplio contenido Criminalístico y Legal (especialmente desde el Derecho Procesal), la Informática Forense es una disciplina Informática con las mismas características propias.

       Un Marco Informático general, a partir de las metodologías de Análisis de Sistemas, que le permitan utilizar aquellas herramientas de uso general que se adapten a las actividades periciales informáticas. En ese sentido, las etapas de relevamiento


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