Callejón Sin Salida. Блейк Пирс
pila. De hecho, Chole estaba segura de que se estaba generando una cierta tensión romántica entre ellos. Ello lo sintió casi de inmediato, desde el momento en que lo vio hasta el momento en que terminaron su primer caso hace tres meses.
–Agente Moulton –respondió de la misma manera.
–¿Desea desahogarse o sólo pasar el tiempo? –preguntó.
–Un poco de ambos –contestó ella –. Últimamente me siento inquieta, ¿sabes?
–Lo entiendo. Estar detrás de un escritorio tampoco es lo que más me gusta. Pero… bueno, no sabía que frecuentabas el campo de tiro.
–Sólo trato de mantenerme lúcida.
–Eso veo –dijo sonriendo.
El silencio que caía sobre ellos era el típico al que Chloe se estaba acostumbrando. Odiaba sentirse tan engreída, pero estaba bastante segura de que él sentía lo mismo que ella. Se notaba en cada mirada que se daban y en la forma en que Moulton no podía verla a los ojos por más de tres segundos, como ahora mismo, en ese momento, mientras estaban parados en la puerta del campo de tiro.
–Entonces, mira –dijo Moulton –. Esto puede sonar estúpido e incluso un poco imprudente, pero me preguntaba si te gustaría cenar conmigo esta noche. Pero no como compañeros.
Chloe no pudo evitar que una sonrisa se le escapara. Quería decir algo un poco mordaz y sarcástico como respuesta, quizás algo como un “ya era hora”, o algo así.
En cambio, optó por una forma mucho más segura y genuina:
–Si, creo que me gustaría mucho.
–Si te soy sincero, he querido preguntarte hace un tiempo, pero… bueno, las cosas siempre estaban muy movidas. Y estas semanas han sido todo lo contrario.
–Me alegro de que finalmente decidieras preguntarme.
Ese silencio los envolvió nuevamente y esta vez, él pudo mirarla a los ojos sin apartar la vista. Por un momento, ella estuvo segura de que él la iba a besar. Pero el momento pasó y el señaló hacia la puerta con la cabeza.
–Será mejor que empiece –dijo él –. Llámame más tarde para decirme dónde te gustaría cenar.
–Lo haré.
Ella se quedó un momento parada allí, mirándolo entrar al campo de tipo. En lo que se trataba como un comienzo de relación, había sido algo incómodo. Era el equivalente a una preadolescente nerviosa que espera parada en un baile cuando se entera de que un chico guapo la está mirando. Esto la hizo sentir increíblemente ingenua y juvenil, así que se alejó de allí lo más rápido posible,
Eran casi las cinco de la tarde y como no tenía nada en su agenda, simplemente decidió volver a casa. No tenía sentido volver a su pequeño cubículo para ver pasar los últimos quince minutos. Pensando en el tiempo, se dio cuenta de que no tenía mucho tiempo para prepararse para la cena con Moulton. Ella no tenía idea de a qué hora él preferiría cenar, pero asumió que sería cerca de las siete, lo que le daba un poco más de dos horas para decidir dónde ir a comer y qué se pondría.
Se apresuró para llegar al estacionamiento y se subió a su coche. Aquí cayó nuevamente en el modo chica de secundaria. ¿Y si terminaran en su coche por alguna razón? El coche estaba bastante desagradable, considerando que no se había molestado en limpiarlo desde que se separó de Steven. Cuando pensó en Steven, se dio cuenta de que era por eso por lo que se sentía tan incómoda al volver a sumergirse en el mundo de las citas. Ella sólo había tenido una relación seria antes de Steven, y luego, ella había salido con Steven por cuatro años antes de comprometerse. No estaba acostumbrada al mundo de las citas y la idea le parecía anticuada y, siendo honesta, un poco aterradora.
Hizo todo lo posible para calmarse en su viaje de quince minutos hasta su apartamento. No tenía idea como era el sumario de citas de Kyle Moulton. Él podría estar tan oxidado y fuera de práctica como ella. Por supuesto, a juzgar por su aspecto, ella dudaba que ese fuera el caso. Honestamente, si se basaba en su apariencia, no tenía idea de por qué estaba interesado en ella.
Quizás le atraigan las chicas con un pasado roto y una tendencia a volcarse demasiado al trabajo, pensó. Los chicos encuentran eso sexy hoy en día, ¿verdad?
Para cuando llegó a la calle de su casa, sus nervios se habían calmado bastante. La ansiedad se iba convirtiendo en emoción de a poco. Habían pasado siete meses desde que ella terminó todo con Steven. Fueron siete meses sin besar a un hombre, sin tener sexo, sin…
No nos precipitemos, se dijo a sí misma mientras estacionaba su coche al final de su cuadra.
Ella salió del auto, mentalmente repasando si algo de lo que tenía en su armario se vería bien, pero no demasiado bien. Tenía algunas ideas de que ponerse, así como alguna idea de dónde podían ir a cenar, ya que últimamente estaba antojada por comida japonesa. Un poco de sushi sería perfecto, y…
Mientras caminaba hacia la escalera de su casa, vio a un hombre sentado el último escalón. Parecía bastante aburrido, su cabeza estaba apoyada en una de sus manos mientras miraba su teléfono con la otra.
Chloe aminoró su marcha y luego se detuvo por completo. Ella conocía a este hombre. Pero no había forma de que él pudiera estar aquí, sentado en los escalones de su edificio.
No hay forma de que…
Con lentitud, ella dio otro paso hacia adelante. El hombre finalmente se fijó en ella y levantó la vista. Sus ojos se encontraron y cuando lo hicieron, Chloe sintió como su corazón se estremecía.
El hombre en los escalones era Aiden Fine, su padre.
CAPÍTULO DOS
–Hola, Chloe.
Intentaba sonar normal. Intentaba hacer que sonora como si fuera algo muy normal el hecho de que él estuviera en la escalera. Sin mencionar el hecho de que había estado en prisión durante casi veintitrés años, cumpliendo condena por haber participado en el asesinato de su madre. Claro que, los recientes eventos que ella misma había descubierto mostraban que él probablemente fuera inocente de esos cargos, pero para Chloe el hombre siempre sería culpable.
Pero al mismo tiempo, ella tenía un pequeño anhelo de ir hacia él. Tal vez incluso para abrazarlo. No podía negar que verlo aquí, a la intemperie, le despertó una gran variedad de emociones.
Sin embargo, no se atrevió a acercarse más. Ella no confiaba en él, y peor aún, ella no confiaba plenamente en sí misma.
–¿Qué estás haciendo aquí? –preguntó.
–Sólo quería venir a visitarte –dijo poniéndose de pie.
Un millón de preguntas pasaron por su cabeza. La principal de ellas era, ¿cómo había averiguado donde vivía? Pero ella sabía que cualquiera que tuviera conexión a Internet y determinación podría descubrirlo. En su lugar, trató de ser civilizada sin ser cálida y acogedora.
–¿Hace cuánto saliste? –preguntó ella.
–Hace una semana y media. Tuve que hacerme de coraje para venir a verte.
Ella recordó la llamada telefónica que le había hecho al Director Johnson cuando encontró aquella última prueba hace dos meses, la prueba que aparentemente había sido más que suficiente para liberar a su padre. Y ahora él estaba aquí. Por causa de su esfuerzo. Se preguntó si él sabía lo que ella había hecho por él.
–Y esta es la razón por la que esperé tanto –dijo–. Este… este silencio entre nosotros. Es incómodo e injusto y…
–¿Injusto? Papá, has estado en prisión la mayor parte de mi vida… por un crimen del que ahora sé que no eres culpable, pero del cual no parecía importarte asumir la culpa. Sí, va a ser incómodo. Y dada la razón de tu encarcelamiento y las últimas conversaciones que hemos tenido, espero que entiendas si no