Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad. Miguel Sassano

Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad - Miguel Sassano


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en la médula espinal, provocan el acortamiento de las porciones contráctiles terminales de las fibras intrafusales que estiran la porción sensorial no contráctil de las fibras intrafusales. Este estiramiento provoca un incremento de la actividad sensorial y un acortamiento reflejo de las fibras musculares extrafusales hasta que los órganos fusiformes alcanzan su nueva longitud de referencia.

      “Un estiramiento aplicado al músculo proporcionara una descarga sensorial 1a adicional, lo que provocará una descarga adicional de las motoneuronas alfa, de modo que la longitud del músculo se aproximara a la nueva longitud escogida. Igualmente, una reducción en la excitación estacionaria del sistema fusimotor por señales procedentes del encéfalo, vuelve a poner el sistema en marcha para mantener una mayor longitud. El sistema también se activa reflejamente junto con el sistema motor alfa en respuesta a estímulos dolorosos procedentes de la piel, así como durante un movimiento voluntario. Esta coactivación de las motoneuronas alfa y gamma sirve para preservar de la inactividad al huso muscular durante la contracción de las fibras musculares extrafusales y mantiene la sensibilidad frente al estiramiento de los órganos fusiformes a diferentes longitudes del músculo” (Cervino, 2006).

      Según Coste, “la actividad gamma es permanente. El reflejo de estiramiento es tanto más fuerte cuanto mayor la actividad gamma. Un dispositivo está destinado a limitar el efecto de una actividad gamma demasiado intensa. Esta actividad se incrementa con la contracción sostenida y decrece con el estiramiento sostenido. Es pues, en realidad, un sistema regulador del reflejo miotático que evita la producción brusca de los movimientos que caracteriza a la verdadera actividad refleja, con la torpeza que la acompaña” (Coste, 1978).

      Algunos de sus caracteres pueden explicarse porque existe un umbral del estiramiento pasivo, por un lado, y de la actividad gamma por otro, para que la respuesta tónica se produzca en forma adecuada. Esa actividad gamma se refuerza antes de la ejecución de los actos motores y los prepara, mientras la excitación nociceptiva (estímulo doloroso) acrecienta la actividad poniendo en estado de alerta (Coste, 1978). “Así, gracias a esta actividad específica del músculo, la precisión de los gestos, su modulación, su desarrollo sin brusquedades y su regulación, se ven reforzados y se asegura constantemente el mantenimiento del equilibrio, a causa de la tensión de los músculos extensores que luchan contra la gravedad (músculos antigravitatorios) permitiendo, tanto al hombre como al animal, mantenerse erguido” (ibid.).

      Por último existen influencias procedentes del sistema nervioso central. El tono muscular es un fenómeno de naturaleza refleja cuyo origen se sitúa en el músculo, pero cuya regulación depende del cerebelo. De este modo, cuando se suprimen todas las estructuras centrales y la totalidad de las reacciones de estabilidad, de enderezamiento y de equilibrio, el reflejo miotático se mantiene.

      La experiencia de Sherrington permite comprobar un incremento excesivo de la tensión de los músculos extensores en la que se maniflesta la llamada “rigidez de decerebración”. El propio reflejo miotático es excesivo. Se suprimen todas las reacciones de sostén de la adaptación estática y del equilibrio cuyos orígenes residen en el músculo (aunque se mantienen todos los reflejos laberínticos) (Coste, 1978).

      Estos son, brevemente expuestos, algunos de los aspectos neurofisiológicos del tono. Este enfoque neurofisiológico, si bien es esencial para la comprensión de los mecanismos del tono, no reviste, sin embargo, importancia fundamental para la psicomotricidad. Hay otros aspectos que sí revisten interés verdadero para el especialista, pues son los que debe enfrentar en su tarea cotidiana.

      El tono es la “trama” del movimiento. El movimiento humano, en todas sus formas, aun la de su ausencia (la relajación), se elabora sobre un fondo tónico, que es a la vez su sustrato y su materia.

      Al principio es indiferenciado y mal distribuido en el niño, cuya maduración aún es imperfecta; cobra precisión, se ajusta y se afirma progresivamente. Se especifica para cada uno de nuestros movimientos, sean o no voluntarios, en cada una de nuestras actitudes, en nuestras posturas y aun en nuestro reposo (Coste, 1978).

      Según Wallon (1949) existen dos componentes del tono: uno plástico y otro contráctil. Ambos, aunque distintos, están muy relacionados. El tono plástico está regulado por las fibras nerviosas que proceden del sistema vegetativo, pero su núcleo de origen es la médula, lo mismo que el del tono contráctil. El componente plástico, al ser más débil, está generalmente enmascarado por el contráctil. El tono plástico está influenciado por las incitaciones interoceptivas que provienen del intestino, la vejiga y los órganos genitales. También recibe influencias del laberinto, del mismo músculo, así como de las articulaciones, ligamentos y tendones. Recibe también impresiones exteroceptivas, sobre todo, a través de la piel y la retina. De hecho, dice Wallon (1949) que al ser el número de influencias tan grande, se puede distinguir entre numerosos tipos de tono, aunque él habla de tres fundamentales:

      - Tono residual del músculo en reposo, que es el estado de tensión permanente que existe en un músculo cualquiera y que permite en una contracción muscular o en un influjo un poco brusco, no descargar el músculo si esta contracción llega inesperadamente. Representa la actividad mínima de las células musculares y de las células nerviosas que las inervan. El músculo está en tensión incluso en el reposo. Sirve para mantener en su sitio las diferentes piezas de una articulación móvil. El tono de reposo está regulado por el arco reflejo miotático; a todo estiramiento un músculo responde contrayéndose. En el reflejo miotático hay una parte estática y otra dinámica. Para que aparezca el componente estático, es preciso que el estiramiento sea constante. Es lo que ocurre en el músculo que lucha contra la pesadez, donde el estiramiento es siempre constante. El tono de reposo se regula sólo en la periferia del cuerpo.

      - Tono de actitud, que es el que nos permite mantener una actitud: el simple hecho de estar de pie pone en juego la función tónica de actitud que lucha contra el peso. Permite mantener cualquier actitud sin demasiado cansancio. El tono de reposo se regula a nivel medular, el tono de actitud se regula a nivel superior, en los centros subcorticales, en los núcleos grises centrales. Fue Sherrington el primero en hablar del tono de actitud.

      - Tono de acción, que es una función que acompaña a la actividad muscular y que es indisociable de la fuerza muscular.

      “Es así –dice Henri Wallon (1949)– como se ha distinguido un tono residual o tono del músculo en reposo; un tono ortostático, que asegura la permanencia de pie, y cuya superficie de excitación periférica es la planta de los pies; un tono de equilibración, o tono laberíntico; un tono explosivo, que corresponde a los movimientos en preparación; un tono de sostenimiento, que acompaña y sostiene a los movimientos en curso de ejecución; un tono catatónico, que sirve a la conservación de las actitudes”. Pero precisa, no obstante, que “la diversidad de sus caracteres no autoriza, sin embargo, a yuxtaponerlos simplemente, como si cada uno de ellos dependiera de una naturaleza o de una esencia particular…; es a las acciones padecidas por el tono adonde hay que remontar la determinación de sus diferentes aspectos”.

      Otros de los aspectos que analizaremos es el carácter comunicativo del tono. En primer lugar y siguiendo a Coste (1978), hablaremos del tono, el reposo y la relajación.

      “El sueño y el reposo en general no son simplemente interrupciones de la actividad, pues aun en el más profundo descanso la inactividad muscular es solamente relativa y muy variable. Pareciera haber un solo ejemplo de la relajación muscular total, pero pasajero. Es el que acompaña a la iniciación rápida y profunda del sueño. El niño muy pequeño muestra claramente en su actitud la persistencia de un importante tono muscular, puesto que se recoge sobre sí mismo hasta encontrar la posición fetal. En un mismo individuo se verifican durante el sueño actitudes características que objetivamente y anatómicamente no parecieran favorecer un descanso óptimo. Por ejemplo, la posición de «gatillo de fusil», la posición fetal, el brazo debajo de la cabeza, etcétera. Pero corresponden a las estructuras personales que a veces reaparecen en todos los miembros de una misma familia” (ibid.).


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