Juventudes indígenas en México. Tania Cruz-Salazar
tseltales de San Jerónimo Tulijá, la de Micaela Álvarez (2009), que investiga los cambios generacionales en las mujeres indígenas tsotsiles después de la migración, y el trabajo de Irene Sánchez, que documenta, a partir de la figura paradigmática del Xut o el hijo más pequeño de la familia tseltal, el modo en que el campo chiapaneco se reconfigura a partir de la migración y el incremento de los medios masivos de comunicación. En 2012 coordiné la primera mesa de trabajo en la materia que tomó lugar en el 54 Congreso Internacional de Americanistas, en Viena, del 15 al 20 de julio, “Construyendo Diálogos en las Américas”. Producto de esa mesa fue el libro Juventudes en frontera. Tránsitos, procesos y emergencias juveniles en México, Chile, Nicaragua y Argentina, bajo mi coordinación y la de Yanko Gonzáles publicado por Abya Yala (Cruz-Salazar y González, 2014). Tanto en la obra como en el simposio tratamos sobre las maneras en que se cursa esta etapa de vida a partir de nuevas formas culturales, de liminalidades o desventajas que evidencian situaciones de exclusión social. En esos casos, las juventudes migrantes, indígenas, rurales y campesinas evidenciaron el cruce de procesos generacionales, educativos y migratorios para un tránsito juvenil en situaciones desiguales o de desventaja, pero sobre todo en espacios fronterizos donde los límites culturales les hacían replegarse. Esta visión cambiaría poco tiempo después al abrirse los diálogos con otras latitudes.
En septiembre de 2016 tuvo lugar el primer seminario Juventudes Indígenas. Investigación entre Fronteras, organizado por el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA), El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Un año más tarde, Juan Pablo Zebadúa nos propuso a Maritza Urteaga, a Martín de la Cruz López-Moya y a mí sacar a flote este proyecto editorial. En enero de 2017 coordiné el primer dossier sobre la temática de juventudes indígenas en la revista LiminaR. Estudios Sociales y Humanísticos, con aportaciones de Laura Kropff, Maya Lorena Pérez-Ruiz, Ariel García-Martínez, Juan Pablo Zebadúa, Martín de la Cruz López-Moya, Efraín Ascencio Cedillo y Laura Serrano, conjunto temático de artículos que actualizó y abonó a este campo de estudios cada vez más consolidado. En marzo de 2017, Iván Francisco Porraz coordinó el seminario de Juventudes: Violencia, Desigualdad y Resistencia en las Relaciones Sur-Sur, en el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde interlocutamos sobre las realidades juveniles indígenas contemporáneas desde diferentes aristas de la violencia estructural, cultural, social y política. Otra obra que produjo miradas sobre la temática de juventudes indígenas fue el libro Género y juventudes, que salió a la luz en 2017, coordinado por Tania Cruz-Salazar, Angélica Evangelista y Abraham Mena Farrera. Ahí pudimos dar cuenta de los avances en las investigaciones a nivel nacional y de los vacíos en los enfoques y terrenos sociales que han sido cada vez más abordados por investigadores jóvenes.
La línea de investigación enfocada en estudios de juventud se ha afianzado en los últimos diez años hasta llegar a su institucionalización, con seminarios y cursos especializados de posgrado, así como por la proliferación de tesis de grado con este tema central. El Posgrado de Antropología Social de la ENAH ofrece el Seminario Jóvenes y Sociedades Contemporáneas desde el año 2008 bajo la dirección de Maritza Urteaga; El Colegio de la Frontera Norte (COLEF) cuenta con el seminario Juventudes en Frontera: violencias, cuerpos y cultura; la UNAM con el Diplomado en Políticas de Juventud y el Encuentro Nacional de Jóvenes que Investigan Jóvenes, celebrado anualmente; el CESMECA cuenta con un curso sobre juventudes en el programa de doctorado a cargo de Flor Marina Bermúdez; ECOSUR con un seminario especializado sobre infancias impartido por Saraí Miranda, y el CIESAS-Sureste también tiene una fuerte línea de estudios sobre jóvenes y adolescentes indígenas liderada por Gonzalo Saraví, María Bertely y Carolina Rivera. De ahí que, cada vez más, en la línea de estudios sobre juventudes indígenas se trabaje en tesis de distintos grados y el conocimiento en la materia sea cada vez mayor.
Este libro pretende mostrar desde disímiles aristas cómo se estudia lo juvenil “indígena” y cómo los jóvenes indígenas viven en el México actual. Ofrece un horizonte investigativo amplio con miradas particulares que documentan la emergencia y las vivencias de estas juventudes entre las etnias contemporáneas. Definitivamente es una propuesta que aportará a la consolidación de los campos de investigación interdisciplinarios, así como a las comunidades epistémicas. Aquí ensayamos una mirada centrada en su movilidad y agencia para re-conocer un nuevo modo de estar en el mundo a partir de la voluntad y pertenencia etnojuvenil. Los autores de este libro trabajan con jóvenes indígenas en distintos escenarios y con diferentes condiciones de México, y se enfocan en las transformaciones culturales, en sus anclajes juveniles y en sus vivencias.
Juventudes indígenas en México. Estudios y escenarios socioculturales es un libro que aborda tres ejes de estudio; las migraciones juveniles contemporáneas, la educación y las tecnologías, y la música y los cambios socioculturales, ejes que dialogan con la línea transversal de las resignificaciones identitarias. Se compone de once capítulos especializados en estas temáticas, la mayoría de ellos con base en trabajo de campo reciente, mientras otros reflexionan sobre su producción anterior en diálogo con nuevos planteamientos teóricos y con estudios recientes de investigadores del campo de las juventudes étnicas. Así, los autores ofrecen una panorámica importante: la llegada de nuevos grupos de edad organizados por otras temporalidades, filosofías y modos de vivirse jóvenes en un momento particular e histórico en México, en el cual sus pueblos indígenas y no indígenas tratan de hablarse frente a frente. Las coincidencias en los hallazgos de campo dejan ver que los espacios productores de juventudes étnicas como la escuela, el mercado y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son en la actualidad centrales para la edificación del ser joven, estar siendo joven (Meneses, en este texto), pues en y desde ellos surge la creación y la autoafirmación frente a los espacios como la comunidad y la familia, que al parecer fueron generadores, en muchas ocasiones, de su salida y su búsqueda por otras latitudes.
Nuestro objetivo es analizar las dinámicas, los procesos y las condiciones contemporáneas que contextualizan a las juventudes indígenas mexicanas en sus diferentes lugares o territorios con el interés de comprender sus vínculos, tensiones y negociaciones con sus pares, los adultos y las instituciones. Interesa lo que une a etnias distintas y crea espacios de diálogo, de contención o de lucha. Este libro invita a preguntarnos sobre los escenarios socioculturales y políticos que los jóvenes indígenas no solo viven, sino que además crean. Observar los modos de hacer y pensar-se en sociedad desde aspectos etnojuveniles lleva a centrar la mirada en la creación e innovación identitaria. La lógica de pertenencia y voluntad étnica que conforma a sujetos transculturales con múltiples repertorios agrupados en torno a estilos y prácticas que significan su juventud y que los promueve como sujetos en diálogo constante.
¿Qué ocurre con su identidad juvenil y con la étnica? ¿Existe o no resignificación identitaria? ¿De qué manera reivindican, adaptan, manipulan o negocian su situación con los elementos étnico-juveniles? Llama la atención la forma de ser y estar en las ciudades y la manera en que se posicionan de cara a las tensiones entre lo establecido y lo novedoso, entre los sentidos y valores instituidos de la tradición y lo inédito, cuestión que hace pensar en la apertura a las sociedades nacionales y a los procesos de globalización sin que ello implique el abandono de su adscripción étnico-cultural. Por el contrario, se observa que esta es recuperada, reivindicada y resignificada a través de sus prácticas culturales, entre las que se encuentran la música, el vestido, la creación o apropiación de espacios de confluencia, la organización de eventos político-culturales y el idioma, por mencionar algunos elementos. Es importante discutir sobre las innovaciones en los mundos juveniles indígenas (identidades, grupos, prácticas, estilos); lo inédito en la literatura, la fotografía, el performance y el teatro hecho por o consumido y resignificado por jóvenes indígenas con la intención de producir-se en términos identitarios en la actualidad.
¿Cómo los jóvenes indígenas de México viven su vida y cuáles son sus escenarios? Este libro conjunta doce miradas que giran en torno a este cuestionamiento y nos actualizan desde distintos ejes. Abre con un capítulo sobre la epistemología de lo juvenil étnico, el cual nos deja ver las maneras