Sed de más. John D. Sanderson
pero ahora tiene el camino libre para cortejar a la joven protagonista que, sin embargo, ya ha perdido su interés por él. Rabal hace un efectivo alarde tragicómico al mostrar cómo su personaje se viene abajo por el abandono de su novia y, más aún, por el rechazo de Marisa cuando le declara tardíamente su amor. Ella acabará marchándose de la ciudad con Ángelo para labrarse un futuro mejor, pero distinto al que Antonio tenía previsto para ella.
Ángel Aranda, Renato Salvatori, Marisa Allasio y Francisco Rabal en un descanso del rodaje de Marisa la civetta.
Es un film menor, ameno y divertido, al que Rabal contribuye con una interpretación ajustada a las necesidades de una puesta en escena coral al servicio de la protagonista. Además, sobrevive meritoriamente a una película «con niño», fórmula popular en España gracias al éxito de Joselito y continuada por Marisol, a la que Rabal le tenía auténtico pavor. Sin embargo, Marisa la civetta no llegaría a estrenarse en España, pese a la coproducción con Balcázar Producciones Cinematográficas, por mostrar una liberalidad de costumbres alrededor de la protagonista inaceptable para el estricto código moral de la época, ya que ni siquiera se propiciaba un final redentor que compensara los ingenuos escarceos anteriores.
En cualquier caso, el primer paso ya estaba dado. Con sus dos primeras películas extranjeras Rabal había comprobado que podía hacer el mismo tipo de papel que en su propio país sin desmerecer en absoluto al resto del reparto, y con esta última demostraba una versatilidad, también labrada con anterioridad en España, que le permitía abrirse camino ante otro tipo de retos profesionales que no tardarían en llegar. Su hermano Damián era muy optimista a la vista de los resultados, y compartía esa sensación con quienes esperaban noticias suyas en España:
Querida familia toda:
Como Paco dice en su carta estamos muy contentos de que todo se haya normalizado. Además Paco tiene un ambiente estupendo en Italia y creo que muy pronto tendrá un buen mercado abierto. También hay proyectos para América, en fin, que el porvenir artístico de nuestra «estrella» se ve clarísimo.
Hemos hablado aquí los dos mucho de esto. Conviene hacer poco cine en España por ahora, para dejar descansar un poco aquel ambiente y al mismo tiempo darse a conocer en el extranjero, donde está el grifo del dinero.
Yo lo paso muy bien, y este viaje y la gente que trato me está sirviendo de mucha experiencia. También yo necesito mucho este trajinar por el mundo y tratar gentes de la profesión, buenos y malos, para afilar mis armas dentro de la misión que tengo que desempeñar junto a Paco.
Dar muchos besos a todos, los niños sobre todo, que tanto nos acordamos de nuestros Rabalitos y Rabalitas.
Os abraza vuestro Damián.12
Pronto se darían cuenta de que les hacía falta un especialista que conociera el territorio foráneo, y pusieron la carrera de Rabal en Italia en manos del representante Frank de Blassi.
1.Venecia, 30 de agosto de 1954. Salvo que se indique lo contrario, todos los extractos de cartas pertenecen a la colección particular de Asunción Balaguer.
2.Hoja del Lunes, Barcelona, 30 de septiembre de 1957. Las reseñas críticas proceden mayoritariamente de recortes conservados por Asunción Balaguer; algunas, como en este caso, sin firma.
3.Roma, 18 de julio de 1956.
4.Carlo Tamberlani había coincidido con el matrimonio Rabal en el reparto de Perseguidos (José Luis Gamboa, 1952), y anteriormente con Paco en Duda (Julio Salvador, 1951).
5.Roma, 21 de julio de 1956.
6.Roma, 27 de julio de 1956.
7.Roma, 21 de agosto de 1956.
8.G. Bolín, Abc, 15 de julio de 1960.
9.Roma, 3 de agosto de 1956. Marco Guglielmi era un actor italiano con quien Rabal interpretaría Noche de verano (1962), la ópera prima de Jorge Grau.
10.Roma, 24 de agosto de 1956.
11.Entrevista, 25 de abril de 2012, Alpedrete (Madrid).
12.Roma, 24 de agosto de 1956.
Capítulo 2
COMPROMISO IDEOLÓGICO
Prisionero del mar (1957)
Tal vez mañana (1958)
Tiro al piccione (1961)
Durante el rodaje de Revelación, Rabal trabó amistad con Gillo Pontecorvo, entonces director de documentales, y de aquella amistad surgiría, tres años más tarde, la oportunidad de protagonizar una película de sesgo ideológico radicalmente distinto al que se había visto obligado a hacer hasta entonces. Pontecorvo, militante del Partido Comunista Italiano, le ofreció un papel junto al consagrado Yves Montand en su primer largometraje, La grande strada azurra (1957),1 coproducción italo-franco-alemana rodada en Yugoslavia que se llamaría en España Prisionero del mar, curiosa derivación de Prigioneri del male, título original de aquel primer film extranjero que Rabal ya procuraba dejar atrás.
Sería ingenuo pensar que el encuentro con Pontecorvo en 1954 había sido fruto de la casualidad. Las coordenadas ideológicas de Rabal eran conocidas entre el círculo de intelectuales españoles opuestos al régimen franquista, y tenía su origen en el activismo de su hermano Damián, que había sido comisario político del Partido Comunista Español durante la República. La primera verificación de la implicación de Francisco Rabal con la izquierda española se puede encontrar en 1953, cuando entra a formar parte del «Grupo Piqueras», organizado por profesionales del cine como el productor Ricardo Muñoz Suay, el director Juan Antonio Bardem y el crítico y ayudante de dirección Eduardo Ducay, para articular extraoficialmente su relación con el Partido Comunista Español. Su nombre constituía un homenaje a Juan Piqueras, crítico y director de la revista Nuestro Cinema, plataforma de la izquierda cinematográfica en los años treinta, asesinado en los primeros días de la Guerra Civil española.2 El «Grupo Piqueras», al que se incorporarían otros profesionales como Julio Diamante, Antonio Artero, Joaquín Jordá y Juan Julio Baena, también creó una revista propia, Objetivo, en la que se defendían los parámetros neorrealistas y, en general, todo el posicionamiento de la crítica izquierdista italiana. Muñoz Suay y Bardem eran las figuras más representativas de la agrupación como militantes del partido y también como accionistas de la Unión Industrial Cinematográfica, Uninci, productora del que se