La COVID-19 y los cambios en la integración latinoamericana y europea. Viviana García Pinzón
de población en situación de inseguridad alimentaria de 11,7 millones a 16 millones al finalizar el 2020. El mismo informe señala que, al ser clasificados como economías de renta media, muchos países de la región se enfrentan a restricciones de acceso a financiamiento preferencial y reestructuración de deuda, exenciones comerciales y asistencia de tipo humanitario, lo cual los pone en desventaja para la canalización de flujos de cooperación internacional.
En la dimensión política, la covid-19 ha alterado la agenda política de los países, ha afectado la realización de ejercicios electorales (casos de Bolivia y Chile) y, especialmente, ha ampliado la brecha entre expectativas y demandas ciudadanas frente a la capacidad de respuesta de los Gobiernos, como signo de las falencias de las democracias latinoamericanas. En el marco de la pandemia, se observan en la región fenómenos y tendencias que deterioran la gobernabilidad: 1) conflictos internos en términos de divergencias de acción entre gobiernos nacionales vs. gobiernos subnacionales5; 2) medidas de excepción y emergencia que han afectado libertades civiles; 3) problemas de transparencia y control ciudadano a medidas gubernamentales contra la covid-19; 4) la monopolización de la gestión de la pandemia y la agenda pública por parte del poder ejecutivo, acentuando la cultura política hiperpresidencialista en la región (Malamud y Núñez, 2020).
Respuesta a la pandemia desde alc: la dimensión nacional se impone al enfoque regional
La reacción a los impactos y la expansión del virus desde alc ha estado marcada por un claro enfoque estatal sustentado en un discurso soberanista y nacionalista, desde la lógica de “mi país primero” y el principio de autoayuda (self-help) del paradigma realista de relaciones internacionales (Barbe, 2020). Esta respuesta estadocéntrica a la covid-19 no ha sido exclusiva de alc, pero sí es donde se ha sentido y prolongado con más fuerza en comparación con otras regiones, en buena medida por la creciente desinstitucionalización o parálisis de los esquemas regionales de cooperación e integración. El escenario pandémico ha incrementado la sensación de inseguridad para los ciudadanos de la región, por lo cual la narrativa anticovid defendida desde el discurso bélico de “guerra contra el virus” (Villarreal y Castells-Quintana, 2020) ha legitimado medidas gubernamentales que solo se toman en situaciones bélicas, tales como el cierre de fronteras, decretar estados de alarma y restringir la movilidad ciudadana. Esta mirada de la pandemia favorece el retorno del Estado y el nacionalismo sanitario, pero va en detrimento de lógicas de acción regional, al afectar la capacidad de respuesta coordinada de los países.
Si bien la respuesta nacional es la primera línea de defensa contra amenazas como la pandemia, y el papel del Estado es clave por sus capacidades en términos de medidas sanitarias, control territorial y planes de apoyo económico, la dimensión nacional ha resultado insuficiente para enfrentar los efectos de la pandemia, generando un divorcio errático con los niveles de acción regional y global, como señala Barbe (2020):
La paradoja es que el rearme de la soberanía nacional se da justamente frente a una pandemia que afecta a un bien público global, la salud, que, por definición, no conoce de fronteras estatales. La incorporación del acceso a la salud y al bienestar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible se asienta en su carácter de Derecho Humano y Bien Público Global, un bien que no excluye a nadie y que no genera rivalidades. Desgraciadamente, la actitud de empoderamiento nacional frente a los problemas globales está ahí. (p. 26)
La respuesta nacional se ha impuesto a la respuesta regional y en la región ha sido clara la ausencia de coordinación regional y el débil papel de la acción multilateral para enfrentar la pandemia. Esto, a su vez, ha generado la carencia de respuestas estatales con criterios compartidos y rutas de acción de convergencia regional. Los Gobiernos de la región han respondido al virus desde posturas de políticas de puertas adentro, hasta posiciones inicialmente negacionistas y cuestionadoras de la amenaza (como los casos de los mandatarios de Brasil y México). Este panorama pone en evidencia dos lógicas: 1) la insatisfactoria acción multilateral y 2) la crisis de liderazgo político en la región (Ríos, 2020; Villarreal y Castells-Quintana, 2020). Como enfatiza Riggirozzi (2020):
A diferencia de la década pasada, la pandemia del coronavirus se extiende en una región donde el distanciamiento político entre sus países y la falta de liderazgo limitan la posibilidad de alcanzar políticas concertadas en términos de gobernanza regional sanitaria. Esta situación es problemática, entre otras cosas, porque la crisis de salud global, desatada a raíz de la expansión y rápida propagación del coronavirus, genera una amenaza hacia una región que tendrá consecuencias, no solo en términos de morbilidad, mortalidad e impacto en los sistemas de salud, sino también en la actividad económica y en la movilidad de la población, todo lo cual requeriría respuestas en múltiples niveles de gobernanza. (p. 2)
Los casos de Brasil y México llaman la atención, ya que siendo las potencias regionales históricas de la región, y los dos países con mayor población de la región (325 millones de personas entre los dos países, lo cual equivale a casi la mitad de la población de alc), se esperaba que precisamente fueran los Estados referentes en la lucha contra el virus los que jalonaran a las demás naciones para acciones coordinadas; sin embargo, los dos han brillado por su postura de antiliderazgo frente a la covid-19: tanto Bolsonaro por desconexión como López Obrador por convicción, ambos presidentes han desistido de ejercer liderazgo político regional, dejando ver el enorme déficit en este sentido en alc y limitando aún más las posibilidades de coordinación regional.
En la tabla 1, se presenta una síntesis de las acciones de tipo multilateral que se han dado en la región, a partir de los mecanismos de cooperación e integración existentes.
Tabla 1. Respuesta a la pandemia desde organismos regionales
Organismo regional | Institucionalidad sanitaria | Descripción de acciones frente a la pandemia |
Comunidad Andina | Organismo Andino de Salud “Convenio Hipólito Unanue”: creado en 1971 para promover acciones entre los países miembros para el mejoramiento de la salud, y coordinar acciones con otros organismos regionales. | Intercambio de información epidemiológica.Medidas de prevención sanitaria para las operaciones de tránsito aduanero.Protocolo para prevenir contagios en las zonas rurales. |
Alianza del Pacífico | No tiene. | Plan de trabajo lanzado en abril sobre intercambio de información, apoyos a planes de digitalización de pymes, plan de promoción para la reactivación del turismo, capacitaciones a empresarios y el anuncio de creación de un fondo de cooperación. |
Mercosur | Subgrupo de Trabajo 1: es el órgano técnico en el que se abordan las cuestiones referidas a la armonización de las legislaciones nacionales en materia de regulación de la salud, así como de los sistemas de control sanitario entre los Estados. | Intercambio de información y reducción de aranceles a bienes sanitarios.Fondo de emergencia para la covid-19: 16 millones de dólares estadounidenses para adquirir material de testeo. |
Mercosur | Plan Estratégico de Acción Social (2010): desarrollo de estrategias coordinadas para acceso a salud.Proyecto focem (2011): “Investigación, educación y biotecnologías aplicadas a la salud”. | |
Sistema de la Integración Centroamericana (sica) | Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (se-comisca):Coordina red de laboratorios de la región.Plan de acción para prevención y control del zika.Compra conjunta de medicamentos. | Declaración Centroamérica unida contra la covid-19 (12 marzo): plan de contingencia regional con fondos de 1900 millones de dólares estadounidenses.Negociación conjunta para la compra de insumos médicos.Creación de un corredor humanitario.Creación de un fondo de emergencia adicional por 8 millones de dólares estadounidenses (cada país dispondrá de 1 millón). |
Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (celac) | No tiene. | Creación de encuentros entre virólogos de la región para el monitoreo del virus.Reunión Ministerial Virtual sobre Asuntos de Salud para la Atención y el Seguimiento de la Pandemia.Alianza estratégica con la Cepal: creación de observatorio de la covid-19. |
Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (alba) | Consejo Social: lidera acciones en temas de salud de la alianza. | El Banco del alba anunció la creación de un Fondo Humanitario para mitigar los efectos de la pandemia en el mes de julio. |
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