La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea. Viviana García Pinzón
fortalecimiento de la comunicación y el consenso en la construcción de políticas públicas en la región permiten destacar los siguientes puntos de interés de China en el marco de la cooperación en la región latinoamericana:
“El pasado mes de mayo, el presidente de China, Xi Jinping, anunció que Beijing proporcionaría 2000 millones de dólares a lo largo de dos años para ayudar a países afectados por la pandemia en los ámbitos económico y social, sobre todo a naciones en desarrollo” (Granma, 2020).
“China concederá un crédito de mil millones de dólares para que los países de América Latina y el Caribe puedan acceder a la vacuna contra la covid-19, indicó recientemente Wang Yi, ministro chino de Relaciones Exteriores, durante una reunión virtual con los cancilleres de la región” (Granma, 2020).
“China está dispuesta a continuar enviando equipos de expertos médicos a alc para intensificar la investigación y el desarrollo conjunto de vacunas por ambas partes. Se utilizará el Crédito Especial para la Infraestructura entre China y América Latina y el Caribe para apoyar proyectos de salud pública de los países de alc (Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China, 2020). “Entre los centenares de envíos realizados, en el nivel municipal desde China se destacan los de Shanghai, Hangzhou y Chongqing a Argentina, Brasil y Ecuador en la forma de mascarillas, respiradores, termómetros y material médico en general” (Rubiolo et al., 2020).
Desafíos de las regiones frente al liderazgo de China en la pandemia
El liderazgo que China ha tomado en la situación actual global en torno a la covid-19 es indiscutible. Ha actuado como agente y tomador de decisiones en la arena conflictiva por la que atraviesan los Gobiernos a nivel mundial: el consenso de aplicabilidad de políticas públicas que beneficien y respalden las relaciones multilaterales y, sobre todo, que aseguren la protección y desarrollo de la sociedad en medio de un escenario de total incertidumbre. Este marco permite enfatizar en diferentes puntos de inflexión que —se quiera o no— implican la capacidad de percepción de socio a un mismo nivel de cada país de alc por parte de China. Es precisamente esa capacidad de adaptabilidad a las diferentes cuestiones ideológicas, económicas, sociales y culturales con la que cuenta China la que lo llevan a ser agente impulsor y catalizador de un panorama a corto y mediano plazo estable.
Los mayores desafíos que se configuran en cada una de las regiones se relacionan con la capacidad de superar las diferencias que persisten en cada una de estas para que todos los proyectos que tiene China a su disposición los beneficien y puedan ser llevados a cabo. Adicionalmente, el traspasar la imagen del resurgimiento de un nuevo poder como el de China, que solo intenta dominar y sacar provecho de esta situación disuadiendo con un poder blando a las regiones, y, en lugar de ello, enfocarse más en que es el momento de dar un paso hacia adelante, dejar de ser parte de una tríada de dominación nueva y empezar a negociar y tomar decisiones como un igual en la mesa de cooperación.
Finalmente, los desafíos se traducen en la capacidad de estas dos regiones de propiciar un ambiente de integración y cooperación regional que traspase fronteras, para así convertirse en ejemplos de éxito en el marco de acción de la actual crisis y en la superación de barreras ideológicas y de mecanismos impuestos por otros para mantener el control del ejercicio de sus facultades en las agendas políticas públicas.
China tiene claro que su estrategia principal es poder materializar todos los proyectos que hacia futuro tiene con cada una de las regiones, y si bien existen implicaciones en las alianzas con un nuevo actor en el sistema internacional —que genera dudas acerca de la viabilidad y la verdadera trascendencia de esos proyectos en un marco de cooperación y beneficio para las regiones—, es indiscutible que la alianza con este socio estratégico en el escenario de la pospandemia va a permitir experiencias nuevas y oportunidades para que ambas regiones crezcan; y para el caso concreto de América Latina, pueda ser un socio apto para futuras negociaciones y proyectos internacionales, con atractivo para nuevas alianzas.
Conclusiones
Es evidente que la ue ha realizado acciones puntuales en materia sanitaria, económica y social para afrontar la pandemia de la covid-19. Los ciudadanos, pese a que han reconocido que la ue ha actuado, no se sienten mayoritariamente a gusto con esta acción y demandan un mayor envolvimiento de esta organización en el manejo de la crisis (Parlamento Europeo, 2020). Después de pasado el primer pico de la pandemia en España e Italia, los Gobiernos nacionales de los países miembros designaron a la Comisión Europea la labor de crear un Plan de Recuperación para Europa. Este plan incluye un alto número de préstamos y subsidios para los Estados miembros y, gracias a su diseño, podrán acceder a créditos del mercado financiero con tasas de interés bajas.
A pesar de los múltiples desencuentros entre líderes europeos, el Plan de Recuperación para Europa fue aprobado en el Consejo de la ue. El éxito del plan no solo garantiza el cumplimiento de los valores europeos consignados en el Tratado de Lisboa, sino la continuidad del proyecto europeísta. Vale la pena recordar que la crisis financiera del 2008 conllevó un ascenso de las fuerzas euroescépticas en el Parlamento Europeo (Bargaoanu, Radu y Negrea-Busuioc, 2016); y que el fracaso en la implementación del Plan de Recuperación para Europa podría implicar nuevas victorias electorales para los euroescépticos. Es un momento crucial en el que la integración europea puede profundizarse o, por el contrario, desgastarse; en todo caso, se hacen necesarios el debate y la concertación. En palabras de Pedro Sánchez, presidente de Gobierno de España, “la Unión está en peligro si no muestra una solidaridad sin fisuras” (citado en Díez y Casqueiro, 2020).
En el caso latinoamericano, si bien la pandemia ha dado lugar a un complejo panorama de efectos e impactos indeseados, también abre la posibilidad de un estratégico retorno para el regionalismo y la acción multilateral. Precisamente, cuestiones como la agenda sanitaria pueden permitir superar las tendencias de fragmentación y confrontación política que vive la región y reactivar tendencias de cooperación funcional y convergencia de intereses en torno a políticas públicas regionales que garanticen bienes públicos regionales como el acceso a la salud. El regionalismo, no como meta sino como instrumento de creación de políticas, aporta a la resolución de problemas estructurales y coyunturales de la región
Si los países actuaron de forma descoordinada y heterogénea durante la fase más álgida de la pandemia, especialmente en el caso latinoamericano, entonces no pueden volver a caer en el mismo error en el contexto de la pospandemia. El momento actual de los regionalismos europeo y latinoamericano no es el mejor, pero los legados de la pandemia y el escenario de la pospandemia abren la ventana de oportunidad para recuperar el dinamismo de épocas previas, mejorar su capacidad de articulación de intereses y agendas regionales-nacionales con los actores estatales y fortalecer su capacidad de interlocución con poderes extrarregionales como China, en pro de la construcción de una gobernanza regional estratégica que permita afrontar con mayores niveles de cohesión regional las futuras crisis y contextos de amenazas globales, que sin duda seguirán enfrentando las naciones y las regiones.
Referencias
Acharya, A. (2011). Norm subsidiarity and regional orders: Sovereignty, regionalism, and rule-making in the Third World. International Studies Quarterly, 55(1), 95-123. https://bit.ly/3mBu7xE
Banco Mundial. (2020). gdp Growth Anual European Union. Banco Mundial. https://bit.ly/3dD1jSs
Barbe, E. (2020). El invierno que no llegó: el orden internacional en tiempos de pandemia. Revista Española de Derecho Internacional, 72(2), 15-31. https://bit.ly/2Rriy0B
Bargaoanu, A., Radu, L. y Negrea-Busuioc, E. (2016). The rise of euroscepticism in time of crisis: Evidence from the 2008-2013 Eurobarometers. Romanian Journal of Communication and Public Relations, 16(1), 9-23. https://doi.org/10.21018/rjcpr.2014.1.185
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