La frontera será como un tenue campo de manzanillas. Elder Silva
canta en el amanecer de Cambará
como si de veras fuera a amanecer,
como si la ruta del sol
fuera la de siempre.
Hay vuelos espías.
Caen scuds sobre Kabul,
Bagdad sitiada muele sus barrios
industriales.
No hay nada más que hacer
en los caseríos cercanos a Islamabad.
No hay nada que hacer en Gaza.
En un país como este,
en un mundo que estalla como un níspero,
es extraño que un gallo cante
un canto limpio
en la luz indecisa de este amanecer en Cambará.
Y que otro gallo responda, en apariencia,
con la misma fe.
En un Seddon amarillo
Para “Pepé” y Marcos Da Rosa
En el ómnibus que me lleva de vuelta
a la ciudad,
Intento pensar en el futuro,
en las noches quemadas.
Pero las mariposas que se destrozan
entre el parabrisas a la altura de pueblo Celeste,
me distraen,
como una tela encendida,
una bandera a cuadros.
Pienso en otro viaje que hicimos
hace unos años con mi novia
encima de una carga de sacos de maíz
y sin un peso.
Y recuerdo los besos que nos dábamos,
aturdidos por el sol de entonces,
con el viento en la cara.
En simultáneo
Muere una tarde suave
tras la parroquia de Pueblo Lavalleja.
Los tarumanes envejecen al lado del
centro de salud
sitiados por perros vagabundos
Entre las sombras que escarban
estos pedregales
la calle se extiende
y mira hacia donde nadie regresa todavía.
Cosas sin importancia,
que suceden a la vez
- en simultáneo -
en una vida que, sola, se disuelve
como un alkazeltzer.
Cerca de Picada de Elías
El molino sin rueda
y la casa escorada hacia el oeste.
El caballo dormido cerca del picadero
sueña con que todos se han ido para siempre.
La luna ya salió por el lado de las anacahuitas
y ahora gasta sus hálitos de luz
en el lomo de los pedregales del camino.
Han dejado ropa secándose en el alambre
del patio
y el viento es como una bandera sin aliento
entre las sábanas.
En Mataperros
Una mosca se debate
entre los hilos de una tela de araña.
Los pájaros huyen de la lluvia,
el viento huye de la lluvia.
La puerta del almacén es
un perro abandonado.
Cero a la izquierda.
No hay macroeconomía.
No hay equilibrio fiscal.
No hay nada global.
No hay iglesia para el reino
de dios que nos absuelva.
Solo una mosca
que se debate entre la vida y la muerte
en una tarde de intensa lluvia
y desaliento.
Cero a la izquierda.
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