Vivencias. Diego Barroilhet

Vivencias - Diego Barroilhet


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      Mis vacaciones con Nana a los 10:

      Al Perla lo mandaban de vacaciones con la Nana, no, no, espera, corrijo, me mandaban de vacaciones a la casa de la Nana, en verano a Salamanca. (Así como para hacer desaparecer al cabro chico)

      Calle, Huérfanos, a 5 cuadras de la plaza de armas, viajado en «una» Sol del Pacífico, vomitando hasta las gallinas que nos acompañaban.

      Nada que decir, fui muy bien recibido, atendido y cuidado, obvio, era el hijo de los patrones, pero mi cabecita disléxica no dejaba de pensar en el «porqué» me habían extraditado para allá.

      Sábado, cama de una plaza compartida, 78 metros, 175 pasos desde la pieza, por el sendero de tierra hasta entrar a la letrina, sólo, solamente un pozo de 5 metros separaba mi poto del abismo cacal, y yo seguía sin entender el «porqué».

      El domingo más cercano nos fuimos (me llevaron) a la procesión de la virgen, donde unos Kuklusklán escoltaban la caravana de las viejas más pechoñas de la alta sociedad Salamanquina, mientras el Rony; un payaso familiar, robaba tunas de la parcela del alcalde, con un pito de marihuana aferrado entre los dientes.

      El lunes temprano, derechito a la vulca a mendigar por una cámara de camión, para poder ir al rio. Ir al rio!!!

      Yo pesaba a los más 45 kilos, inimaginable ver al Diego de 45k, llevando la cámara de camión al rio, y después, inflarla a puro tufo. Tras media hora de soplar, venía «lo mejor», montar la cámara ya inflada, obviamente, yo pululaba dentro de la gigantescas donut de caucho, mis flacuchentas manos no me fallaron, se aferraban al incondicional «pituto» que cada cámara tiene.

      El mismo lunes, el Pastel, figuraba montado en la cámara de camión rio abajo, si, así de simple, mis padres en Viña y el Perla en una Goodyear a merced de la corriente.

      Creo que aún me estoy sacando las espinas de la caminata rio arriba.

      MISA DEL GALLO

      La Misa del Gallo, 24 de Diciembre del año 87, 23:00 hrs. Catedral de Concepción.

      Enormes y abiertas puertas negras invitaban a los feligreses a entrar. El marido de mi Madre tomaba mi mano izquierda y la esposa de mi Padre, mi mano derecha.

      Fue impresionante ver el majestuoso altar y la gran cruz, sobretodo, para un quinceañero Opus.

      Sí, yo era Opus, fui Opus desde 2 Norte, pasando por Parque Víctor Lamas en Concepción, hasta 5 Oriente en Viña. Etapa de mi vida que declaro abiertamente. Yo rezaba a Balaguer a diario, incluso el Ángelus, puntualmente a medio día y en mi pupitre naval.

      Volviendo al tema: Entrando a la Catedral: Chorley, la Vero y el Opus; subieron los dos primeros escalones, yo tenía claro cuáles serían mis plegarias: Rezarle al tatita Dios para que, por favor, NO nos trasladaran de vuelta a Viña, estaba requetefeliz en MI colegio favorito, era una persona individual (sin ser el hermano menor de...) Yo, navegaba muy cómodo en el ambiente Naval, donde todo me «cuadraba» perfectamente... «Si no se mueve; se pinta, y si se mueve; se saluda.»

      Luego del último escalón, nos reciben los monaguillos del padre Fernando, nos entregan unas velas ya encendidas con papelitos para recibir la esperma y nos guían (cual antiguo acomodador de cine) al segundo piso, al VIP eclesiástico, eran unos balcones internos con vista panorámica.

      Subimos y, podía ver a todos los feligreses desde donde yo estaba, era un balcón donde cabíamos solo siete, con vista directa al majestuoso altar. Nosotros tres, junto a cuatro señoras, las que vestían bordadas túnicas floreadas.

      Llega la consagración, el momento culmine de la celebración, donde nada puede fallar, ni una mosca ha de volar... ese momento, donde tuve que masticar y tragar mis plegarias para que la Mamá pudiera volver a Viña a estar con sus padres y con su hijo preferido. Ella, lo logró, la Vero lo hizo nuevamente, se adueñó del solemne momento eclesiástico, Doña 1.0 se manifiesta potentemente!!

      O sea, para especificar, una parte de ella se manifiesta, habla, se relaja y explota....siete feligreses, en un balcón Papal, sobre toda la catedral, silencio sepulcral y.. a la doña se le ocurre tirarse un pedo, si, un sonoro, re burbujeantepedo. Las flamas de las velas titilaban intentando aferrase a la mecha, el eco pedórrico fue sagrado, hasta las catacumbas de los curas viñamarinos resonaron con tal, cual, y tremendo, único gran Pedo!

      Chorley, cual arquitecto, miraba al cielo, analizaba las columnas y vitrales, esperanzado que esto fuera solamente una manifestación del tatita Dios.

      Yo, aun opus, fui víctima directa de esa onda expansiva, sentí como volaron los pétalos y las flores de las túnicas de las viejujas de la retaguardia.

      Creyendo que mi reacción cerraría el gaseoso capítulo del «Santo Son-oro», miro impactado a mi madre y le exclamo, ¡«Pero Mamá!!» Ella, con segura mirada, panea, si, panea, a Chorley, a mí, y a las cuatro veteranas de las túnicas floreadas (ahora solo con los tallos), las mira directo a los ojos... levanta ambos párpados, inconscientemente, dilata sus pupilas y nos dispara a quemarropa: «Me tiré un pedo.. y qué, algún problema?»...

      EL QUEMADO

      La Vero siempre dice que la dejo mal en los cuentos que escribo...

      Miguel, se llamaba el veinteañero «maestro en hacer las pizzas» el mismo que me hizo la «tallita».»Motito!!!» gritó, «Está lista tu colación» (así me apodaban, el Motito, por lo del déficit; supongo)

      Efectivamente, mi merienda estaba afuera del horno de las pizzas, sobre el impecable mueble de acero inoxidable, en un plato color café cobre, y sobre ese plato, el mismo sándwich que yo había armado unos quince minutos atrás.

      Al llegar del cuarto, mi rápida e instintiva mano izquierda de zurdo muscular, apuntó y acertó directo al plato, pero, lo que mi mano no pudo captar; fue la «tallita» de Miguel, El plato fue estratégicamente calentado a 350 grados... Aun puedo escuchar el «tsss» de la piel de mis dedos pegándose al color cobre. El Maestro Miguel sonreía mientra su cómplice copero gritaba: «con tomate se pasa, con tomate se pasa...». Cuando el plato se me despegó y cayó sobre el inoxidable, supe que era la hora de arrancar.

      Fui a reportarme a los jefes del local, los cajeros; la Ale y el Ale, ellos me autorizaron la salida temprana, así Derek pasaría piola el «accidente laboral».

      Yo sabía que contaba con, a lo más, 25 minutos de conciencia, ya que, el dolor ya subía por el codo y la piel de los dedos se empezaba a despegar.

      Adrenalina a full: Motito; monta la Yamaha 250XT, Casco AGV mode ON, kick-start pierna izquierda y enfilamos a Guayacán.

      Tres campanadas después de las doce me recibe el Corcho, el frío viento había aliviado las huellas dactilares quemadas. Yo, siempre digno, estaciono la XT, entro y como buen hijo y me reporto. «Todo Bien» pregunta la Vero, «si Mamá, todo bien», y caigo en mi cama.

      Una madre presente nunca, nunca, está desconectada de sus cachorros. Yo creo que ella ya lo sabía, mientras se me apagaba la tele, escuchaba a la Vero decir: « Carlos, el Diego está mal, hay que llevarlo al hospital».

      ¡Me salvaste vieja!! A mí se me prendió la tele en la Urgencia del Naval, tipín, a la hora que los pajaritos les da por cantar y a mi lado, siempre: Mi Madre y Chorley...y se viene... apagado de TVagain, mientras la señora de la caja apretaba el botón de « Tengo un wncuático acá».

      Despierto después del cantar de las Tencas con una mano embetunada en pomadas y gazas, como queriéndome decir: «Si eres tú el quemado». Cuatro semanas de curaciones.

      Quemado a nadie..

      Amor de madre... La dueña del primer abrazo.

      PD: A Miguel aun me lo encuentro... y creo que es feliz.

      LA CHISPEZA

      Tener un hermano es una bendición, tener un hermano mayor es una doble.

      Tener un hermano, 6 años mayor, mateo, deportista six-pack, el abanderado del colegio, el alumno favorito de los rectores y


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