Por el derecho comprender. Henrik López Sterup

Por el derecho comprender - Henrik López Sterup


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El documento A Plain English Handbook: How to Create Clear SEC Disclosure Documents de la Oficina de Educación y Asistencia al Inversor propone:

      A plain English document uses words economically and at a level the audience can understand. Its sentence structure is tight. Its tone is welcoming and direct. Its design is visually appealing. A plain English document is easy to read and looks like it’s meant to be read41.

      5. En las orientaciones para adoptar el LC, redactadas por el Gobierno del Estado de Sao Paulo, se hace una breve revisión de definiciones y se destacan las de Cathy Chapman y William DuBay. En primer lugar, Chapman comenta que el LC es “una técnica de organizar la información de forma que [sic] haga sentido para el lector, teniendo en mente su audiencia en primer lugar antes de todo y usando un lenguaje que sea adecuado para las habilidades de lectura de su audiencia”42. Por otra parte, para DuBay, el LC consiste en “un estilo literario fácil de leer, porque se adapta a las habilidades de lectura de la audiencia”43.

      6. La Guía de Lenguaje Ciudadano para la Administración Pública Colombiana sostiene que:

      El Lenguaje Ciudadano es tanto la forma de expresión clara, precisa, completa, confiable y afable como una actitud abierta y comprensiva, que debe ser utilizada por los servidores públicos al informar y dialogar con los ciudadanos para generar una comunicación fluida y cooperada con ellos. […] El Lenguaje Ciudadano es tanto el mensaje que se llega a intercambiar en palabras e imágenes, en un informe o documento escrito o audio visual claro y sencillo, como la actitud dispuesta al diálogo por parte del servidor público y el ciudadano44.

      La revisión anterior desvela dos problemas principales:

      1. No se cuenta con una definición absoluta de LC.

      2. Muchas de las definiciones no se ofrecen de manera directa para develar qué es el LC, sino se centran en proponer las características que debería poseer un texto sobre el que se aplique LC.

      Ambos puntos exponen a la luz una situación compleja y observable luego de la tarea documental, esto es, el Movimiento del LC ha avanzado de gran manera sin detenerse mucho en la reflexión de qué es y qué lo compone, y se ha desarrollado desde para qué se aplica y cuáles son sus potenciales resultados. Esto supone un tema de cuidado, pues puede ser riesgoso avanzar en la construcción de una disciplina, práctica, técnica o movimiento sin tener claridad sobre las bases del objeto de estudio mismo. Así, continuar con las amplias y numerosas iniciativas en el marco del Movimiento del LC puede, en algún momento, volverse una tarea difusa en la que no sería posible distinguir qué es LC de lo que no lo es.

      Teniendo en cuenta las definiciones revisadas y los antecedentes presentados, se entiende que el LC tiende a estar contenido en el campo de la escritura, pues la gran mayoría de elementos consultados hablan de textos en LC para una fácil lectura. Adicionalmente, se tiende a relacionar al funcionario público en el proceso de escritura de esos textos y se asevera que dicho proceso debería cumplir con determinadas características de forma y contenido para obtener materiales fáciles de leer para el ciudadano. Con esto, se da a entender que la práctica de la redacción debe obedecer a un estilo textual e involucrar a dos participantes principales.

      Por otra parte, el estilo que supone el LC y que debe tender a la sencillez estructural del documento y a la presentación directa del contenido, se debe acompañar de elementos que contribuyan a la interpretación textual y apelen a la percepción visual del usuario tales como: propiedades tipográficas, uso de colores, tamaños, entre otros. Ahora, toda esta construcción debe orientarse hacia el lector de manera que sus acciones de búsqueda, comprensión y uso del material consultado sean exitosas.

      Estas consideraciones iniciales establecen un objeto de estudio muy concreto, pero al involucrar a las personas en calidad de servidores públicos o ciudadanos portadores de la lengua para su comunicación, se hace necesario revisar la posible incidencia de algunos conceptos lingüísticos esenciales como la variación lingüística y los diasistemas, las comunidades lingüísticas y de habla y la importancia del uso frente a la norma lingüística.

      Moreno Fernández sostiene que es importante reconocer y comprender el principio general según el cual la lengua es variable, así como sus manifestaciones45. Esto supone entender que los hablantes se valen de distintos elementos para la expresión comunicativa que no necesariamente se mantienen en el tiempo y, a su vez, pueden emplear diferentes estrategias comunicativas para referirse o transmitir un mismo contenido. Con relación a esto, Coseriu comenta que:

      Concretamente, existen solo actos lingüísticos (Sprechakte), existe solo el hablar (das wirkliche Sprechen, das Gespräch), la actividad lingüística (Sprechtätigkeit); […] que es de por sí a sistémica, puesto que es perpetua creación de expresiones inéditas correspondientes a intuiciones inéditas, y dentro de la cual la distinción de un sistema más o menos estable no significa comprobación de otra realidad, distinta de los actos lingüísticos […]46.

      Cuando comenta los aportes de Humboldt y de Paul, Coseriu sugiere que, desde la perspectiva del primero, se entiende el lenguaje como enérgeia (actividad) y no érgon (producto); y desde la del segundo, se hace una distinción entre procesos reales del lenguaje como el uso y abstracciones como las lenguas, comprendidas como sistemas. En ese sentido, la variación se puede comprender como una parte fundamental de la lengua y el establecimiento de sistemas rígidos será siempre naturalmente superado por el comportamiento de los hablantes y los actos lingüísticos en sí mismos comprobables en el uso. No obstante, aun si el lenguaje es actividad y cualquier sistema es inestable debido a la naturaleza cambiante de su elemento central, la creación de abstracciones es un ejercicio necesario para el estudio científico de la lengua47.

      Al retomar los aportes de Moreno Fernández, se observa que la variación puede depender de factores lingüísticos, extralingüísticos, de una mezcla de ambos o de ninguno de ellos. La influencia lingüística sobre la variación es observable en cualquiera de los niveles de la lengua, desde aquellos más profundos como el fonológico y el fonético (estudio de los sonidos de la lengua y sus propiedades acústicas y físicas) hasta los más amplios como el léxico, el semántico o el pragmático (estudio de las palabras, su significado y las intenciones de los hablantes al utilizarlas); mientras que el impacto de elementos extralingüísticos obedece a distintos factores que pueden ser de tipo histórico, geográfico, social o del contexto. Estos factores se pueden abordar desde el concepto de diasistema.

      Los factores incidentes en la variación ya eran tratados en su momento por Coseriu quien sugería hablar de diasistema y lo definía como un conjunto de dialectos, niveles y estilos de lenguaje48. No se trata de un sistema en sí mismo (por ejemplo, la lengua española), pero sí de la reunión de sistemas que se relacionan entre sí y que conforman un conjunto que no se establece como lengua unitaria, sino como una lengua concreta en cambio y adaptación constantes (como el español de los abogados, de los periodistas o de los médicos).

      Al interior de los diasistemas, la variación puede estar medida por la ubicación espacial (diatopía), las condiciones situacionales de la comunicación (diafasía), las variables sociales (diastratía) o la edad (diageneración). En primer lugar, la diatopía hace referencia a las diferencias de la lengua determinadas por el espacio; las determinaciones que se pueden hacer desde esta perspectiva están asociadas al habla de las personas asentadas en distintos territorios, tal como ocurre con el habla de los bogotanos frente a la de los cartageneros. En segundo lugar, la diafasía corresponde a los elementos o eventos propios del contexto situacional inmediato de la comunicación que permiten establecer diferencias en la lengua, como ocurre cuando un hablante conversa con un amigo cercano y, posteriormente, lo hace frente a un profesor


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