Solo los Valientes. Морган Райс
(Libro #3)
DESTINADA (Libro #4)
DESEADA (Libro #5)
COMPROMETIDA (Libro #6)
JURADA (Libro #7)
ENCONTRADA (Libro #8)
RESUCITADA (Libro #9)
ANSIADA (Libro #10)
CONDENADA (Libro #11)
OBSESIONADA (Libro #12)
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Derechos de autor © 2018 por Morgan Rice. Todos los derechos reservados. Excepto como permitido bajo el Acta de 1976 de EE. UU. de Derechos de Autor, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en ninguna forma o medio, o guardada en una base de datos o sistema de recuperación, sin el permiso previo del autor. Este e-book otorga licencia solo para uso personal. Este e-book no puede ser revendido o pasado a otras personas. Si deseas compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estás leyendo este libro, pero no lo compraste, o si no fue comprado solo para tu uso, por favor regrésalo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo duro de este autor. Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos, e incidentes son o producto de la imaginación del autor o usados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es completa coincidencia. Jacket image Copyright Dm_Cherry, usado bajo licencia de Shutterstock.com.
CONTENIDO
CAPÍTULO UNO
Royce tomó el primer caballo que encontró y cabalgó, sin importarle los gritos detrás, aferrándose a la espalda del animal mientras flechas pasaban volando frente a sus ojos. Su mente iba casi tan rápida cómo su caballo, pensando en el noble qué acababa de matar con esa lanza.
Peor aún, su mente se llenaba de pensamientos sobre Genevieve, sin poder quitar de su cabeza esa imagen de ella parada ahí, arriba del pozo, a un lado del hombre por el que lo había cambiado. Esos pensamientos eran casi tan fuertes como para querer detenerse y dejar que lo alcanzaran los hombres detrás. Pero lo que lo impulsaba a seguir era su enojo, haciéndolo galopar cada vez más rápido.
Más y más flechas llegaban por detrás, golpeando en las paredes de piedra a su alrededor y clavándose entre la madera y arcilla. La gente saltaba a los lados para intentar esquivar al veloz caballo, y Royce hacía su mayor esfuerzo para evitar chocar contra alguien. Lo qué significaba una constante lucha con las riendas, moviendo la cabeza del caballo de aquí para allá, escuchando el golpeteo de las pezuñas en la piedra debajo.
Más pezuñas se unieron al coro en staccato, con jinetes arriba, intentando alcanzar a Royce. Algunos de ellos parecían ser caballeros, pero más que eso, sargentos de guerra, haciendo el trabajo sucio de sus superiores, mientras los nobles se mantenían seguros.
“¡Vayan tras él!” gritó uno de ellos. “¡Maten al asesino!”
Royce sabía que no tenía esperanza de un acuerdo pacífico si lo atrapaban. La pena por asesinato era la muerte, y había asesinado a un duque frente a los ojos de todos. No se rendirían hasta que se aseguraran de atraparlo, o hasta que no lo pudieran encontrar nunca más.
Por ahora, todo lo que podía hacer era mantenerse al frente de ellos, confiando en un caballo robado, lidiando con los tirones y cambios de dirección, deseando no caerse. Royce sostenía la espada de cristal con fuerza, sin querer aflojar su agarre ni un segundo.
Un jinete se acercó demasiado, con una lanza en posición para clavársela. Royce cortó la cabeza del arma y luego golpeo al hombre que la sostenía. Cayó al suelo desde su caballo, y Royce siguió cabalgando.
Había más de ellos tras él, muchos más. Aún con la fuerza y habilidad que tenía, Royce dudaba poder luchar contra todos ellos al mismo tiempo. En lugar de eso, siguió adelante en su caballo robado, y mientras lo hacía, pensaba en cómo podía escapar de aquí.
Salió del pueblo, el fuerte sobre su cabeza quedaba a su espalda, mientras Royce continuaba a través de campo abierto, tomando las crestas y los surcos del campo a su paso. Pequeños arroyos corrían entre estas, y Royce tomaba las partes más angostas, haciendo saltar a su caballo en lugar de cruzarlos. Cada paso incorrecto era un paso más cerca del grupo de jinetes detrás de él.
Se dirigió hacia las paredes de las granjas, el caballo esquivando la piedra seca sin tocarla. Royce dio un vistazo detrás y vio como uno de los caballos persiguiéndolo chocó con la pared y caía, llevándose