Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad. Miguel Sassano

Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad - Miguel Sassano


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Stambak (1973) ha estudiado en un grupo de niños desde el nacimiento hasta los tres años, mes a mes, el desarrollo de diferentes aspectos motores y movimientos espontáneos tales como la extensibilidad, el desarrollo postural y el desarrollo de la prehensión. Estudiando también las leyes generales de la evolución del tono, las conclusiones a las que llegó fueron:

      “- La extensibilidad muscular obedece a un ritmo diferente de evolución de los miembros superiores que para los inferiores. Para los miembros inferiores existe un período de hipoextensibilidad (hipertonía) entre cero a seis meses, después otro de hiperextensibilidad (hipotonía) entre diez y los veinticuatro meses. Hacia los treinta meses la extensibilidad es normal y varía ya poco en el curso de la evolución posterior. Para los miembros superiores existe un período de hipoextensibilidad durante el primer año, pero a partir del segundo año se constata un aumento progresivo de la extensibilidad apreciable hasta los tres años. A pesar de esta diferencia de ritmo en la evolución, existe una relación significativa entre la extensibilidad de los miembros superiores e inferiores.

      - El grado de movilidad está en relación con el grado de extensibilidad. Los niños hipertónicos realizan más movimientos que los hipotónicos.

      - Existen dos tipos de niños: los niños hipertónicos (poco extensibles) manifiestan durante los primeros meses una gran actividad que aumenta con cada adquisición del desarrollo postural. Adquieren precozmente la posición vertical y la marcha y realizan movimientos violentos; y los niños hipotónicos (muy extensibles) que son tranquilos; su desarrollo postural es más tardío, prefieren manipular objetos con los que tenga que realizar movimientos finos y explorar su cuerpo. Son niños más creativos y más dependientes que los hipertónicos” (Stambak, 1973).

      Al decir de Ballesteros Jiménez (1982), las reglas de la evolución normal del tono se pueden resumir de la siguiente manera:

      Para el tono de reposo: el niño al nacer es hipertónico (poco extensible) ya que las estructuras inhibidoras no funcionan; su tono está regulado por los centros subcorticales que no están aún inhibidos por el córtex. Es una hipertonía en flexión. Si estiramos el pie del bebé, éste vuelve a su sitio como si tuviese un muelle. A esta hipertonía general se opone una hipotonía axial (al nivel del cuello y la columna).

      Progresivamente va pasando a una hipertonía en extensión pues empieza a madurar. De los dos a los seis meses la hipertonía de los miembros disminuye y se nota la aparición de un cierto tono axial.

      Hacia los seis meses llega a una rigidez que se parece mucho a la rigidez de descerebración. Es una rigidez en extensión.

      El córtex va mielinizándose, el tono va disminuyendo progresivamente y en torno a los doce meses aparece una hipotonía, muy pequeña al principio, que va aumentando hasta los tres años. A los doce meses la actividad tónica axial está suficientemente desarrollada para permitir la posición de pie.

      A partir de los tres años la hipotonía va disminuyendo progresivamente y el tono va haciéndose más elevado.

      Hasta los siete-ocho años el tono no es muy importante, pero a esa edad ya empieza a serlo.

      El tono del reposo se estudia a través de la extensibilidad de los músculos y el balanceo de éstos. Dicho balanceo depende de datos madurativos y tipológicos. La extensibilidad está condicionada por factores emocionales.

      Para el tono de actitud: “el tono de actitud permite mantener una postura y no existe en el niño hasta lo ocho-diez años. Hasta esa edad el niño mantiene su posición de pie mediante contracciones sucesivas, mientras que en el adulto es una contracción continua y refleja. A los seis-siete años el tono no está totalmente desarrollado y aparecen las deformaciones de la edad escolar. A los diez-doce años el tono aumenta. En la pubertad existe otra modificación tónica debido a una transformación hormonal que se acompaña de una hipotonía. Es esta una época propicia para deformaciones de la columna” (Ballesteros Jiménez, 1982).

      Pasada la pubertad el tono toma su aspecto adulto definitivo y en la vejez suceden modificaciones menos conocidas, para llegar a la pérdida total del tono con la muerte. Los cadáveres son absolutamente blandos, flexibles al principio, después se produce la rigidez cadavérica, debido a ciertos fenómenos físico-químicos que van a modificar los músculos. Esta rigidez no tiene nada que ver con la hipertonía.

      Estas reglas de evolución del tono son fijas en el sujeto normal. Si un niño no se desarrolla de acuerdo con ellas, indica que su desarrollo es patológico desde el punto de vista neurológico o psiquiátrico (Ballesteros Jiménez, 1982).

      La forma de realizar el examen varía con la edad del sujeto. Se puede distinguir entre el examen del recién nacido, el del lactante hasta los dos años y el del niño mayor/adulto.

      “Se considera dentro de este grupo al niño desde que nace hasta el primer mes de vida. Se tiene que examinar en el recién nacido el grado de elasticidad muscular. Este grado de elasticidad se mide observando la extensibilidad de cada grupo muscular” (Ballesteros Jiménez, 1982).

      Suele entenderse, menciona L. Coriat (1974), como sencillo –y en general lo es– decidir si un lactante es normo, hiper o hipotónico. Pero la valoración precisa del tono muscular requiere el apoyo de datos objetivos a los cuales referirse. Para lograr información confiable hay que recoger metódicamente los hallazgos aportados por una cuidadosa semiología y discriminar paso a paso cada una de las propiedades del tono muscular. Después de un detallado trabajo analítico, la síntesis conceptuará la verdadera calidad tónica del niño examinado. Y es importante conocer dicha calidad desde las primeras etapas de la vida porque, como señala Roberts, “…la cualidad de la función muscular parece jugar un rol vital no solamente en el estado neurológico actual del lactante sino también en la futura integridad de toda la función neurológica” (citado por Coriat, 1974).

      El estudio semiológico del tono comienza con la inspección del niño desnudo, que informa, a su vez, sobre su estado de nutrición y el volumen de sus músculos. Asevera Coriat:

      “La consistencia de las masas musculares se aprecia por palpación y se mide con patrones personales dados por la experiencia de cada observador. Como se trata de pautas subjetivas es imprescindible que se unifiquen criterios entre los miembros de cada equipo, quienes deben examinar a los niños al mismo tiempo como única posibilidad de transmitirse sus impresiones. Los intentos de medición objetiva de la consistencia muscular en lactantes, por no resultar útiles, no se han generalizado. La maniobra semiológica consiste en tomar a plena mano la masa muscular en estudio –generalmente deltoides, bíceps o gemelos–, evitando abarcar los huesos subyacentes. Si se intenta pinzar los músculos con índice y pulgar es probable que se mida sólo la consistencia del panículo adiposo.

      La consistencia muscular es, por lo común, uniforme en los cuatro miembros. La buena técnica exige, sin embargo, que se la estudie de modo comparativo en cada uno de ellos por separado para detectar deferencias que puedan tener significación clínica.

      La mayor o menor dificultad que presentan los músculos y tendones a la movilización pasiva puede medirse en forma directa o indirecta. (…)

      La pasividad directa o resistencia a la movilización se aprecia actuando sobre el segmento corporal en estudio. Para determinarla en los músculos cervicales se moviliza la cabeza a distintas posiciones; en general, en el cuello, el plano extensor ofrece mayor resistencia, es decir, muestra menor pasividad, que el plano flexor. En otros términos, cuesta más lograr flexionar la cabeza del niño que extenderla. En cambio en los miembros predomina el tono del plano flexor, al menos durante el primer semestre. Así se constata al tomar a plena mano el segmento distal de un miembro y probar su resistencia a ser extendido: normalmente es mucho mayor que la que opone a su flexión. Por otra parte, una vez liberado el segmento que se extendió pasivamente vuelve en forma espontánea y rápida a su actitud primitiva.

      Para


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