Políticas públicas para el desarrollo municipal. Cristina Girardo
intermunicipales como instancias técnico-administrativas innovadoras capaces de aportar conocimientos e innovaciones que permitan un mejor manejo de las finanzas y las políticas públicas.
En el mismo sentido, pero en otro trabajo, lejos de parecernos ajeno, nos ha mostrado un aspecto sobresaliente y urgente para nuestros territorios: entender cómo el crimen organizado disputa los espacios territoriales, mediante modalidades de convivencia y colaboración para alcanzar el predominio en los espacios y dividirse los sectores de actividad. Si bien el trabajo presentado nos relató una experiencia en un municipio en Italia, nos deja sobresalientes lecciones sobre cómo podemos analizar atentamente en México esta reterritorialización y extensión del crimen organizado, y comprender cómo estos grupos van ejerciendo poder en las ciudades, y cómo por medio de la intimidación y la amenaza, pueden incluso llegar a compensar carencias de la intervención del Estado, y ocasionar procesos de consensos, difíciles luego para ser combatidos con violencia sin afectar a la población. La investigación realiza un relato que invita a pensar si las estrategias de combate al narcotráfico implementadas en los municipios en México es la adecuada o se deben considerar nuevas maneras de entender la política de seguridad.
Por todo lo expuesto, se espera compartir ideas y continuar las investigaciones y debates con investigadores, alumnos, funcionarios que gestionan las políticas públicas y ciudadanos para mejorar, ampliar o reafirmar, desde un espíritu crítico, estrategias que preocupan al municipio y a las instituciones involucradas en estos espacios locales. Esto significa interpretar las políticas públicas como resultado de la concertación entre el sistema político y el sistema social, manifestado en múltiples interacciones innovadoras que concilien el sentido político y el sentido de la convivencia social.
Fuentes consultadas
Bibliografía
Girardo, Cristina (2018), La gestión municipal. Teoría y práctica ante los nuevos contextos, Toluca, El Colegio Mexiquense.
Subirats, Joan (2016), El poder de lo próximo: las virtudes del municipalismo, Barcelona, Catarata.
* Profesora Investigadora de El Colegio Mexiquense, a. C., doctora en Estudios latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas y sociales de la unam. [email protected]
Apuntes de trabajo sobre la tragedia municipal
Mauricio Merino*
I
* Profesor Investigador Titular del cide, coordinador del Programa Nacional de Investigación para el Combate a la Corrupción y Rendición de Cuentas del Conacyt y presidente del Consejo de Nosotrxs. [email protected].
Introducción
Creo que es el momento ideal, por los cambios políticos que vive México desde 2018, para plantear una tesis que se ha discutido en distintos circuitos académicos (y también sociales): la necesidad de una nueva agenda de investigación del municipalismo mexicano que armonice con la realidad que hoy vivimos y con un análisis más fino sobre las oportunidades que abre esta etapa histórica que nos rodea.1
La hipótesis que pongo a consideración de mis colegas —y que ha motivado la escritura de un libro que podría titular La tragedia municipal— es que el municipalismo mexicano está anclado en una idea del municipio que ya no corresponde con la realidad. Por tanto, los temas fundamentales que desafían a ese orden de gobierno no están siendo abordados con suficiente amplitud ni precisión. Dicho de otro modo, la agenda de investigación gira sobre las probabilidades de éxito y los obstáculos que enfrentan las reformas de 1983 y 1999 del artículo 115 constitucional, en vez de discutir si el marco constitucional y sus consecuencias jurídicas, políticas y administrativas corresponden con la situación actual.
Este planteamiento no debe malinterpretarse como un llamado a emprender una nueva reforma de ese texto constitucional. Es un asunto mucho más complejo: i) el marco jurídico del municipio mexicano no se ciñe a uno de los artículos de la Constitución, sino al entramado completo que regula la conformación del Estado en su conjunto, es decir, reformar al municipio exigiría, entre otras cosas, repensar y rediseñar el federalismo mexicano; ii) los problemas que han acumulado los gobiernos locales no responden solamente al orden municipal (como trataré de describir más adelante), sino que obedecen a las debilidades de la organización y de la conformación del Estado, a su impotencia para afrontar los problemas públicos más relevantes, y iii) los desafíos que enfrenta el gobierno municipal no pueden resolverse dentro de su estrecho ámbito de acción. De modo que, si bien sostengo que la agenda de investigación municipal debe escapar de los límites planteados por aquellas reformas constitucionales, no afirmo que la solución consista en solamente modificar la norma superior.
En este texto planteo el problema que me interesa discutir, pero no las soluciones. No obstante, para abordarlo sugiero, en primer lugar, una revisión crítica de los lugares comunes de la visión municipal que ha prevalecido en México durante mucho tiempo (tema tratado en el inciso siguiente); luego, ofrezco algunos datos —no exhaustivos— sobre las debilidades que han puesto en jaque esa visión tradicional y, por tanto, reclaman investigaciones de otra índole y, finalmente, propongo tres ideas generales para ordenar mi investigación y trazar el desarrollo posterior de estos apuntes.
Sobre la visión romántica del municipio mexicano
Los resultados de la aspiración por un municipio eficaz y democrático son, por decir lo menos, infructuosos. Estamos lejos de consolidar, incluso, diseñar instituciones municipales exitosas. Por el contrario, los gobiernos locales han sucumbido ante las mudanzas demográficas de las tres últimas décadas, la recomposición del régimen de partidos que trajo consigo la etapa de la transición democrática, y la expansión de la violencia en el territorio nacional. Lo que hemos visto no ha sido el florecimiento de las comunidades locales, sino una creciente separación entre los gobiernos y los gobernados, estos últimos motivados por el desencanto que ha provocado el mal desempeño de aquellos.
Los que tratamos estos temas tenemos que reconocer nuestra desatención al desencanto de los gobernados y sus consecuencias, entre ellas, la obstinada confusión entre el concepto de municipio y gobierno, o municipio y comunidad que comparten un territorio acotado: municipio/ayuntamiento y municipio/pueblo/sociedad, como si fueran una y la misma cosa. Este defecto del proceso de investigación, sumado a los tres puntos señalados antes (mudanza demográfica, régimen de partidos y violencia) nos han derrotado a lo largo de los años. Hoy, frente a los problemas que agobian al país, tenemos un municipio disfuncional y una agenda de trabajo equivocada.
Tuvimos alguna vez la idea romántica de que los municipios (y también los gobiernos municipales) eran pequeños pueblos predominantemente rurales, homogéneos, desiguales socialmente, pero armonizados culturalmente, y con una vocación productiva más o menos estable. Pensábamos en un gobierno municipal capaz de subsidiar actividades —que suplieran y aventajaran a los gobiernos estatales y acompañaran al gobierno federal— que acercaran a la gente y los líderes políticos de la comunidad. Creíamos que podrían construir consensos entre sí, que tendrían poca influencia de los partidos políticos —o por lo menos una influencia sometida a la lógica del consenso comunitario—, y que contarían con mucha participación de los vecinos en torno a causas compartidas.
Hoy México es un país en el que esta idea romántica del municipio tiene poco que ver con nuestra realidad. Tenemos, en efecto, 2 458 municipios,2 69% de ellos es predominantemente rural porque tiene una población menor de 25 000 habitantes;3 sin embargo, estos casi 70 —de cada 100 municipios—