1891: Historia naval de la Guerra Civil. Gustavo Jordán Astaburuaga

1891:  Historia naval de la Guerra Civil - Gustavo Jordán Astaburuaga


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para reemplazar las calderas de su buque.

      Participó en la batalla naval de Angamos, persiguiendo con su buque a la corbeta Unión, buque que logró escapar. El 2 de noviembre, participó en el asalto del morro de Arica y, posteriormente, en el bloqueo de Arica, Ilo y Mollendo. En abril de 1880, integró las fuerzas navales que bloqueaban Callao.

      Por problemas con el Comandante en Jefe de la Escuadra, almirante Galvarino Riveros, fue destituido del mando de su buque, regresando a Valparaíso a principios de ese año. El 3 de junio de 1881, asumió el mando del blindado Blanco Encalada y en noviembre, el mando de la División Naval en el Perú.

      En marzo de 1883, regresó a Valparaíso y, a fines de 1884, zarpó a Europa al mando de su buque, para efectuarle la modernización planificada en Gran Bretaña. Regresó a Chile en enero de 1887, y fue nombrado Gobernador Marítimo de Valparaíso. En noviembre de ese mismo año, fue designado para integrar la Misión Naval en Europa que seleccionaría la mejor propuesta para construir el nuevo acorazado Prat. Regresó a Chile en abril de 1889 y, el 23 de septiembre de ese año, volvió a asumir el mando del blindado Blanco Encalada.

      El 8 de enero de 1890, Montt fue designado en el puesto equivalente al de Jefe de Estado Mayor de la Armada, pero, en marzo, el Presidente Balmaceda nombró como Comandante General de Marina al contralmirante Williams Rebolledo, que hasta el año anterior había estado prácticamente alejado del servicio naval desde su renuncia al mando de la Escuadra en 1879, siendo el comandante Montt destinado como Gobernador Marítimo de Valparaíso.

      El 21 de julio de 1890, se produjo en Valparaíso una violenta huelga portuaria, réplica de las huelgas acaecidas en la zona norte, la cual no fue sofocada con la energía deseada por el Gobierno. El subsecretario de Guerra y Marina escribió una carta al almirante Williams, diciéndole que en Santiago se aseguraba que Montt había tenido alguna parte en la última huelga, sea cooperando con ella u omitiendo adoptar medidas efectivas para reprimirla, “esto hizo estallar de furia a Williams, que personalmente no había quedado conforme con la actuación del Gobernador Marítimo y mandó a buscar a Montt a su presencia. Esta entrevista dio lugar a un durísimo diálogo, después del cual Montt fue destituido de su mando”119.

      El almirante Williams no solo lo destituyó del mando, sino que solicitó su retiro de la Armada el 25 de julio de 1890120. El Presidente Balmaceda no quiso extremar la sanción impuesta y dispuso mantener al comandante Montt en servicio en un puesto administrativo. Este incidente influyó, sin duda, en los sentimientos de Montt contrarios al Presidente Balmaceda, y también en la mayoría de los oficiales de la Armada, por ser Montt uno de los líderes más respetados de la Institución.

      En plena Guerra Civil, a mediados de abril de 1891, Jorge Montt fue nombrado Presidente de la Junta de Gobierno Constitucional, con base en Iquique. Terminada la guerra, el 26 de diciembre de 1891, fue elegido en forma unánime por los electores del país, como Presidente de Chile, gobernando hasta 1896.

      El almirante Montt como Presidente propició la reincorporación al servicio de la Armada de oficiales y gente de mar que habían participado en la Guerra Civil en el bando balmacedista. Como se lee en Revista de Marina: “al asumir el poder de la nación, supo desprenderse de su espada y trabajar para reestablecer la paz, manifestándose un gran estadista y un gobernante ecuánime, refrendando pasiones y conteniendo impaciencias, con su ejemplo y con su acción, prudente y enérgico”121. Al dejar la presidencia, Montt había convertido a la Marina de Chile en “la primera potencia marítima de la América española y la décima del mundo”122. El 10 de agosto de 1898, es nombrado Director General de la Armada, cargo que ejerció por 15 años, hasta el 10 de julio de 1913.

      En diciembre de 1912, fue condecorado con la orden de San Miguel y de San Jorge de Gran Bretaña, que se le concedía el Título de Caballero123, distinción otorgada por primera vez por el Rey de Inglaterra a un extranjero. También fue condecorado por Austria, España, Alemania, Suecia, Italia y Argentina124.

      Montt vivió con modestia y murió sin fortuna, demostrando un espíritu de probidad y honorabilidad intachables. Destacando sus cualidades de austeridad, Roberto Huneeus escribió: “al salir de la presidencia en 1896, como le ocurrió a Aníbal Pinto, en 1881, no tuvo Jorge Montt una casa donde reposar sus servicios prestados al país. Pinto y Montt gobernaron con facultades extraordinarias y dejaron la presidencia más pobres aún que cuando la asumieron…”125.

      Retirado de la Armada, en julio de 1913, asumió como alcalde de Valparaíso, cargo que ejerció por 3 años. Falleció a los 76 años de edad, el día del aniversario del combate naval de Angamos, el 8 de octubre de 1922.

      EL ALMIRANTE MONTT SEGÚN ALGUNOS DE SUS CONTEMPORÁNEOS

      “Como marino, ha servido durante 50 años a la Patria, con abnegación y sin excusar sacrificios; como gobernante rigió sus destinos con inteligencia, con prudente firmeza y con espíritu de justicia, y tuvo siempre por norte el progreso, la paz y la grandeza de la República”126.

      “Tuvo don Jorge Montt un carácter muy firme e independiente; y no es raro, en consecuencia, que no figurara jamás entre los favorecidos de sus jefes” 127.

      “En todas sus actuaciones públicas y en su vida privada el almirante Montt ha demostrado una rectitud inflexible, sin solicitar jamás una ventaja, sin doblegar su altivez de su carácter, conquistándose los ascensos por méritos que nadie podía discutir. Como Presidente de la República, fue justo y generoso con los vencidos, supo borrar las huellas sociales de la Guerra Civil e impulsó el progreso del país en todos los órdenes. Rectitud, patriotismo, espíritu público, consagración absoluta a sus deberes: he ahí los rasgos del carácter de don Jorge Montt”128.

      “La energía de su carácter, la rectitud de su criterio y su acrisolada honradez, son cualidades que lo enaltecen y que le han valido el prestigio y el respeto que goza dentro de la Institución, como fuera de ella”129.

      “Por los combates de Papudo, Angamos y Pisagua ostenta las condecoraciones que le otorgó el Congreso Nacional, como asimismo 4 que le han discernido gobiernos extranjeros. Las condecoraciones suplen en él la falta de fortuna. El vicealmirante es pobre, entre las dos escuelas que dividen los actuales jefes superiores de las potencias navales, personal y material, el vicealmirante Montt pertenece a la primera, por su afán constante, por su decidido empeño llevado con tesonera firmeza, para dotar a la Marina de un personal capaz de llenar sus deberes en el momento que se requiera su actuación”130.

      CAPÍTULO III

      Crisis Política y Politización de las Fuerza Armadas en 1890

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      EL GOBIERNO DEL PRESIDENTE BALMACEDA

      El 18 de septiembre de 1886, el abogado y político del Partido Liberal, José Manuel Balmaceda Fernández, iniciaba su período de cinco años como Presidente de la República en condiciones que difícilmente podrían haber sido más favorables en toda la historia de Chile. Su antecesor, Domingo Santa María, había logrado firmar la paz en la Guerra del Pacífico (tregua en el caso de Bolivia) y el país surgía más poderoso y más próspero que nunca gracias a la riqueza del salitre.

      El nuevo gobernante llegaba al poder con una cómoda mayoría en el Congreso. La única sombra que lo acompañaba era el gran intervencionismo electoral que había efectuado el Presidente Santa María para asegurar su elección presidencial131, la que podía considerarse como un antecedente de los conflictos futuros.

      Pero, por el momento, ello no lograba opacar el hecho de que el papel de Balmaceda sería, fundamentalmente, administrar adecuadamente el país que recibía en tan buen pie, y así lo entendió. Para él, su gestión fue, ante todo, un ambicioso plan de realizaciones que pasó a ser, con justicia, uno de los rasgos más destacables de su gobierno.

      Presidente José Manuel


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