Bion en Buenos Aires. Wilfred Bion
lo que ocurrió en la sesión y que no están presentes en ese análisis, en esa sesión, esa transmisión es muy difícil, si no imposible, puesto que la experiencia del analista con su paciente es una experiencia emocional única e irrepetible.
También en estos seminarios Bion les dice a los analistas que nuestras dificultades empiezan cuando se ha completado la formación, diferenciando entre hablar sobre psicoanálisis y hacer psicoanálisis. La formación debería ser seria y divertida al mismo tiempo, como un juego. Los analistas de niños sabemos que si un chico no juega es que tenemos que considerar problemas muy serios.
Es interesante cómo Bion recuerda su propia formación: a la noche en un cuarto lleno de humo y con el cansancio de un día de trabajo. No era culpa de nadie, puesto que los analistas en formación tenían que trabajar, pero lo recuerda como una experiencia difícil. Podemos para ello tener en cuenta que hizo su formación a una edad ya bastante avanzada, alrededor de los cincuenta y teniendo que ocuparse solo –ya que su primera esposa había muerto– de su pequeña hija Parthenope. Se refiere enseguida a lo que no puede ser aprendido en teoría, que implica no sólo la formación psicoanalítica, sino que la experiencia personal del analista le es necesaria para desarrollar su propia técnica, lo cual además significa conocer bien unas pocas teorías que deben pasar a formar parte de uno.
Se refiere también al recuerdo y al deseo y cómo se interponen entre el analista y la realidad, es decir interfieren en la experiencia emocional que está ocurriendo en la sesión con el paciente, y mientras el analista está intentando recurrir a “¿qué dijo ayer ese paciente?” o está pensando “qué voy a hacer este fin de semana” el análisis prosigue pero el analista no está presente.
En estos seminarios Bion dice que una vez que se ha completado la formación analítica es necesario evitar malos hábitos y quiere destacar su enfoque del análisis, citando una carta de Freud a Lou Andrea-Salomé, en la que Freud habla de la necesidad de cegarse artificialmente, dice que en el análisis es necesario arrojar un “penetrante rayo de oscuridad que ilumine la zona oscura”. En estos seminarios expone, para los analistas que lo escuchan, la necesidad de lograr estados mentales de “paciencia” para los momentos de “no comprensión” cuando el material de la sesión se presenta disperso, hasta haber encontrado el hecho seleccionado y en esos momentos poder lograr un estado de “seguridad” porque se ha encontrado un “hecho seleccionado” a lo que hasta entonces estaba disperso y que le da coherencia.
En su libro Transformaciones Bion utiliza un modelo para un aspecto de esa teoría: el modelo es el del reflejo de un árbol en la superficie de un lago: depende del estado de esa superficie, más calma o más tormentosa, así se verá el reflejo, es decir, el modelo es la atmósfera emocional. En ese sentido, en estos seminarios y en el intercambio con los analistas que lo escuchan y le preguntan, se percibe una atmósfera de mucho interés de parte del público y de una gran disposición al diálogo por parte de Bion. Al leer los seminarios, así como ocurre con otros escritos de Bion, se percibe que la fuerza y penetración de las ideas que expone equivalen a agitar la superficie del lago, ya que el lenguaje de Bion en estos seminarios de Buenos Aires contiene dudas, verdades a medias, misterios e incertidumbres.
Por último, no quiero dejar pasar en esta introducción un dato muy interesante: el analista que presentó el material clínico para la supervisión con Bion fue ni más ni menos que el Dr. Horacio Etchegoyen, que fue el primer analista latinoamericano presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Algunos de los comentarios de Bion al material clínico son muy interesantes: por ejemplo Bion dice que él piensa el training o formación psicoanalítica como un juego, tan serio y tan divertido como un juego. Enseguida se refiere a que los analistas conocemos los problemas que se presentan en los pacientes con inhibiciones en el juego y consideramos que esto es un síntoma muy serio. El niño que no puede jugar es siempre un paciente muy perturbado. Pero uno puede repetir los errores en el análisis. Bion dice que nuestro training psicoanalítico no es ni serio ni divertido y sostiene, en estos seminarios, que tendría que ser las dos cosas. En ese sentido recuerda su training analítico y lo recuerda como una experiencia que se realizaba en una habitación pequeña y calurosa, llena de humo, con un analista que estaba agotado, al igual que los estudiantes. Bion dice que no era culpa de nadie, pero que el análisis tenía que ser aprendido y enseñado en el tiempo que les quedaba libre, de modo que recuerda el tiempo durante su training analítico como una de las épocas más terribles de su vida. Llamo la atención sobre estos comentarios de Bion porque me parecen muy interesantes por la sinceridad que lo caracteriza y por el hecho de tratar de transmitir a los analistas que lo escuchaban en Buenos Aires no sólo sus hipótesis teóricas y clínicas sino porque, muy coherentemente con su personalidad y su forma de ser, intentó también transmitir su experiencia de vida.
Quiero terminar mi exposición recordando la última visita que hice al Dr. Etchegoyen antes que falleciera en julio de 2016. Cuando le pregunté sobre cómo había sido la supervisión con Bion me dijo que no recordaba al paciente pero que la supervisión con Bion había sido una experiencia muy interesante.
Referencias
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