"Por una merced en estos reinos". Carolina Abadía Quintero


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a los argumentos para pedir una promoción y a ciertas características de la planta catedralicia, pero también exponer algunos acontecimientos únicos de la vida de los capitulares que son resaltados. ¿Cómo lograr que la suma de sesenta y cuatro historias individuales adquiera una perspectiva colectiva?

      La solución a este problema, en el caso de los capitulares, se dio vinculándolos con el ejercicio de su prebenda, es decir, estudiando otra fuente histórica, en este caso, las actas capitulares del cabildo eclesiástico de Popayán que evidencian la cotidianidad de la corporación, las responsabilidades asumidas por los prebendados, los conflictos en que fueron protagonistas, su cohesión como élite y grupo de poder. Se manejó una doble perspectiva que destaca las características particulares de cada cursus honorum, pero también los roles y las interacciones corporativas entre los capitulares del cabildo catedral de Popayán. Así, los vínculos colegiados de los capitulares y su movilidad, y la de sus familiares permitieron, entonces, la redacción de una prosopografía relacional en que se ponen en evidencia las múltiples relaciones que establecen los individuos,14 con la que fue posible caracterizar un tipo de élite regional e indiana.

      Este acercamiento a la prosopografía y las biografías colectivas obligó a determinar variables de análisis que están en correspondencia con los datos ofrecidos por las fuentes históricas consultadas. Estas variables fueron origen geográfico, origen familiar o social; estudios y formación; cargos anteriores a su llegada a Popayán; memorias familiares; promociones eclesiásticas, y cargos ocupados.15 Sin embargo, el tipo de fuentes estudiadas no permitió identificar rangos de edades, ni tener una información más amplia sobre los estudios realizados por prebendados y obispos, por lo que fue muy parcializado el análisis de estos datos; caso contrario se presentó con el estudio de las carreras episcopales, las cuales se pudieron definir en su gran mayoría. No sobra decir que la revisión de distintos trabajos dedicados a la presentación de biografías colectivas de grupos eclesiásticos permitió reconocer que estos se centran en las variables de análisis aquí propuestas, circunstancia que demuestra el alcance del método prosopográfico para caracterizar la identidad de un grupo de poder.16

      El segundo capítulo dedicado a las biografías de los obispos Del Valle, González de Mendoza y Bernaldo de Quirós, la biografía colectiva, se construyó en dos perspectivas referidas al abordaje de las fuentes históricas: la primera retomó dos unidades documentales, la Relación de méritos y servicios y el testamento, que permitió la ubicación del sujeto en los espacios público y privado, con lo cual se desentrañó el universo de las actitudes y prácticas eclesiásticas; la segunda, dado que no se hallaron los dos documentos mencionados, rastreó de manera residual las descripciones y percepciones formadas alrededor de los sujetos de estudio, así como los rastros de su carácter en la palabra escrita en cartas, informes y correspondencias. Ambas perspectivas fueron conjugadas con los datos biográficos, que fue posible encontrar en memoriales, genealogías e historias del obispado de Popayán. Así, la riqueza de rasgos biográficos de cada obispo estudiado estuvo determinada por los documentos que permitieron, en mayor o menor medida, identificar cada personalidad e impronta histórica.

      Macleod17 menciona que el estudio del ascenso en la monarquía hispánica es posible a partir de un tipo documental ya mencionado: las Relaciones de méritos y servicios. En estas, a partir de la información personal, genealógica y religiosa que era validada de manera escrita por algunos testigos que debía el postulante presentar y comprobada por las audiencias, es posible dar cuenta, en el caso de los eclesiásticos, de sus grados, su aprendizaje, su posición institucional, su presencia en redes y o clientelas que consolidaban ciertos favoritismos que podían tener resonancia en audiencias y cortes, su participación en diversos proyectos de índole religiosa, en fin, de su cursus honorum. Servicios y méritos debían ir junto con otro tipo de testimonios referidos a:

      • La limpieza de sangre que probaba la pertenencia a familias de cristianos viejos, primer requisito para lograr una promoción.

      • Los méritos literarios que incluían los estudios realizados, la institución y el grado obtenido.

      • Una conducta arreglada referida al comportamiento ejemplar alejado de rumores y escándalos, y al trato dado a pares y feligreses.18

      • Méritos eclesiásticos basados en el buen cumplimiento de sus responsabilidades religiosas.

      La probanza de los méritos de un postulante pasaba inicialmente por la comprobación de su genealogía y el honor de su linaje, lo que se traduce en la limpieza de su estirpe familiar de cualquier tipo de presencia mora, judía, negra o conversa. Así es como clérigos y prebendados interesados en el ascenso van probando su pertenencia a familias de cristianos viejos, primer requisito que los hacía aptos para lograr una promoción en la estructura eclesiástica indiana. Exhiben, entonces, las relaciones de méritos y servicios un espectro autobiográfico que demostraba calidades, virtudes, pertenencias y el proceso evolutivo de una carrera fuera esta civil, militar o eclesiástica.

      Desde el punto de vista de la organización diplomática, las relaciones de méritos y servicios contienen diversas formas de enunciación que dependen de a quién era dirigido el documento (un gobernador, una audiencia, el Consejo de Indias), seguido de un breve o prolongado recuento del linaje familiar en que se acudía a ciertas fórmulas de legitimidad y procedencia parental que demostraban la no relación o parentesco con judíos, moros y no cristianos. Hay que adicionar que, en muchas de las relaciones, no se hace mención completa de los parientes del peticionario por desconocimiento de estos, por no poseer méritos o por tener una vida menor y poco ejemplar; no obstante, la información que se aporta sobre los linajes permite establecer redes familiares extendidas en las geografías del Imperio hispánico. El siguiente tipo de información que brindan estos documentos es la referida a la carrera personal del solicitante que contiene sus estudios, cargos ejercidos, puestos ocupados y la selección de ciertos sucesos personales que demuestran los servicios ofrecidos a la Corona, el cursus honorum, los sacrificios realizados y la labor cumplida y observada por el peticionario. Llama la atención que los servicios referidos pasan por la selección de acontecimientos personales relevantes, lo cual trae consigo la exclusión de acciones dudosas que no se pudieran comprobar o que no llevaran a la exaltación del personaje.

      Finalmente, si bien el estudio de una o unas cuantas relaciones de méritos y servicios posibilita el acercamiento minucioso a un personaje, seleccionar, como sugiere Macleod, un grupo consistente de estos documentos en una escala de tiempo amplio podría revelar cambios graduales19 de hechos históricos precisos, además de servir en la realización de grupos biográficos específicos, y lo más interesante, de redes de poder en las principales corporaciones de gobierno.

      Existe también en el amplio espectro documental indiano una fuente que ofrece información autobiográfica relevante para la elaboración de perfiles eclesiásticos: los testamentos. Estos, si bien surgen bajo una motivación distinta de las relaciones de méritos y servicios, contienen otro tipo de datos personales y privados con los que es posible hacer una definición pormenorizada de la vida, de los bienes, de la carrera, del linaje familiar, de las amistades, de los secretos, de los miedos y de las devociones del personaje estudiado. Como se mencionó, las relaciones se escriben para mostrar ante las autoridades reales los servicios y méritos de un candidato que busca un ascenso y promoción en las instituciones hispánicas, pero los testamentos son escritos por la cercanía de la muerte, por el miedo al más allá que obliga a la organización de las cosas terrenales y espirituales,20 por el presentimiento de que peligra la vida o por un sentimiento de sinceridad funesta que lleva a hacer públicos los sentires, las culpas y las deudas.

      El testamento surge, entonces, por un espectro de riesgo vinculado a la proximidad de la muerte, al peligro que advierte la realización de un viaje o al ocultamiento de las fortunas personales a partir del cambio de residencia. La relación testamento-muerte revela una historia de la muerte, que es, de hecho, en palabras de Michel Vovelle, “la historia de toda una serie de estratagemas, de enmascaramientos definitivos, pero también de producciones de lo imaginario colectivo con respecto a un pasaje obligado en toda aventura humana”.21 Al respecto, Philippe Ariès22 afirma que la muerte es en sí un hecho social y público


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